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25 poemas aleatorios en audio | |
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El día empuja en el alba...
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Homero Aridjis Por Homero Aridjis | |
El día empuja en el alba cuerpos de humo blanco casas de niebla donde una ventana se abre con una cara azul cúpulas y cabezas de niño construidas hacia el fondo del cielo papeles curvados que en el viento son astros borrosos animalia que no sube por los intermitentes peldaños de la nube ... | |
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Autobiografía
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Amado Nervo Por Oscar Chávez o Claudio Obregón y Aurora Molina | |
Versos autobiográficos? Ahí están mis canciones, allí están mis poemas: yo, como las naciones venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada, no tengo historia: nunca me ha sucedido nada, ¡oh, noble amiga ignota!, qué pudiera contarte. Allá en mis años mozos adiviné del Arte la armonía... | |
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Julito (2)
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Mamá, tengo la barriga llena de hambre, dice. Y la mamá ríe y le trae la leche. Al rato, ya dormido, se sobresalta y mueve los brazos y las piernas. La mano de la madre le acaricia la espalda, se queda quieto. En su plácido rostro el corazón descansa. Vienen las estrellas en aviones... | |
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Los amorosos
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como... | |
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Palabras, frases, sílabas...
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Octavio Paz Por Octavio Paz | |
Palabras, frases, sílabas, astros que giran alrededor de un centro fijo. Dos cuerpos, muchos seres que se encuentran en una palabra. El papel se cubre de letras indelebles, que nadie dijo, que nadie dictó, que han caído allí y arden y queman y se apagan. Así pues, existe la poesía, el amor existe... | |
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Madrigal a María
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Manuel Ponce Por Manuel Ponce | |
He de cantar de hoy más a María, en el nombre del mar, la flor y el día. Madre: pues eres flor, mis palabras harás florecer. Madre, pues eres mar, insondable será mi canción. Madre: pues eres día, toda mi sombra ¡qué no te dirá! Y sólo dejaré de cantar a María, cuando ya no haya mar, ni flor, ni día... | |
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Crónica de Indias
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José Emilio Pacheco Por José Emilio Pacheco | |
Después de mucho navegar por el oscuro océano amenazante encontramos tierras bullentes en metales, ciudades que la imaginación nunca ha descrito, riquezas, hombres sin arcabuces ni caballos. Con objeto de propagar la fe y quitarlos de su inhumana vida salvaje... | |
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De los trabajos
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Juan Domingo Argüelles Por Juan Domingo Argüelles | |
Con piedras y maderas hago mi casa bajo el sol, la visto de ventanas para que el sol entre a habitarla. Cierro sus puertas luego de que ha partido el ocaso. Mi casa cruje bajo la lluvia que ha venido a mirarla. Mi casa es una tumba cálida en donde vivo yo mi muerte... | |
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Las manos
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Marco Antonio Montes de Oca Por Marco Antonio Montes de Oca | |
Amo estas manos. Destinadas por Dios para concluir mis muñecas, también son las privilegiadas que te acarician y tañen. Ante unos ojos las desperezo. Elevo el dedo meñique, tallo para la luna, espiga rematada en coraza de cal. Elevo otro dedo... | |
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Accidente
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Rosario Castellanos Por Rosario Castellanos | |
Temí... no el gran amor. Fui inmunizada a tiempo y para siempre con un beso anacrónico y la entrega ficticia capaz de simular hasta el rechazo y por el juramento, que no es más retórico porque no es más solemne. No, no temí la pira que me consumiría sino el cerillo mal prendido y... | |
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Los búhos
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Alberto Blanco Por Alberto Blanco | |
Detrás de cada nube, de cada monte de cada copa, de cada rama hay búhos en la noche. Se esconden en el humo de las pipas. Se alimentan de malentendidos y estrellas de neón. En la oscuridad se pueden confundir lo mismo con esas cenizas que con sus sombras. Con los faros gemelos de sus ojos... | |
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Llagado de su mano
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Gilberto Owen Por Claudio Obregón y Óscar Chávez | |
La ilusión serpentina del principio me tentaba a morderte fruto vano en mi tortura de aprendiz de magia. Luego, te fuiste por mis siete viajes con una voz distinta en cada puerto e idéntico quemarte en mi agonía. Lascivia temblorosa de las tardes de lluvia cuando tu cuerpo balbucía... | |
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Límite
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Rosario Castellanos Por Rosario Castellanos | |
Aquí, bajo esta rama, puedes hablar de amor. Más allá es la ley, es la necesidad, la pista de la fuerza, el coto del terror, el feudo del castigo. Más allá, no... | |
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Afrodita en el polvo
