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Noches de hotel

Se distraen las penas en los cuartos de hotel
con el heterogéneo concurso divertido
de yanquis, sacerdotes quincalleros infieles,
niñas recién casadas y mozas del partido.

Media luz... Copia al huésped la desconchada luna
en su azogue sin brillo; y flota en calendarios,
en cortinas polvorosas y catres mercenarios
la nómada tristeza de viajes sin fortuna.

Lejos quedó el terruño, la familia distante,
y en la hora gris de éxodo medita el caminante
que hay jornadas luctuosas y alegres en el mundo;

que van pasando juntos por el sórdido hotel
con el cosmopolita dolor del moribundo
los alocados lances de la luna de miel.


RAMÓN LÓPEZ VELARDE




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