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listado de poemas por primeros versos letra q

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51 poemas con la letra "q"

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Primavera de Griselda Álvarez Ponce de León
Qué aleluya volver de la ceniza, reconstruirse y nacer de nueva cuenta, volver los dos con unidad violenta y retomar la vida con más prisa. Ver nuestra primavera que improvisa con flores y con tallos su herramienta y sentir que la savia nos fermenta y que ya somos miel, calor, sonrisa. ...
Yo no puedo tenerte ni dejarte... de Sor Juana Inés de la Cruz
QUE DA MEDIO PARA AMAR SIN MUCHA PENA Yo no puedo tenerte ni dejarte, ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, se encuentra un no sé qué para quererte y muchos sí sé qué para olvidarte. Pues ni quieres dejarme ni enmendarte, yo templaré mi corazón de suerte que la mitad ...
Dime vencedor Rapaz... de Sor Juana Inés de la Cruz
Que demuestran decoroso esfuerzo de la razón contra la vil tiranía de un amor violento Dime vencedor Rapaz, vencido de mi constancia, ¿qué ha sacado tu arrogancia de alterar mi firme paz? Que aunque de vencer capaz es la punta de tu arpón, el más duro corazón, ...
Canto (V) de Mario Bojórquez
Qué desmedrada Encía Para tus cuatro dientes Qué espalda Que encorvada Ya no distingue El peso de lápidas atroces Qué desolada respiración Te pone en pie De: El deseo postergado Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007
Qué diera al mediodía por no ser yo... de Román Luján
QUÉ DIERA AL mediodía por no ser yo fijarme en otras cosas desentrañar con garfios las íntimas razones de que esta resolana abra cuchillos sobre la plaza pública explicar aquel traje que avanza contra la voluntad obesa de su dueño la risa desmontable del globero la cicatriz humanizando apenas el muslo ...
Poema (1) de Ricardo Yáñez
Qué es cantar sino saberse vivos para siempre qué reírse sino florecer desaliñadamente igual que en los llanos la manzanilla la coronilla el girasol En fin qué es estar vivos sino cantar reunidamente abriendo ...
La sexagésima segunda de Alejandro Aura
que está desnudo que anda a saltos que ruge gime brama las órbitas de sus ojos se han abierto hacia atrás hasta fundirse que ha sido espejo de dones y crisol de fantasías el cabello le nace como una fuente negra y hosca que tira al derredor palabras sucias y en horas que los demás...
Qué fácil sería para esta mosca... de Rubén Bonifaz Nuño
Qué fácil sería para esta mosca, con cinco centímetros de vuelo razonable, hallar la salida. Pude percibirla hace tiempo, cuando me distrajo el zumbido de su vuelo torpe. Desde aquel momento la miro, y no hace otra cosa que achatarse los ojos, con todo su peso, ...
Qué hago con mi corazón... de Eduardo Langagne
Qué hago con mi corazón? ¿Lo dejo que siga inquieto? ¿Lo impugno duro? ¿Lo reto? ¿Lo incluyo en esta canción? Cuando toda su expresión es separarse de mí y hacer todo para sí sin ni siquiera...
Colegas de Eduardo Zambrano
Qué hermosa época para vivir la poesía: entre los que le mendigan un poco de espacio a la red y otros a la vieja política. Los cibernautas y los mochileros, mis colegas en este precipicio de palabras y garrapatas que nos chupan el alma por igual. Yo apenas soy un poeta clasemediero, ...
Pelambre de Fabio Morábito
Qué hermoso debe ser tener una pelambre, ser homogéneos contra el frío, sentir como una cualidad intrínseca, y no como tarea, la vida. Sentir por la abundancia de los pelos que se está vivo para algo. Qué hermosa una pelambre espesa, un corazón inalcanzable, un corazón que está ...
Hacer ciudades de Alejandro Aura
Que la ciudad sea principio y fin porque no hay soplo que la hurte de su sitio; cimiento la sangre de quienes la habitaron modulando su espeso fundamento. Óyeme decir que no me iré. Que parta el solitario y se hunda en el viento entre los pájaros perdidos; que parta el hombre...