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Jaime Labastida Por Jaime Labastida | |
El sol, colérico de sales, contra el agua arremete. Hermano con hermana se acarician. Y un cielo azul está (cubriéndola), encima de la tierra: hijos nosotros de esa feroz contradicción, las bestias. Pero de líquenes, de aceites, el cielo en la tierra se vacía. Cargada queda así, a punto de parir lechuzas... | |
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Nocturno en que nada se oye
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Xavier Villaurrutia Por Alberto Dallal | |
En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte en esta soledad sin paredes al tiempo que huyeron los ángulos en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre para salir en un momento tan lento en un interminable... | |
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Brazo
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Griselda Álvarez Ponce de León Por Griselda Álvarez Ponce de León | |
Desde el apoyo que fundó tu brazo, desde tu fuerza que midió el paisaje cuando entero de abrigo y hospedaje te enredaste cabal en mi regazo, vas lloviendo semillas paso a paso en la fiesta del surco. Tu ramaje edifica inquietudes en el viaje por los alrededores del abrazo... | |
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Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío
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Carlos Pellicer Por Fernando Díez de Urdanivia | |
Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío, huérfano de mi amor, callas y esperas. En cautas y andrajosas primaveras me viste arder buscando un atavío. Vuelve donde a las rosas el rocío conduce al festival de sus vidrieras. Llaga que en tu costado reverberas, no tiene en mí ni un leve... | |
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Guía de la Ciudad de México
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Jaime Augusto Shelley Por Jaime Augusto Shelley | |
Desde las Lomas Heights, donde aún habitan, gozosos, los políticos enriquecidos, los antiguos banqueros, con su blanca (o verde) faz atónita y una numerosa flotilla de grandes capitanes de la industria y el comercio (que siguen nadando en la corriente, antes de que Neza los devore)... | |
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Diluvio
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Salvador Novo Por Salvador Novo | |
Espaciosa sala de baile alma y cerebro dos orquestas, dos, baile de trajes las palabras iban entrando las vocales daban el brazo a las consonantes. Señoritas acompañadas de caballeros y tenían trajes de la Edad Media y de muchísimo antes y ladrillos cuneiformes papiros, tablas, gama,... | |
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El juego de los cuatro tiempos
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Homero Aridjis Por Homero Aridjis | |
Creación abrió los ojos y salió el cuervo salió el bisonte salió la luna salió el viento salió la nube salió el árbol salió la nieve etc. salió el hombre salió la estrella salió la planta salió el venado salió la piedra etc. salió el delfín y sigue Descomposición con risa... | |
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Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses...
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Eduardo Lizalde Por Eduardo Lizalde | |
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses; que se pierda tanto increíble amor. Que nada quede, amigos, de esos mares de amor, de estas verduras pobres de las eras que las vacas devoran lamiendo el otro lado del césped, lanzando a nuestros pastos las manadas de hidras y langostas de... | |
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Consejos de un padre a su hija
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Poesía náhuatl Por Enrique Lizalde (español) y Lino Balderas (náhuatl) | |
Aquí estás, mi hijita, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal, mi hechura humana, la nacida de mí. Tú eres mi sangre, mi color, en ti está mi imagen. Ahora recibe, escucha: vives, has nacido, te ha enviado a la tierra el Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el hacedor de la gente... | |
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Responso por un poeta descuartizado
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Efraín Huerta Por Efraín Huerta | |
Claro está que murió como deben morir los poetas, maldiciendo, blasfemando, mentando madres, viendo apariciones, cobijado por las pesadillas. Claro que así murió y su muerte resuena en las malditas habitaciones donde perros, orgías, vino griego, prostitutitas francesas... | |
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Difícilmente, avanzando milímetros por año...
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Octavio Paz Por Octavio Paz | |
Difícilmente, avanzando milímetros por año, me hago un camino entre la roca. Desde hace milenios mis dientes se gastan y mis uñas se rompen para llegar allá, al otro lado, a la luz y el aire libre. Y ahora que mis manos sangran y mis dientes tiemblan, inseguros, en una cavidad rajada por la sed y el polvo... | |
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Bajo la tórrida ceremonia sin eclipse
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Marco Antonio Montes de Oca Por Marco Antonio Montes de Oca | |
Eres la estrella de mar sembrada en el cielo raso El invisible metal cuyo único peso es su nombre La ola en hombros del trigo El agua plural y antepasada El astro lapislázuli El astro verde veronés El astro amarillo iluminado El astro que al encenderse pierde los colores Y la alcoba del otoño... | |
