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listado de poemas por primeros versos letra t

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129 poemas con la letra "t"

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Preludio de Francisco A. de Icaza
También el alma tiene lejanías; hay en la gradación de lo pasado una línea en que penas y alegrías tocan en el confín de lo soñado: también el alma tiene lejanías. En esos horizontes de olvido la sujeción de la memoria pierdo y no sé dónde empieza lo fingido y acaba lo real de mi recuerdo ...
Leyes de la perspectiva (Canciones fugitivas, 5) de Tomás Segovia
También el hombre que partió a un retorno Que hizo con pulso firme el equipaje Y tomó de la mano a su mirada Para llevarla allá A que beba de nuevo Lo que ella y no ve que bebió un día También ése retorna Y si volver tiene aún la fuerza De callar largamente ...
Veinticinco de abril, tarde de Tomás Segovia
También ellas las ágiles palabras Que nunca han sido mías Pero dónde podrían sino a mí decirse También ella me dan lo que no es suyo Pero de quien podrían ser sino de ellas Lo que su paso deja entre mis manos Y nunca fue su bien Como lo que nos da con asombro...
Lamentación por una perra (I. Monelle) de Eduardo Lizalde
También la pobre puta sueña. La más infame y sucia y rota y necia y torpe, hinchada, renga y sorda puta, sueña. Pero escuchen esto, autores, bardos suicidas del diecinueve atroz, del veinte y de sus asesinos: sólo sabe soñar al tiempo mismo de corromperse. Ésa es la clave. ...
Dialéctica de Tomás Segovia
También yo desigual mía Sobre el difícil sendero movedizo Y siempre precariamente Tentado y con terror y torpe esquivo El peligro de...
Tan rubia es la niña... de Amado Nervo
Tan rubia es la niña que cuando hay sol, no se la ve. Parece que se difunde en el rayo matinal, que con la luz se confunde su silueta de cristal, tinta en rosas, y parece que en la claridad del día se desvanece la niña mía. Si se asoma mi Damiana a la ventana, y colora la aurora...
Balance de Griselda Álvarez Ponce de León
Tanto pugnar por definir la vida, tanto por detener el tiempo breve por sostener el pulso que nos mueve por dejar testimonio de la huida. Y ver la primavera malparida o el verano febril que nos remueve, el otoño temblón que nos conmueve y el invierno en su muerte desceñida. Después, ...
Verano de Griselda Álvarez Ponce de León
Tarde caliginosa. Se desploma del barómetro lúbrico la escala. Un calor enervante es la antesala de la recia tormenta que se asoma. La lumbre de la tarde es un aroma que huele a madurez. La bestia mala de instintos subterráneos hace gala y lentamente mata a una...
Fósiles (III) de Jair Cortés
Tarde se descubre la primera arruga. Tarde, demasiado tarde, cuando demasiado es un don en lo fugaz. Tarde es en la nuca de quien se recuesta para morir profundo sobre el pecho de su tumba. De: Dispersario Poema proporcionado por el autor
Tras los adioses últimos de Manuel Maples Arce
Tardes alcanforadas en vidrieras de enfermo, tras los adioses últimos de las locomotoras, y en las palpitaciones cardíacas del pañuelo hay un desgarramiento de frases espasmódicas. El ascensor eléctrico y un piano intermitente complican el sistema de la casa de apartmentes , ...
Íntegro de Francisco González Léon
Tardes de beatitud en que hasta el libro se olvida porque el alma está diluida en un vaso de quietud. Tardes en que están dormidos todos los ruidos. Las tardes en que parece que están como anestesiadas todas las flores del huerto, y en que la sombra parece más sombría, ...
Mar de Xavier Villaurrutia
Te acariciaba, mar, en mi desvelo. Te soñaba en mi sueño, ¡inesperado! Te esperaba en la sombra recatado y te oía en el silencio de mi duelo. Eras, para mi cuerpo, cielo y suelo; símbolo de mi sueño, inexplicado; olor para mi sombra, iluminado; rumor en el silencio de mi celo. ...
