En el fondo del alma
hay un mar de silencio...

Teresa Martín Taffarel

Una noche de julio llovía a mares y empezó a formarse en mi ventana un garabato.

Con él pinté por vez primera mis sentimientos en versos de colores. Con él descubrí un camino y un andar que me condujo al océano de mi ser: Alegrías y tristezas, sueños y desvelos, ausencias y silencios, amor, viento, cielo y mar.

Así, sembrando garabatos en el tiempo, revuelvo los mares y agito los ríos con torrentes de ternura contagiosa.

Y me imagino por un momento que con música celeste voy llenando de suspiros y notas las locuras de esta vida.

Entre sueños distraigo la mirada, esperando por el alba transparente y guardo tras estos garabatos el reflejo de una lágrima que siente.