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25 poemas aleatorios en audio | |
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No quiere pasar por olvido lo descuidado
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Sor Juana Inés de la Cruz Por Guadalupe (Pita) Amor | |
Dices que yo te olvido, Celio, y mientes, en decir que me acuerdo de olvidarte, pues no hay en mi memoria alguna parte en que, aun como olvidado, te presentes. Mis pensamientos son tan diferentes y en todo tan ajenos de tratarte, que ni saben ni pueden olvidarte, ni si te olvidan... | |
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Post-scriptum
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Rosario Castellanos Por Rosario Castellanos | |
Mi antagonista (que soy siempre yo) me dice: Muy sencillo. Has resuelto tu problema como Spinoza, more geometricum : un lugar, una forma para permanecer y una función, quizá, para cumplir. Pero se te ha olvidado decir quién supervisa la coincidencia exacta entre el tornillo y lo... | |
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En que descubre digna estirpe a un borracho linajudo
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Sor Juana Inés de la Cruz Por Ofelia Medina | |
Porque tu sangre se sepa, cuentas a todos, Alfeo, que eres de Reyes. Yo creo que eres de muy buena cepa; y que, pues a cuentos topas con esos Reyes enfadas, que, más que Reyes de Espadas, debieron de ser de... | |
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Redondillas (Hombres necios que acusais...)
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Sor Juana Inés de la Cruz Por Manuel Bernal | |
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su desdén. ¡Por qué queréis que obren bien, si las incitáis al mal! Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que... | |
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Nariz
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Griselda Álvarez Ponce de León Por Griselda Álvarez Ponce de León | |
Si equidistante un punto no se mueve y a la mitad de tu rostro determina la total expresión por masculina sobresale mas bien por con su relieve si la emoción te clava o te conmueve se ensanchan sus aletas o se afina el perfil si tu olfato discrimina el aire duro de la dicha breve... | |
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Y siempre habrá una vez...
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Carmen Alardín Por Carmen Alardín | |
Te mataré sin tañer las campanas y sin doblar los goznes del insomnio. Te mataré sin la espada de Damocles, ni los principios de Arquímedes. Sin votos académicos ni juramentos falsos; casi sin zapatillas de charol... Sin la cita del toro entre la arena... Nada más por el gusto de matarte... | |
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Memoria
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José Carlos Becerra Por Julio Trujillo | |
He vuelto al sitio señalado, a tu rastro de aguas amargas; el atardecer ha caído al fondo del mar como un pecho muerto y una campana da la hora cubriéndome de espuma. Vuelvo a ti, el otoño y el grillo se unen en la victoria del polvo. Vuelvo a ti, vuelves a la caída, al primer acto... | |
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Ejecuciones (III)
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José Carlos Becerra Por Julio Trujillo | |
Alguien dice algo que sólo puede escuchar a través de sí mismo. Alguien apaga la luz de esa habitación vacía pero antes de cerrar la puerta vuelve a encenderla al alejarse por el pasillo, mirando en el umbral de los días que vienen cama revuelta, papeles y libros sobre la mesa... | |
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Piedra de sol
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Octavio Paz Por Octavio Paz | |
un sauce de cristal, un chopo de agua, un alto surtidor que el viento arquea, un árbol bien plantado mas danzante, un caminar de río que se curva, avanza, retrocede, da un rodeo y llega siempre: un caminar tranquilo de estrella o primavera sin premura, agua que con los párpados... | |
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Pasaje
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Octavio Paz Por Octavio Paz | |
Más que aire más que agua más que labios ligera ligera Tu cuerpo es la huella de tu cuerpo De: Ladera este | |
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Navegantes
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Eduardo Langagne Por Eduardo Langagne | |
Si la constelación indica el rumbo hay que mirar arriba y atrapar esa estrella en la mirada. Pero a tanta distancia ignorar es la ruta a navegar. Navegar é preciso viver não é preciso El timón no se corrige enderezando el barco. A babor se escribe. A estribor se reposa, pero late furioso el corazón... | |
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Las vírgenes caídas
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Manuel Ponce Por Manuel Ponce | |
A su primer suspiro, nadie tendió la mano; sólo el abismo. Después mil brazos corrieron al auxilio, pero ya entonces ella no quiso. Corría ya. Se deslizaba por el ventisco glaciar abajo, lanzada, pero guardando el equilibrio. Siempre reflujo abajo, más aprisa, siempre en vuelo, casi en vilo... | |
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Soneto I
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Carlos Pellicer Por Carlos Pellicer | |