Canto (III) de Mario Bojórquez
Te acercas A los patios De las primeras casas El ruido De tus trastos Altera los ladridos Pareces Una sombra Que se mueve En el aire De: El deseo postergado Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007
Cantares de Antonio Plaza
Te adoré como a una virgen cuando conocí tu cara; pero dejé de adorarte cuando conocí tu alma. Cuestión de vida o muerte son las pasiones, si alguien lo duda, deja que se apasione. Las heridas del alma las cura el tiempo, y por eso incurables son en los viejos. Los astros serán, mi vida, ...
Te amo ahí contra el muro destruido de Homero Aridjis
Te amo ahí contra el muro destruido contra la ciudad y contra el sol y contra el viento contra lo otro que yo amo y se ha quedado como un guerrero entrampado en los recuerdos Te amo contra tus ojos que se apagan y sufren adentro esta superficie vana y sospechan venganzas ...
Una luciérnaga bajo la lengua de Coral Bracho
Te amo desde el sabor inquieto de la fermentación; en la pulpa festiva. Insectos frescos, azules. En el zumo reciente, vidriado y dúctil. Grito que destila la luz: por las grietas frutales; bajo el agua musgosa que se adhiere a las sombras. Las papilas, las grutas. En las tintas herbáceas, ...
La desilusión de Eduardo Langagne
Te azota. Trenza un látigo de lianas secas. Se mofa —manojo de flores marchitas que se agita frente a tu rostro—. Te obliga a respirar aire doliente, a beber agua estancada. Distrae tus oídos con sonidos...
Ante el ara de Efrén Rebolledo
Te brindas voluptuosa e impudente, y se antoja tu cuerpo soberano intacta nieve de crestón lejano, nítida perla de sedoso oriente. Ebúrneos brazos, nuca transparente, aromático busto beso ufano, y de tu breve y satinada mano escurren las caricias lentamente. Tu seno se hincha como láctea ola,
Te desnudas igual... de Jaime Sabines
Te desnudas igual que si estuvieras sola y de pronto descubres que estás conmigo. ¡Como te quiero entonces entre las sábanas y el frío! Te pones a flitrearme como a un desconocido y yo te hago la corte ceremonioso y tibio. Pienso que soy tu esposo y que me engañas...
Te enterramos ayer... de Jaime Sabines
Te enterramos ayer. Ayer te enterramos. Te echamos tierra ayer. Quedaste en la tierra ayer. Estás rodeado de tierra desde ayer. Arriba y abajo y a los lados por tus pies y por tu cabeza está la tierra desde ayer. Te metimos en la tierra, te tapamos con tierra ayer. Perteneces a la tierra...
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (VI) de Jaime Sabines
Te enterramos ayer. Ayer te enterramos. Te echamos tierra ayer. Quedaste en la tierra ayer. Estás rodeado de tierra desde ayer. Arriba y abajo y a los lados por tus pies y por tu cabeza está la tierra desde ayer. Te metimos en la tierra, te tapamos con tierra ayer...
Suceso de Nadia Contreras
Te gusta mirar el sol en mitad de la luna Antes del asombro hay silencio Recuerdo Luego la oscuridad Hasta el cuarto donde tu madre Aguarda el momento El alfiler en la falda del vestido La protege Tu hermano está a punto de nacer Del libro inédito: Valle de espejos ...
Que ahorita vuelve de Coral Bracho
Te hace una seña con la cabeza desde esa niebla de luz. Sonríe. Que sí, que ahorita vuelve. Miras sus gestos, su lejanía, pero no la escuchas. Polvo de niebla es la arena. Polvo ficticio el mar. Desde más lejos, frente a ese brillo que lo corta te mira, te hace señas. Que sí, que ahorita vuelve. ...
Animal a cuatro patas de Nadia Contreras
Te he mentido Olga Lucía. Ahora que tú me escuchas desde el espejo En que te contemplo desnuda Quiero decirte que para ti la vida no ha sido Tan mala. También fui yo la que se quedó sola. No el dolor entre las piernas Pero sí el abandono como una mina estallando Mi cuerpo. ...
Conjuros para el primer viento de Raquel Huerta - Nava
Te invoco ahora después de tanto tiempo de todas las derrotas de la carne en los grises pasillos de hospital donde los blancos sueños de la muerte desfilan como el fuego de san Telmo(hospicios de escritura) Te llamo ahora después de tanto tiempo gradación de intensidades ...