Mil novecientos treinta: Vistas fijas de Octavio Paz
Qué o quién me guiaba? No buscaba a nadie, buscaba todo y a todos: vegetación de cúpulas azules y campanarios blancos, muros color de sangre seca, arquitecturas: festín de formas, danza petrificada bajo las nubes que se hacen y se deshacen y no acaban de hacerse, siempre...
Tolerancia de Gerardo Deniz
Que ocupes una mesa frente a sillones obesos, escribiendo con diez dedos más despacio que yo con cinco, no es cosa que te perjudique, a decir verdad; tan estragados estamos Simplemente, consuma la transustaniación en los ene pisos del ascensor para que al llegar a la calle ...
Ruego del navegante de Tomás Segovia
Qué otro ruego ferviente Sino el de contar siempre con la espera segura De un lugar animoso de descarga y de tregua No un bastión no un refugio No otro domicilio Que el designado en pleno aire mudable Por el amor de la mirada Tibio lugar de espera no porque nadie llame No ...
Silvio, tu opinión va errada... de Sor Juana Inés de la Cruz
Que responde a un caballero que dijo ponerse hermosa la mujer con querer bien Silvio, tu opinión va errada; que en lo común, si se apura,no admiten por hermosurahermosura enamorada.Pues si bien de la extrañezael atractivo más grato,es el agrio de lo ingrato ...
La puerta de Carlos Pellicer
Que se cierre esa puerta que no me deja estar a solas con tus besos. Que se cierre esa puerta por donde campos, sol y rosas quieren vernos. Esa puerta por donde la cal azul de los pilares entra a mirar como niños maliciosos la timidez de nuestras dos caricias que no se dan porque la puerta, abierta... ...
La puerta de Carlos Pellicer
Que se cierre esa puerta que no me deja estar a solas con tus besos. Que se cierre esa puerta por donde campos, sol y rosas quieren vernos. Esa puerta por donde la cal azul de los pilares entra a mirar como niños maliciosos la timidez de nuestras dos caricias que no se dan porque...
Señora Lexotán de Enzia Verduchi
Qué son seis miligramos tres veces al día si con ello se pueden anestesiar los sentimientos, si controla la ansiedad del todo. No ríes, no lloras, no percibes ni el principio ni el fin del mundo. Basta con abrir la boca: el ama de casa no es indecisa ante la gama del supermercado; ...
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses... de Eduardo Lizalde
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses; que se pierda tanto increíble amor. Que nada quede, amigos, de esos mares de amor, de estas verduras pobres de las eras que las vacas devoran lamiendo el otro lado del césped, lanzando a nuestros pastos las manadas de hidras y langostas ...
Que te acaricie yo, tus pechos, ave... de Fernando del Paso
Que te acaricie yo, tus pechos, ave, como rezar las cuentas de un rosario. Y que mi amor badajo y campanario te lo repique yo, que yo te clave. Que sean mis manos, de tus muslos, llave. Tu rosa, de mis dedos, relicario, y en su fronda la lengua de un canario con mi lengua, la sal, que yo te lave. ...
Infancia de Nadia Contreras
Qué terquedad la muerte Los recuerdos ¡Quiero salir! Abrir la puerta a la madrugada Lejos de hospitales Y sábanas blancas No más pastillas para la vida No más agujas Son las cuatro a punto de amanecer Tengo sed La garganta es un nudo Afuera el mundo despierta Y tú eres un niño ...
Memoria del gato de Luis Alberto Arellano
Que tú ardas, mi gozosa como en el amor dulce de los 21 que tú ardas, deífica, en la llama salubre de los dioses que la ceniza te cubra espuria de borde a borde como los labios tuyos me daban continente que sientas tú arder la piel contra tu piel la llama contra tu vientre de pulido mármol ...
Presencia de José Emilio Pacheco
Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día, dejó cenizas de su sombra fiera? ¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? Acaso mía será la noche fúnebre y vacía que vuelva a ser de pronto...