Vuelvo a ti, soledad, agua vacía, agua de mis imágenes, tan muerta, nube de mis palabras, tan desierta, noche de la indecible poesía. Por ti la misma sangre tuya y mía corre el alma de nadie siempre abierta. Por ti la angustia es sombra de la puerta que no se abre de noche ni de... | |
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Ultimo viaje
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Enrique González Martínez Por Enrique Lizalde o Gastón Melo | |
Camino del silencio se ha ido. Va adelante de mí. Lleva su antorcha a salvo ya de la traición del aire. Va musitando el verso que no pudo decir la última tarde. Se perdió su sonrisa, y en sus ojos tiembla el hondo pavor del que ya sabe. Lo llamo, lo persigo. Ya no vuelve el rostro a mí... | |
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Yalentay
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Jaime Augusto Shelley Por Jaime Augusto Shelley | |
Queda mucho de las sombras primeras. El sol, espejo y humo, erecto, achica su ojo tutelar y se mece, inconforme, sobre las cosas de barro. Yalentay, ensimismado, abre los brazos: intenso invierno es su susurro. Y sus hijos, y los padres de esos hijos, que también se han marchado,... | |
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Lawn-tennis
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José Juan Tablada Por Sergio de Alva | |
Toda de blanco, finge tu traje sobre tu flanco griego ropaje. De la Victoria de Samotracia, mientes la gloria llena de gracia. ¡En vano ilusa fijas el pie!... Que no eres musa ni numen, que sin que disciernas un viento lírico sobre tus piernas sopla satírico; pues aunque... | |
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La feria
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Julio Torri Por Julio Torri | |
Y estando a Y estando amarrando un gallo Se me re Se me reventó el cordón Yo no sé Si será mi muerte un rayo... Los mecheros iluminan con su luz roja y vacilante rimeros de frutas, y a contraluz proyectan negras las siluetas de los vendedores y transeúntes... | |
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Tuércele el cuello al cisne...
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Enrique González Martínez Por Enrique Lizalde o Gastón Melo | |
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje que da su nota blanca al azul de la fuente; él pasea su gracia no más, pero no siente el alma de las cosas ni la voz del paisaje. Huye de toda forma y de todo lenguaje que no vayan acordes con el ritmo latente de la vida profunda. . .y... | |
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Veinticinco de abril, tarde
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Tomás Segovia Por Tomás Segovia | |
También ellaslas ágiles palabras Que nunca han sido mías Pero dónde podrían sino a mí decirse También ella me dan lo que no es suyo Pero de quien podrían ser sino de ellas Lo que su paso deja entre mis manos Y nunca fue su bien... | |
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Dificultades para decir la verdad
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José Emilio Pacheco Por José Emilio Pacheco | |
Practican el amor debidamente Hacen versos de fuego y los envían a sus destinatarias del convento Y cuando el Santo Oficio los sorprende hablan de la Levitación y la Unión Mística entre Cristo y la Iglesia... | |
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Nocturno de invierno
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José Juan Tablada Por Sergio de Alva | |
Mi inconsolable soledad se asombra, pues no sé en la ansiedad con que deliro si no te puedo ver por tanta sombra o si es de noche porque no te miro... ¡Pues siempre que tú llegas, la tiniebla disipas, ya tu voz ya tu mirada el silencio de músicas se puebla y cae sobre la noche la... | |
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Apariciones
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José Carlos Becerra Por Julio Trujillo | |
Aquel árbol, al atardecer, el aleteo apresurado de un pájaro, el crujido de una rama, la luz sobre la yerba como una obsesión sagrada, la penumbra de un cuarto, la ventana entreabierta, sobre la mesa un rayo del poniente como la mano de una niña inmóvil... | |
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Escorpiones
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José Emilio Pacheco Por José Emilio Pacheco | |
El escorpión atrae a su pareja y aferrados de las pinzas se observan durante un hosco día o una noche anterior a su extraña cópula y el término del encuentro nupcial: sucumbe el macho y es devorado por la hembra la cual (dijo el Predicador) es más amarga que la muerte... | |
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Mirando a la Gioconda
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Rosario Castellanos Por Rosario Castellanos | |
Te ríes de mi? Haces bien. Si yo fuera Sor Juana o la Malinche o, para no salirse del folklore, alguna encarnación de la Güera Rodríguez (como ves, los extremos, igual que Gide, me tocan) me verías, quizá, como se ve al espécimen representativo de algún sector social de un país... | |
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Lengua en garganta
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Oscar Oliva Por Oscar Oliva | |
Hablo con la quijada quebrada hablo con una mano entre dientes hablo con una cabeza sin quijada hablo con una voz sin cabellos. Hablo sin lengua, hablo sin ropa, hablo sin vegetación y sin garganta, hablo desde un cuerpo sin rodillas. Si pudiera hablar sin el cuerpo, lo haría, hablaría para siempre... | |
