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25 poemas aleatorios en audio | |
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Densa luz del trópico
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Juan Bañuelos Por Juan Bañuelos | |
Hay burbujas de frutas en el olor del día. El verdeoscuro de la tarde entra a zancadas por el patio y se funde con el pequeño remolino que en medio del jardín hace girar las hojas como astros de un sistema solar sobre la ropa tendida. Contemplamos la jarra de agua y a un lado el cuchillo plateado con su filo de remordimientos... | |
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Una paloma en los ferries
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Efraín Huerta Por Efraín Huerta | |
Lentamente, la paloma violenta anidó en el hombro derecho de la muchacha negra. Lentamente, una sonrisa de oro se hizo luz en los labios de la muchacha... | |
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El retorno maléfico
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Ramón López Velarde Por Enrique Lizalde | |
Mejor será no regresar al pueblo, al edén subvertido que se calla en la mutilación de la metralla. Hasta los fresnos mancos, los dignatarios de cúpula oronda, han de rodar las quejas de la torre acribillada en los vientos de fronda. Y la fusilería grabó en la cal de todas las paredes... | |
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Viento
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Griselda Álvarez Ponce de León Por Griselda Álvarez Ponce de León | |
Qué fantasma es el tuyo! Qué presencia derrama exacto cuando lo convoco: reconstruye tu olor, tus pasos, toco la superficie de tu residencia. ¡Qué forma de copiarme tu apariencia! Qué completo tu abrazo si lo evoco y cómo se disuelve poco a poco en esta larga noche de la ausencia... | |
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Eureka!
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Eduardo Langagne Por Eduardo Langagne | |
Cuando ella sumerge su cuerpo en la bañera, no experimenta el agua el empuje hacia arriba que equivale a la fuerza del líquido desalojado. Arquímedes no se desespera. Se dispone a demostrar que un ángel pesa igual a la dicha de quien abraza ese cuerpo húmedo y alado... | |
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Elegías del amado fantasma (Primera elegía)
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Rosario Castellanos Por Carmen Farías | |
Inclinada, en tu orilla, siento como te alejas. Trémula como un sauce contemplo tu corriente formada de cristales transparentes y fríos. Huyen contigo todas las nítidas imágenes, el hondo y alto cielo, los astros inventados, la vehemencia ingrávida del canto... | |
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El mar sigue adelante
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José Emilio Pacheco Por Carmen Feito Maeso | |
Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el maren dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizarno le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia... | |
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He allí la vida
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Jaime Augusto Shelley Por Jaime Augusto Shelley | |
No se ama mucho o poco. Se entrega uno, decididamente, en un abrazo que dura toda la vida al ser que palpita en el encuentro: puede cambiar la persona, el ser sigue siendo el mismo. No se ama a veces, o porque sí. Se es siempre ese otro hecho vida presente y temporal. El amor no... | |
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De algún tiempo a esta parte
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José Emilio Pacheco Por José Emilio Pacheco | |
Aquí está el sol con su único ojo, la boca escupe fuego que no se hastía de calcinar la eternidad. Aquí está como un rey derrotado que mira desde el trono la dispersión de sus vasallos. Algunas veces, el pobre sol, el heraldo del día que te afrenta y vulnera, se posaba en su cuerpo... | |
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Sé que no sabes que recuerdo tanto...
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Tomás Segovia Por Pablo López del Castillo | |
Sé que no sabes que recuerdo tanto tu piel untuosa y pálida, amasada con fiebre y luna, y tu boca abrasada, blanda y jugosa y salada de llanto, y tu implorante gesto de quebranto, sobre tu frigidez crucificada y agradecida y tierna aunque insaciada, y mi esfuerzo patético entretanto,... | |
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Fuentes
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Alejandro Aura Por Alejandro Aura | |
La primera a duras penas se acerca el de la voz al pozo se asoma se abisma el alma pierde pie y cae como un idiota la ley clama sus fueros y esa no materia que hablaba se alebresta le da envidia que el sol salga tan recio haya música... | |
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Su trenza
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Amado Nervo Por Enrique Rambal | |
Bien venga, cuando viniere, la Muerte: su helada mano bendeciré si hiere... He de morir como muere un caballero cristiano. Humilde, sin murmurar, ¡oh Muerte!, me he de inclinar cuando tu golpe me venza; ¡pero déjame besar, mientras expiro, su trenza! ¡la trenza que le corté y que, piadoso, guardé... | |
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Con otras palabras
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Carmen Alardín Por Carmen Alardín | |