Canción de diciembre de Alberto Blanco
Qué voluntad de permanencia la de este viejo pirú desabrigado que contra toda ley se sostiene de pie sobre el asfalto. Ya tiene seco el tronco pero tenaz ocupa el espacio y el tiempo, meciendo la breve ...
Algunos deseos de David Huerta
Que vuelvas a ver la enorme catedral y la erizada Capilla y sientas el paso distante, los rumores de los Cruzados y de San Luis. Que vuelvasa la calle Monsieru le Prince para asomarte a los escaparates y, luego, en la calle Vavin, a los inventos de los herboristas y su lento prodigio -la invisibilidad ...
Yalentay de Jaime Augusto Shelley
Queda mucho de las sombras primeras. El sol, espejo y humo, erecto, achica su ojo tutelar y se mece, inconforme, sobre las cosas de barro. Yalentay, ensimismado, abre los brazos: intenso invierno es su susurro. Y sus hijos, y los padres de esos hijos, que también se han marchado, ...
Quédate callado... de Alfonso Reyes
Quédate callado y solo: casi todo sobra y huelga. De la rama el fruto cuelga y la rosa del pecíolo, no a efectos del querer sólo, sino a la inerte ceguera que la visión exagera en alcance y en sentido; y lo que cantas dormido es tu canción verdadera. Quédate solo y callado: casi todo huelga ...
A la luna de Juan Díaz Covarrubias
Quédate, ¡oh luna!, plácida, argentada, queda con tus encantos, tu luz pura, yo ocultaré mi vida abandonada entre las sombras de la noche oscura. Y si alumbra tu luz, pálida y triste, a la hermosa que amé sin esperanza, dila que el llanto que en mis ojos viste, nadie en el mundo ...
En perseguirme, mundo, qué interesa... de Sor Juana Inés de la Cruz
Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimiento a las Musas ¿En perseguirme, mundo, qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intentoponer bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?Yo no estimo tesoros ni riquezas,y así, ...
Epitafio del hipócrita de Rosario Castellanos
Quería y no quería. Quería con su piel y con sus uñas, con lo que cambia y cae; negaba con sus vísceras, con lo que de sus vísceras no era aserrín, con todo lo que latía y sangraba en sus entrañas. Quería ser él y el otro. Siamés partido a la mitad, buscaba la columna de hueso para asirse, ...
Ninón Sevilla de Alejandro Aura
Querida Ninón Sevilla: quiero decirte que después de todo no ha sido tan difícil vivir como me parecía en aquellas tardes de domingo en el cine Lux; claro que mi abuela no me enseñó a quererte sino todo lo contrario pero mi educación fue tan tonta que mejor sigo puesto en tus trajes...
Carta al lobo de Carmen Boullosa
Querido Lobo: Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque, el mar vegetal que habitas, el abierto de ira en la oscuridad y en la luz que lo cruza a hurtadillas, en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera incluso de día o en el silencio, mar de resmas de hojas que caen ...
En las fuentes de Tomás Segovia
Quién desteje el amor Ése es quien me desteje No es nadie El amor se deshace solo Como la trenza del río destrenzada en el mar No estoy de amor tejido Estoy tejido de tejerlo De sacar de mis íngrimos telares Este despótico trabajo Eternamente abandonando el fleco que se aleja ...
Un consejo de familia de Juan de Dios Peza
Quién en la miseria y el amor concilia? Esto más que un problema es un misterio. Para hablar de un asunto que es tan serio, hubo ayer un consejo de familia. Hizo de presidente del consejo un hombrecito al que la edad agobia, y que además del chiste de ser viejo, es, nada menos, padre de mi novia. ...
Viejo estribillo de Amado Nervo
Quién es esa sirena de la voz tan doliente, de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna? —Es un rayo de luna que se baña en la fuente, es un rayo de luna... ¿Quién gritando mi nombre la morada recorre? ¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento...
Quien se acerca al abismo y no lo sabe, 1.1 de Francisco Magaña
Quien evoca la palabra en el templo de Barra de Panteones, sabe que la aniquilación es el instante del origen. Quien la desmenuza para encontrar siquiera uno de sus sentidos, olvida que el visitante aparece donde el mundo comienza a disiparse.
