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25 poemas aleatorios

 

   Signo

   Jeannette Lozano

primeros versos

No más tu piel, ni piedra de templo, ni grano que germina. Nunca mármol tallado, ni lápida de héroe; sólo mosca en el ojo del asno, ojo del tiempo, vida en el cielo trazada. De: Desierta memoria

 

   el día de tu muerte...

   Rogelio Guedea

primeros versos

el día de tu muerte se hizo un árbol de fuego en lo más dulce de mi mujer. el día de tu muerte. cayeron pájaros del costado izquierdo de mi mujer. una bugambilia le nació. le nació uno de esos dolores que te dolían. eras lento con esos dolores. amargo como un animal herido. y nunca...

 

   Manos

   Tomás Segovia

primeros versos

Las manos, mientras habla el hombre, no se duermen no se mueren, no se rinden. Melodiosas, al margen, sin dejar de echar una mano cada mano a lo que habla, roban también lo que se dice, lo usan de otro modo, manos desasidas que saben desdecirse y corrompen ...

 

   Piedra de sol (Fragmento XI)

   Octavio Paz - Homenaje

primeros versos

no pasa nada, callas, parpadeas (silencio: cruzó un ángel este instante grande como la vida de cien soles), ¿no pasa nada, sólo un parpadeo? -y el festín, el destierro, el primer crimen, la quijada del asno, el ruido opaco y la mirada incrédula del muerto al caer en el llano ceniciento, Agamenón ...

 

   Arte mayor (I)

   Patricia Medina

primeros versos

Cuando en tus manos soy espiga rota me cortas el oxígeno en la boca de ahogarte con mis labios mejores. Libérame las manos necesito sacarte de mi carne. Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX. ...

 

   El regreso de Robinson Crusoe

   Enzia Verduchi

primeros versos

En un archipiélago del océano pacífico existen paquetes turísticos con tu nombre, paraíso para jugar al golf o al tenis, para iniciar a los recién casados: villas Dafoe, comedor Viernes, curiosidades Crusoe. Ahora sólo eres más viejo, Robinson, no tienes que enseñar hablar a nadie; ...

 

   Los amorosos (segunda página)

   Jaime Sabines

primeros versos

Los amorosos son la hidra del cuento. Tienen serpientes en lugar de brazos. Las venas del cuello se les hinchan también como serpientes para asfixiarlos. Los amorosos no pueden dormir porque si se duermen se los comen los gusanos. En la oscuridad abren los ojos y les cae en ellos...

 

   Los recuerdo turgentes y temblones...

   Tomás Segovia

primeros versos

Los recuerdo turgentes y temblones, tu grandes, densos pechos juveniles, tímidos y procaces, pastoriles, frescos como aromáticos melones. Eran el más solemne de tus dones cuando al fin liberabas sus perfiles en cuartos cursis de moteles viles, deliciosa de susto y decisiones. ...

 

   Mariposa de obsidiana

   Octavio Paz

primeros versos

Mataron a mis hermanos, a mis hijos, a mis tíos. A la orilla del lago Texcoco me eché a llorar. Del Peñon subían remolinos de salitre. Me cogieron suavemente y me depositaron en el atrio de la Catedral. Me hice tan pequeña y tan gris que muchos me confundieron con un montoncito de polvo. ...

 

   Cristales

   Blanca Luz Pulido

primeros versos

Oculta en su prisión de sombras, labra la luz su sueño de constancia en los cristales. I El granate es un ejercicio de sangre derramada en el profundo mármol de tu cuello El granate y su memoria de opulencia son, en la enramada de tus venas, la herida luminosa de la tierra que se mira surgir, ...

 

   Como dicen que soy una ignorante...

   Guadalupe (Pita) Amor

primeros versos

Como dicen que soy una ignorante, todo el mundo comenta sin respeto que sin duda ha de haber algún sujeto que pone mi pensar en consonante. Debe de ser un tipo desbordante, ya que todo produce hasta el soneto por eso con mis libros lanzo un reto burla burlando van los tres delante. ...

 

   Visita a un oratorio arcaico (II)

   Tomás Segovia

primeros versos

Colección reservada de sonetos votivosII ¿Qué sabes tú, qué sabes tú apartada injustamente en tu cruel pureza; tú sin vicio, sin culpa, sin bajeza, y sólo yo lascivo y sin coartada? Rompe ya esa inocencia enmascarada, no dejes que en mí solo el mal escueza; que responda ...