Y siempre habrá una vez... de Carmen Alardín
Te mataré sin tañer las campanas y sin doblar los goznes del insomnio. Te mataré sin la espada de Damocles, ni los principios de Arquímedes. Sin votos académicos ni juramentos falsos; casi sin zapatillas de charol... Sin la cita del toro entre la arena... Nada más por el gusto de...
Te miro mirarte en mi cuerpo... de Luis Alberto Arellano
Te miro mirarte en mi cuerpo, ser el eco de mis miembros. Atrevo el contorno de tu sexo. Nada puede vencer la crudeza del silencio. Nada puede el fragor de la carne ni el húmedo roce, nada la memoria del estruendo. Nada puede el silencio en contra del silencio. Es esta la materia del ...
Después de Amado Nervo
Te odio con el odio de la ilusión marchita. ¡Retírate! He bebido de tu cáliz, y por eso mis labios ya no saben dónde poner su beso; mi carne, atormentada de goces, muere ahíta. Safo, Crisis, Aspasia, Magdalena, Afrodita, cuanto he querido fuiste para mi afán avieso. ¿En dónde hallar espasmos, ...
Canto (VI) de Mario Bojórquez
Te quedaste sin tierra Partícula de polvo dispersada Te quedaste en el irte El ir te dio tu casa Labró tu sombra Puso en el patio Tu maceta de lirios congelados Pero en el ir también Quedaron los deseos Plantados a orillas del camino Arboleda de natas Para tu pie ligero ...
Te quiero a las diez de la mañana de Jaime Sabines
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida...
Rendición de Luis G. Urbina
Te quiero porque en tu alma vive el germen de ternura infinita, como diáfana gota de rocío sobre una flor marchita; te quiero porque he visto doblegarse tu espléndida cabeza; porque sé bien que en medio de la orgía te invade la tristeza; porque has pasado por la senda estrecha en los grandes ...
Te quiero porque tienes... de Jaime Sabines
Te quiero porque tienes las partes de la mujer en el lugar preciso y estás completa. No te falta ni un pétalo, ni un olor, ni una sombra. Colocada en tu alma, dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo, leche de luna en las oscuras hojas. Quizás me ves, tal vez...
Al mar de Guillermo Prieto
Te siento en mí: cuando tu voz potente saludó retronando en lontananza, se renovó mi ser; alce la frente nunca abatida por el hado impío, y vibrante brotó del pecho mío un cántico de amor y alabanza. Te encadenó el Señor en estas playas cuando, Satán del mundo, temerario plagiando el ...
Día domingo de Alejandro Aura
Te tomaré descalza en día domingo, te santificaré, te haré feliz. Andaremos rodando por la casa —le pondremos alfombras— y correremos las cortinas para que entre el sol. Tomaremos cerveza y nos bañaremos. A la hora de comer encenderemos el radio y con las noticias...
Accidente de Rosario Castellanos
Temí... no el gran amor. Fui inmunizada a tiempo y para siempre con un beso anacrónico y la entrega ficticia capaz de simular hasta el rechazo y por el juramento, que no es más retórico porque no es más solemne. No, no temí la pira que me consumiría sino el cerillo mal prendido ...
Tendida y desgarrada de Octavio Paz
Tendida y desgarrada, a la derecha de mis venas, muda; en mortales orillas infinita, inmóvil y serpiente. Toco tu delirante superficie, los poros silenciosos, jadeantes, la circular carrera de tu sangre, su reiterado golpe, verde y tibio. Primero es un aliento amanecido, ...
Relámpago en reposo de Octavio Paz
Tendida, piedra hecha de mediodía, ojos entrecerrados donde el blanco azulea, entornada sonrisa. Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león. Luego te tiendes, delgada estría de lava en la roca, rayo dormido. Mientras duermes te acaricio y te pulo, hacha esbelta, ...
Los novios de Octavio Paz
Tendidos en la yerba una muchacha y un muchacho. Comen naranjas, cambian besos como las olas cambian sus espumas. Tendidos en la playa una muchacha y un muchacho. Comen limones, cambian besos como las nubes cambian sus espumas. Tendidos bajo tierra una muchacha ...