Barra de Panteones, 1.2 de Francisco Magaña
Quien evoca la palabra en el templo de Barra de Panteones, sólo es visible a los ojos que las gaviotas despedazaron. (De: Barra de Panteones)
Instantánea de Carmen Alardín
Quién pudiera decir que estás presente aunque tu audiencia duerma en las ventanas, aunque tu ausencia siempre inexplicable te convierta en pasado repentino. Quién pudiera decir que estamos juntos celebrando el milagro de las bodas, aunque un fúnebre viento nos transporte...
Para entonces de Manuel Gutiérrez Nájera
Quiero morir cuando decline al día, en alta mar y con la cara al cielo; donde parezca sueño la agonía, y el alma, un ave que remonta el vuelo. No escuchar en los últimos instantes, ya con el cielo y con el mar a solas, más voces ni plegarias sollozantes que el majestuoso tumbo de las ...
Canción de amor y sombra de Luis Rius Azcoita
Quiero sembrarme en ti. No me conformo con tu piel, ni con tu risa, con tu aliento. No me bastan tus ojos y tus labios. Tu sangre quiero. Tenderte junto a mí, desmadejar tu pelo sobre el césped, sentirlo embravecido como el torrente negro. Deslizar mi silencio por tu lengua. ...
Julito (4) de Jaime Sabines
Quiero una Tota, digo, a la hora del almuerzo y Julito se apresura a corregirme: No se dice Tota, papá se dice ko-ka-ko-la. Bueno, quiero una Coca Cola. A los tres años y medio, Julito aprende nuestro idioma después de habernos enseñado el suyo...
Vivir así de Maricruz Patiño
Quiero vivir arrancando palabras al silencio y que el amor crezca como una enredadera sin amo quiero escuchar la música hasta encontrar mi nombre quiero vivir con un rayo de luz en el corazón en fin, saberme despierta y ardiendo... De: Del mundo y otros cielos. 2004
Mejor que el vino de José Emilio Pacheco
Quinto y Vatinio dicen que mis versos son fríos. Quinto divulga en estrofas yámbicas los encantos de Flavia. Vatinio canta conyugales y grises placeres. Pero yo, Claudia, no he arrastrado tu nombre por las calles y plazas de Roma. Y el pudor y la astucia me obligan a guardar tales...
Quise mirar y me salieron ámpulas... de Román Luján
QUISE MIRAR Y me salieron ámpulas, abrir el párpado igual que otro abriría el cortinaje de su establecimiento, adentrarme en la fronda, dilapidar mi lecho de cenizas; pero las ámpulas habrían acribillado mi faz dórica, mi oscurecida risa de ventrílocuo, de orador que llega solo a miradores. ...
Viernes de Tomás Segovia
Quisiera haber nacido de tu vientre haber vivido alguna vez dentro de ti desde que te conozco soy más huérfano oh gruta tierna rojo edén caluroso qué alegría haber sido esa ceguera quisiera que tu carne se acordase de haberme aprisionado que cuando me miraras algo...
Epitafio para un poeta de Octavio Paz
Quiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades.
Hasta que el verso quede de Francisco Hernández
Quitar la carne, toda, hasta que el verso quede con la sonora oscuridad del hueso. Y al hueso desbastarlo, pulirlo, aguzarlo hasta que se convierta en aguja tan fina, que atraviese la lengua sin dolencia aunque la sangre obstruya la garganta.
Alondras que mueren deslumbradas (I)Quizá no hay más... de Jorge Fernández Granados
Quizá no hay más amor del que cabe una noche entre la manos Quizá un hombre y una mujer jamás llegan juntos al cielo. Son el oleaje y musgo que le pega plumas a sus brazos, apenas plumas de furia que se deshacen en el viento. Quizá en el invierno el amor es un lecho ...
Dos por la calle de Lucero Alanís de Gurrola
Quizás nunca sepamos el nombre de aquel perro ni a dónde dirige sus ojos Quizás el cansancio de sol duela más hondo en la sedienta boca que en las cadenas Quizás el bastón del hombre guíe al perro ciego De: Gualbet dans le rêve des autres / Gualbet en el sueño de otros ...