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25 poemas aleatorios en audio

 
   Cirabel Cirabel de Homero Aridjis

   Homero Aridjis
      Por Homero Aridjis    
primeros versos

Cirabel llego siempre a tu aposento con una confusión de bocas y una zozobra de hombre a traerte la ofrenda cotidiana de mis manos huecas Más o menos cuando la ceniza de la noche se derrama sobre tus pupilas igual que ante una ciudad inerme Anudado tu grito de silencio...

 
   Los caminos de toda carne Los caminos de toda carne  de Juan Bañuelos

   Juan Bañuelos
      Por Juan Bañuelos    
primeros versos

Si a la mitad del camino de tu vida aparece una mujer joven y se entrega a ti jadeante y despierta en tus brazos el peso insonoro voluptuoso de tierra de otros cuerpos que sin más resucitan y después lentamente se inclina y te besa desnudo recorriendo tu cuerpo y dice al final buenas noches te amo

 
   Valle de Ocosingo Valle de Ocosingo de Efraín Bartolomé

   Efraín Bartolomé
      Por Efraín Bartolomé    
primeros versos

El peso del silencio El valle que se aleja de sí mismo a galope Hoy vine a ver esta distancia que se fuga escondida tras el oro del día Qué hermoso espejo el sol para el valle extendido Vaga el pensamiento al ras de los potreros Desciende el alma culebrita a la canción del valle Un sonido de grillos ecos pájaros rasga la piel ...

 
   Redención de la noche Redención de la noche  de Marco Antonio Montes de Oca

   Marco Antonio Montes de Oca
      Por Marco Antonio Montes de Oca    
primeros versos

Tórnase la noche imperdonable crimen Cuando a solas, de espaldas al estío, Osamos contemplarla. Es crimen y es imperdonable Aunque los pájaros de piedra Sean todavía pisapapeles Para que la fe y el vigor, En la quinta estación, Nunca se nos vuelen. No importa que en la devota mano Germinen las bengalas...

 
   El espejo de los enigmas: los monos El espejo de los enigmas: los monos de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      Por José Emilio Pacheco    
primeros versos

Cuando el mono te clava la mirada estremece pensar si no seremos su espejito irrisorio y sus bufones...

 
   Ciclo Ciclo  de Marco Antonio Montes de Oca

   Marco Antonio Montes de Oca
      Por Marco Antonio Montes de Oca    
primeros versos

Un resplandor un trueno y luego nada, Hastío tal vez, Preocupación por tu cuerpo que no llega, Vigas en el ojo ajeno y en el propio, Cierta pantera prensada como flor Entre las tapas ardientes de la noche; Acaso tú Mojada fabulosamente en la esperanza, Quizá los anillos En que un planeta baila sin hallar salida...

 
   Lubina Lubina de Juan Rulfo

   Juan Rulfo
      Por Juan Rulfo    
primeros versos

De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda, y la loma que sube hacia Luvina la nombran Cuesta de la Piedra Cruda...

 
   Diles que no me maten Diles que no me maten de Juan Rulfo

   Juan Rulfo
      Por Juan Rulfo    
primeros versos

Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad. No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti. Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno...

 
   Hacia el cristal secreto de los frutos Hacia el cristal secreto de los frutos de Enriqueta Ochoa

   Enriqueta Ochoa
      Por Enriqueta Ochoa    
primeros versos

Dios mío, de tus labios bajan ríos de luz hacia el cristal secreto de los frutos y amanecen maduros. Muchos hombres vienen al mundo a buscarse un lugar. Yo he venido en éxtasis desde el alba, atraída al aroma que escapa de tus cestos, pidiendo dormir entre tus frutos esta noche...

 
   Solamente él Solamente él de Nezahualcóyotl

   Nezahualcóyotl
      Por Raúl Dantés    
primeros versos

Solamente él, el dador de la vida. Vana sabiduría tenía yo, ¿acaso alguien no lo sabía? ¿acaso alguien? No tenía yo contento al lado de la gente. Realidades preciosas haces llover, de ti proviene tu felicidad, ¡dador de la vida!, olorosas flores, flores preciosas, con ansia yo las...

 
   Pero el agua recorre los cristales... Pero el agua recorre los cristales... de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      Por Carmen Feito Maeso    
primeros versos

Pero el agua recorre los cristales musgosamente. Ignora que se altera lejos del sueño todo lo existente. Y el reposo del fuego es tomar forma con su pleno poder de transformarse. Fuego del aire y soledad del fuego al incendiar el aire que es de fuego. Fuego es el mundo que se extingue y cambia para durar...

 
   Noche múltiple Noche múltiple de Carmen Alardín

   Carmen Alardín
      Por Carmen Alardín    
primeros versos

Un jueves de noviembre nacimos a la noche después de haber dormido tantas veces en la diurna matriz de los presagios. Nos quedamos desnudos en la calle y escudados tras las rosas del Pekín imperial. resistimos a ciegas los lamentos del Bowery. Un jueves de noviembre desligamos del tiempo los frutos...

 
   A medianoche... A medianoche... de Jaime Sabines

   Jaime Sabines
      Por Jaime Sabines    
primeros versos

A medianoche, a punto de terminar agosto, pienso con tristeza en las hojas que caen de los calendarios incesantemente. Me siento el árbol de los calendarios. Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja preguntándome: si es huérfano el que pierde un padre, si es viudo el que ha perdido la esposa...

