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25 poemas aleatorios | |
Muchas sendas hollé, muchos caminos solicitaron el afán creciente, de contrastar los usos de la gente y confundirme con los peregrinos. Mezclaba los sabores de los vinos en cada clima caprichosamente, y yo no sé si ello fue prudente o si mis pasos fueron desatinos. Había que buscar la ruta cierta... | |
Fuego sutil circula por mis venas al contemplar tus seductores ojos, y la sonrisa de tus labios rojos, y la gracia gentil con que enajenas. A tus palabras, de dulzura llenas, de mi estéril desierto los abrojos convertiste en edén, y por despojos quedó mi alma de amor en tus cadenas. ... | |
Siempre aguijo el ingenio en la lírica; y él en vano al misterio se asoma a buscar a la flor del Deseo vaso digno del puro Ideal. ¡Quién hiciera una trova tan dulce, como el espíritu fuese un aroma, un ungüento de suaves caricias, con suspiros de luz musical! Por desdén a la pista plebeya, ... | |
En esta calle a oscuras que boquea amordazada Bajo el negro sofoco Sólo la luna y yo Marcho hacia ella y retrocede Me quedo quieto y se detiene Atónita y curiosa Tan blanca tan redonda tan grande tan de hielo En la espesa engrura amroatada No sería creíble fuera de este momento ... | |
para B. Snodgrass Las tonalidades de tu voz serena en la mañana de febrero son un blues sobre una barca en la polvosa rivera del bajo Manhattan. Cálices que son relámpagos bailan sobre el agua exponen el mundo en un instante la vida que no compartimos es el dorado ... | |
Qué son seis miligramos tres veces al día si con ello se pueden anestesiar los sentimientos, si controla la ansiedad del todo. No ríes, no lloras, no percibes ni el principio ni el fin del mundo. Basta con abrir la boca: el ama de casa no es indecisa ante la gama del supermercado; ... | |
Nombras el árbol, niña. Y el árbol crece, lento, alto deslumbramiento, hasta volvernos verde la mirada. Nombras el cielo, niña. Y las nubes pelean con el viento y el espacio se vuelve un transparente campo de batalla. Nombras el agua, niña. Y el agua brota, no sé dónde, brilla ... | |
Todo al revés. Yo? Sol y... | |
Para Jorge Esquinca El poeta no duerme: viaja por la cuerda del tiempo. El poeta está hecho de memoria: por eso lo deshace el olvido. El poeta no descansa: el tiempo lo desgasta para probar que existe. | |
Maté la nube de mis pensamientos, cedí terreno a los pensamientos de la nube. Predije con Apollinaire las nuevas artes, advertí en un claro del bosque otras manchas verdeclaras, ardientes zonas en que pude establecer una pausa encastillada, labios que sonríen ... | |
Habiendo comprado los bienes que más excitaron su deseo las mujeres de Argos miraron con dulzura a los fenicios quienes maquinaron y ejecutaron su rapto Ío formó parte del botín en un puerto helénico Los cretenses desembarcaron en Tiro con el fin entre otros, de llevar consigo ... | |
Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día, dejó cenizas de su sombra fiera? ¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? Acaso mía será la noche fúnebre y vacía que vuelva a ser de pronto... | |
Estoy triste, me aflijo, yo, el señor Nezahualcóyotl. Con flores y con cantos recuerdo a los príncipes, a los que se fueron, a Tezozomoctzin, a Quaquauhtzin. En verdad viven allá en donde de algún modo se existe. ¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes, llevarles nuestras flores! ¡Si pudiera ... | |
Te desnudas igual que si estuvieras sola y de pronto descubres que estás conmigo. ¡Como te quiero entonces entre las sábanas y el frío! Te pones a flitrearme como a un desconocido y yo te hago la corte ceremonioso y tibio. Pienso que soy tu esposo y que me engañas... | |
El poeta tiende su arco en el Origen y prende una flecha de sangre sobre la playa del futuro *** Del mar Del ciego mar Del multiforme y áspero y terrible y verde y negro y espumoso y tormentoso mar señores vengo *** Ella me espera frente al mar No sabe cómo soy pero Ella y las... | |
Haber creído alguna vez viendo la noche desplomarse al mundo y una tristeza al corazón volcada, y después ese cuerpo que oprimen nuestras manos: la mujer que sonríe y sobre el lecho se nos vuelve cadáver mutilado en el recuerdo, como mentira ínfima o rosa desde siglos viviendo ... | |
No me detengas, Amor, la mano cuando a la espina de tu rosa acerca su torpeza impoluta. Es que quiere sangrar con tu color. Es que quiere herir de tu esperanza. Amor, no por su daño temas, se lo busca. Amor, no la detengas, que es su vida. | |
donde espumoso el mar sicilianoGóngora Coronado de sí el día extiende sus plumas. ¡Alto grito amarillo, caliente surtidor en el centro de un cielo imparcial y benéfico! Las apariencias son hermosas en esta verdad momentánea. El mar trepa la costa, se afianza entre las peñas, ... | |
Tengo una mesa. Puedo escribir tengo una mesa. Tengo una silla. Puedo escribir tengo una silla. Aún más: tengo papel y tinta. Puedo escribir sobre el papel, con esta tinta. Pero la poesía no está en lo que ya... | |
Reina de las profundidades de la tierra, fiera devorando la vida, brazo de río en medio de un océano enfermo soy. No siento mi carne. Nada sostiene mi esqueleto. Mi lengua está agrietada y ciega. Mis abismos en silencio te reclaman. A la rosa rosa dejé de contemplar, al verde campo verde. ... | |
No sé si subo o bajo la escalera Si desde arriba ya alcancé el peldaño No quiero más abajo hacerme daño —descender o ascender lo hace cualquiera— Si desde abajo encuentro la manera Puedo alcanzar el linde de lo extraño Si bajando traspaso la frontera Si subiendo traspaso... | |
Un salmo cadencioso peina el bosque De raya en medio: la luz solar sobre las hojas y el abrigo de la sombra en un costado. Hay un eco ancestral en la salmodia de los pinzones reales: el otoño tiene sus plumas propias y el color de los corazones que se despiden. ... | |
He aprendido de ti Que no basta el gesto ni la acción Que el amor no basta Ni la inteligencia O el susurro exacto Aun más Que la ternura En ciertos casos sale sobrando He aprendido Que el cuerpo La carne El sexo No tiene mucho que ver Con hacer el amor Y seguir vibrante Aprendido ... | |
Nada, ni la pequeña letra de cláusula en falso contrato ni la angustia en la mirada que me sueltas en un dejo de lejanía ni la atolondrada cabeza con que montan los andantes el caballo por pascuas ni el lento arremolinar de tu postiza cadera minando mi costado por frotar despacio ni el recitar ... | |
La mujer dice el tiempo se ha apagado El hombre intenta conciliar el sueño La mujer pone cara de reloj descompuesto El hombre se apresura a componerla La mujer cree que es una flor y se marchita El hombre le da una cerveza por el tallo La mujer llora una lluvia de estrellas ... | |