 

   Casa con dos puertas

   Enrique González Martínez

primeros versos

¡Oh, casa con dos puertas que es la mía, casa del corazón vasta y sombría que he visto en el desfile de los años llena a veces de huéspedes extraños, y otras veces las más , casi vacía!... Casa que en los risueños instantes de la vida, miró absorta la fila interminable de los sueños, ...

 

   A una niña

   Antonio Plaza

primeros versos

Niña gentil que a la vida despertaste alegre ayer, como en Oriente despierta la luz al amanecer. Niña, que del oro cielo viniste al mundo a caer, como aljofarada gota del nítido rosicler. Y en inmaculada cuna te remeciste después, como ilusión que se mece del sueño al dulce vaivén. ...

 

   Memoria

   José Carlos Becerra

primeros versos

He vuelto al sitio señalado, a tu rastro de aguas amargas; el atardecer ha caído al fondo del mar como un pecho muerto y una campana da la hora cubriéndome de espuma. Vuelvo a ti, el otoño y el grillo se unen en la victoria del polvo. Vuelvo a ti, vuelves a la caída, al primer acto. ...

 

   Ahora

   Fabio Morábito

primeros versos

Ahora, después de casi veinte años lo voy sintiendo: como un músculo que se atrofia por falta de ejercicio o que ya tarda en responder, el italiano, en que nací, lloré, crecí dentro del mundo —pero en el que no he amado aún—, se evade de mis manos, ya no se adhiere a las paredes como...

 

   Engarce

   Salvador Díaz Mirón

primeros versos

El misterio nocturno era divino. Eudora estaba como nunca bella, y tenía en los ojos la centella, la luz de un gozo conquistado al vino. De alto balcón apostrofóme a tino; y rostro al cielo departí con ella tierno y audaz, como con una estrella... !Oh qué timbre de voz trémulo y fino! ...

 

   Redondillas

   Sor Juana Inés de la Cruz

primeros versos

Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis; si con ansia sin igual solicitáis su desdén, por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal. Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo ...

 

   Jiga

   Tomás Segovia

primeros versos

Échame un vistazo al menos de arriba abajo mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado tengo enamorados los ojos y tengo la boca enamorada y tengo el pie izquierdo enamorado y mucho más el pie derecho tengo también enamoradas las espumosas ingles...

 

   Conjuro

   Jaime García Terrés

primeros versos

De tu mirada llena las bienaventuranzas aguardamos, rotundo sol de mayo: Aquellos cuerpos en la calle solos están. Huye la pena misma de su lado. Catástrofes y fiebres asédianlos ajenas a distancia. Y les niega raíces la tierra que su sombra hiere. No permitas que rueden abolidos ...

 

   Réquiem

   Jaime Augusto Shelley

primeros versos

Hundo mis vocales piernas en la espesura álgida del año y callo: escucho. Y una sombra a dos, caídas en la prisa de su sueño, abren llagas de insatisfacción, cólera y miedo en el leprosario ambulante de estas horas. Un hombre o dos. Tal vez una mujer. Tendidos en negros albañales de cuartel, ...

 

   Certeza

   Octavio Paz

primeros versos

Si es real la luz blanca de esta lámpara, real la mano que escribe, ¿son reales los ojos que miran lo escrito? De una palabra a la otra lo que digo se desvanece. Yo sé que estoy vivo entre dos...

 

   Décimas a mi muerte (II)

   Elías Nandino

primeros versos

De tanto saberte mía, muerte, mi muerte sedienta, no hay minuto en que no me sienta tu invasión lenta y sombría. Antes no te conocía o procuraba ignorarte, pero al sentirte y pensarte he podido comprender que vivir es aprender a morir para encontrarte.

 

   Mural en blanco

   Carmen Alardín

primeros versos

Hay un abismo blanco en todo lo que pisas y un enorme vacío para llenar el mar, un insondable pozo de inocentes palomas y arrecifes de estrellas junto a tu soledad, Hay puentes de magnolias en todas tus palabras y asombros que se atreven a engendrar otro dios, un copular de luces y de bosques ...

 

   El loro

   José Juan Tablada

primeros versos

Loro idéntico al de mi abuela funambulesca voz de la cocina, del comedor y de la azotehuela. No bien el sol ilumina, lanza el loro su grito y su áspera canción con el asombro del gorrión que sólo canta El Josefito ... De la cocinera se mofa colérico y gutural, y de paso apostrofa a la olla ...