 
   Llanto Llanto de Griselda Álvarez Ponce de León

   Griselda Álvarez Ponce de León
      Por Griselda Álvarez Ponce de León    
primeros versos

Viuda de ausencia toco la mañana, es tan igual invierno y lejanía, que quizá se pudiera se podría abrir la noche junto a tu ventana. Al gallo inútil con su inútil diana en el alba su canto estrellaría, no pasaría el sol no pasaría envuelto ya de noche en su sotana. Viuda de ausencia...

 
   La sexagésima séptima La sexagésima séptima de Alejandro Aura

   Alejandro Aura
      Por Alejandro Aura    
primeros versos

hacia dónde las cosas se dirigen no la vida y no los grandes temas el objeto la cosa material lo natural ajeno y cierto y todo lo que hacemos como el poliuretano y el vinyl el aluminio el nailon sus juegos de moléculas abren ante mí los ojos asombrados...

 
   Viajes en avión Viajes en avión de Jaime Labastida

   Jaime Labastida
      Por Jaime Labastida    
primeros versos

Qué alegría decidir qué beber, cómo morir, por qué, y en dónde. Quisiera morir, así, bajo un gran árbol. Desearía ser quemado; que mis cenizas irritaran, polvo, los ojos de la que amo; que fueran sólo la mancha en un libro pasados los años. Podría morir aquí, sin duda. No todo sitio es bueno...

 
   Sílabas para el maxilar de Franz Kafka Sílabas para el maxilar de Franz Kafka de Efraín Huerta

   Efraín Huerta
      Por Efraín Huerta    
primeros versos

Oh vieja cosa dura, dura lanza, hueso impío, sombrío objeto de árida y seca espuma; ola y nave, navío sin rumbo, derrumbado y secreto como la fórmula del alquimista; velero sin piloto por un mar de aguda soledad; barca para pasar al otro lado del mundo, enfilados hacia el cielo...

 
   Vanagloria o alabanza en boca propia Vanagloria o alabanza en boca propia de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      Por José Emilio Pacheco    
primeros versos

A pulso A fuerza Infatigablemente y sin prisa ni pausa he conquistado para siempre un sitio a la izquierda del cero El absoluto ceroel más rotundo irremontable resbaloso cero Obtuve un buen lugar en la otra fila Junto a los emigrantes expulsados de la posteridad y ésta es la historia...

 
   Nocturno llanto Nocturno llanto de Elías Nandino

   Elías Nandino
      Por Elías Nandino    
primeros versos

Ese llanto invencible que brota a media noche, cuando nadie nos ve ni nuestros propios ojos pueden atestiguarlo, porque es llanto reseco, privado de su sal, desvestido de linfa, con aridez de fiebre y amargo como el humo de los remordimientos. Ese llanto que irrumpe sin causa y sin...

 
   Conversación romana Conversación romana de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      Por José Emilio Pacheco    
primeros versos

En Roma aquel poeta me decía: No sabes cuánto me entristece verte escribir prosa efímera en periódicos. Hay matorrales en el Foro. El viento unge de polvo el polen. Ante el gran sol de mármol Roma pasa del ocre al amarillo, el sepia, el bronce. Algo se está quebrando en todas partes. Se agrieta nuestra edad...

 
   Hoy llueve, es tu primera lluvia... Hoy llueve, es tu primera lluvia... de José Carlos Becerra

   José Carlos Becerra
      Por Julio Trujillo    
primeros versos

Hoy llueve, es tu primera lluvia, el abismo deshace su rostro. Cosas que caen por nada. Vacilaciones, pasos de prisa, atropellamientos, crujido de muebles que cambian de sitio, collares rotos de súbito; todo forma parte de este ruido terco de la lluvia. Hoy llueve por nada, por no...

 
   Mi secreto Mi secreto de Amado Nervo

   Amado Nervo
      Por Enrique Rambal    
primeros versos

Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdido de amores por un ser desaparecido, por un alma liberta, que diez años fue mía, y que se ha ido... ¿Mi secreto? Te lo diré al oído: ¡Estoy enamorado de una muerta! ...

 
   Me pondré la manzana Me pondré la manzana de Eduardo Langagne

   Eduardo Langagne
      Por Eduardo Langagne    
primeros versos

Me pondré la manzana en la cabeza, si aprendiste a tirar, en ti confío. Y si aún no es el tiempo en que debías, lo sabremos después de que dispares. De cualquier modo, me pondré la manzana en la cabeza.

 
   Tu grupa blanca y ciega se remueve... Tu grupa blanca y ciega se remueve... de Tomás Segovia

   Tomás Segovia
      Por Tomás Segovia    
primeros versos

Tu grupa blanca y ciega se remueve Bajo la seriedad de las caricias Tu inquieta grupa zalamera Entrevero de fiebres y de fríos Tu grupa de molicie inaplacada Nudo vivaz y obtuso de tu cuerpo En el coloquio a oscuras de las pieles Le prestamos al mundo nuestra carne Para que inscriba...

 
   La soñadora de Ávila La soñadora de Ávila   de Manuel Ponce

   Manuel Ponce
      Por Manuel Ponce    
primeros versos

Vivo en mi primer morada de Amadís y de Morgante, de soñadora y amante y de estar enamorada. Os estoy a vuestra espada, a vuestra voz de diamante; mas vivo, de tal talante, sin vos, sin Dios y sin nada. Por eso, de hoy más, persigo sobre rocín clavileño un Dios Andante y amigo...