Poema de Ricardo Yáñez
Tenemos que rodear este tiempo de pájaros, dijo la prima Eva, que sabía de la inutilidad de todo esfuerzo, por lo cual -ella agónica- me sorprendió. ¿Te acuerdas que reía?, musitó como en fiebre y fue cuando el relámpago partió en dos su árbol. Partía ella hacia el fondo de sí, hacia la sangre ...
Mediodía de Jaime Torres Bodet
Tener, al mediodía, abiertas las ventanas del patio iluminado que mira al comedor. Oler un olor tibio de sol y de manzanas. Decir cosas sencillas: las que inspira el amor... Beber un agua pura, y en el vaso profundo ver coincidir los ángulos de la estancia cordial. Palpar, en un durazno, ...
Oscuras monedas de Lucero Alanís de Gurrola
Tengo miedo a los pordioseros me persiguen hasta mi cuarto hasta la oscuridad de la conciencia Llegan a mí como espectros por la noche con sus ojos que son monedas que son mendrugos escasos que ofrecí Y sin piernas el alma se arrastra demanda atención a esa hambre que no conocemos : ...
Nocturno grito de Xavier Villaurrutia
Tengo miedo de mi voz y busco mi sombra en vano. ¿Será mía aquella sombra sin cuerpo que va pasando? ¿Y mía la voz perdida que va la calle incendiando? ¿Qué voz, qué sombra, qué sueño, despierto que no he soñado, serán la voz y la sombra y el sueño que me han robado? ...
Tengo ojos... de Jaime Sabines
Tengo ojos para ver en esta noche algo de lo que soy, tengo el oído oyendo. Estoy en este cuarto, están mis sueños. Detrás de cada sombra hay algo mío. Sentado en cada silla hay uno, obscuro, y a mis pies, en la cama, me están viendo. Creo que son como yo...
La bella implora amor de Eduardo Lizalde
Tengo que agradecerte, Señor -de tal manera todopoderoso, que has logrado construir el más horrendo de los mundos-, tengo que agradecerte que me hayas hecho a mí tan bella en especial. Que hayas construido para mí tales tersuras, tal rostro rutilante y tales ...
Statu quo de José Emilio Pacheco
Tengo que rebelarme ante mi sumisión y someterme ante mi rebeldía. Las aguas estancadas me miran fijamente: piden que les revoque la compuerta. Lo hago. Y la piedad no alcanza su entumecimiento, su triste analogía con la mula / que rompió el círculo...
El oficio de Eduardo Langagne
Tengo una mesa. Puedo escribir tengo una mesa. Tengo una silla. Puedo escribir tengo una silla. Aún más: tengo papel y tinta. Puedo escribir sobre el papel, con esta tinta. Pero la poesía no está en lo que ya...
Club italiano de Fabio Morábito
Tenía una alberca regular, cinco o seis canchas de tenis, una cafetería que daba a un poco de jardín, luego un frontón y un gran salón de baile. No era gran cosa, su mejor época debió de ser, por los cincuenta o los sesenta, mi padre se hizo socio cuando ya estaba decayendo lentamente, como...
Tesoro concedido gota a gota... de Salvador Novo
Tesoro concedido gota a gota: el perfume a la flor, la luz a una sorprendida mirada que la cuna sombra, siglos incógnitos derrota. Férvido manantial, la vida brota dilapidada en horas su fortuna; fulge la noche lágrima de luna, se contiene la música en la nota. Uno —de sus amargas...
El molino y llano de Escamela de José Joaquín Pesado
Tibia en invierno, en el verano fría brota y corre la fuente: en su camino el puente pasa, toca la arquería, y mueve con sus ondas el molino: espumosa desciende, y se desvía después, en curso claro y cristalino copiando a trechos la enramada umbría y el cedro añoso y el gallardo pino. ...
Una roca por mitades de Luis Alberto Arellano
Tiembla cielo han llegado son los bárbaros que asoman al horizonte de la acrópolis. Han venido de tan lejos, distinta tierra a la que nombramos madre con sus batallas deslizándose en la niebla con sus caballos de formas extrañas, sus magos que todo lo crean, con sus cacharros y sus vicios ...