Y no regreses nunca por el mismo camino. Espera que los vientos remuevan las montañas y que la selva cambie su máscara de oxígeno. No vuelvas al conjuro de las mismas palabras. Que el Levántate y anda no sea un movimiento de tumbas que se abren. Espera que se cierre la muralla del... | |
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Linaje
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Rosario Castellanos Por Rosario Castellanos | |
Hay cierta raza de hombres (ahora ya conozco a mis hermanos) que llevan en el pecho como un agua desnuda temblando. Que tienen manos torpes y todo se les quiebra entre las manos; que no quieren mirar para no herir y levantan sus actos como una estatua de ángel amoroso y... | |
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Ritmo de viaje
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José Carlos Becerra Por Julio Trujillo | |
Este cuerpo que yo acaricio lentamente extendiendo la noche, este cuerpo donde yo he penetrado en mi propia distancia, en mi sofocamiento de sombra. Este vientre donde el amor abarca a la noche, estos senos donde la luz altera los signos, este cuerpo al que ahora me entrelazo, este... | |
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Paisaje
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Griselda Álvarez Ponce de León Por Griselda Álvarez Ponce de León | |
Amor, amante, amado, yo te digo con letras rojas toda mi alegría, por ti la pena entera gozaría, sin ti la dicha fuérame castigo. Amor, amante, amado. Me enemigo, si el amor me retira compañía, porque sin ti la vida es ironía y lenta muerte que en afán persigo. Árbol de mi costumbre y mi linaje... | |
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Cuadro
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Xavier Villaurrutia Por Alberto Dallal | |
Fuera del tiempo, sentada, la mano en la sien, ¿qué miras, mujer, desde tu ventana? ¿Qué callas mujer, pintada entre dos nubes de mármol? Será igual toda la vida tu carne dura y frutada. Sólo la edad te rodea como una atmósfera blanda. No respires, no. De tal modo el aire te quiere... | |
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Como el mar que regresa (I y II)
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Juan Domingo Argüelles Por Juan Domingo Argüelles | |
El mar siempre regresa; sus montañas saladas se alejan, pero vuelven; abren las cicatrices de la arena; rebosan de infinito los ojos que lo miran. El mar regresa siempre porque siempre está solo; vuelve a buscar las playas. Regresa... | |
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El oficio del río
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Eduardo Langagne Por Eduardo Langagne | |
Es oficio del río descifrar el secreto del agua. A los hombres del mundo, las mujeres, los niños, corresponde también descifrar el oficio del río. Como un río nacemos, sorteamos peligros, nuestro cauce se ensancha. Otras aguas nos hacen crecer: manantiales y lluvias, hilos de agua, nos nutren... | |
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Brazo
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Griselda Álvarez Ponce de León Por Griselda Álvarez Ponce de León | |
Desde el apoyo que fundó tu brazo, desde tu fuerza que midió el paisaje cuando entero de abrigo y hospedaje te enredaste cabal en mi regazo, vas lloviendo semillas paso a paso en la fiesta del surco. Tu ramaje edifica inquietudes en el viaje por los alrededores del abrazo... | |
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Filosofía del optimista
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Fayad Jamís Por Fayad Jamís | |
El optimista se sentó a la mesa, miró a su alrededor y se sirvió un poco de lo poco que halló. Le dijeron que había demasiado nada (en realidad había pocomucho) pero él devoró su ración sin hacer comentarios, abrió el periódico, se fumó su café y acabó de cenar en paz. Pensó: tengo derecho a comer con alegría... | |
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El mediodía parte el arroyo...
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Homero Aridjis Por Homero Aridjis | |
El mediodía parte el arroyo en delgadas mitades de sonido saca del lomo de la bestia crepitación y humo todo lo que es húmedo la hora lo ha bebido todo lo que respira en mi interior descansa las casas y el árbol tienen la oscuridad abajo ojos de tierra roja beben en el azul abierto... | |
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Otra vez en tu fondo empezó eso...
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Tomás Segovia Por Pablo López del Castillo | |
Otra vez en tu fondo empezó eso... Abre sus ojos ciegos, el gemido, se agita en ti, exigente y sumergido, emprende su agonía sin regreso. Yo te siento luchar bajo mi peso contra un dios gutural y sordo, y mido la hondura en que tu cuerpo sacudido se convulsiona ajeno hasta en su... | |
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Nocturno rosa
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Xavier Villaurrutia Por Alberto Dallal | |
Yo también hablo de la rosa. Pero mi rosa no es la rosa fría ni la de piel de niño, ni la rosa que gira tan lentamente que su movimiento es una misteriosa forma de la quietud. No es la rosa sedienta, ni la sangrante llaga, ni la rosa coronada de espinas, ni la rosa... | |
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Romanticismos
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Francisco González Léon Por Rosenda Monteros | |
Viejas cajitas de música, viejas cajitas de laca, cuya tapa en rectángulo decora la quietud de una pérgola, o la prez de los cármenes de Aranjuez: Cajas de música de las que ya no vienen ahora. Todo un mecanismo demodado: un peine de acero, un cilindro que gira, y sobre la mecánica... | |
