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25 poemas aleatorios | |
Capto la seña de una mano, y veo que hay una libertad en mi deseo; ni dura ni reposa; las nubes de su objeto el tiempo altera como el agua la espuma prisionera de la masa ondulosa. Suspensa en el azul la seña, esclava de la más leve onda, que socava el orbe de su vuelo, ... | |
El jugo de una naranja es dulce y su cáscara amarga. Todo mundo lo sabe, pero nadie es capaz de probar que la cáscara de una naranja es amarga. Hablemos de las semillas: piedra y alumbramiento. Una naranja es una constelación o una herida en el pecho. ¿Qué dicen del color? ... | |
Siempre aguijo el ingenio en la lírica; y él en vano al misterio se asoma a buscar a la flor del Deseo vaso digno del puro Ideal. ¡Quién hiciera una trova tan dulce, como el espíritu fuese un aroma, un ungüento de suaves caricias, con suspiros de luz musical! Por desdén a la pista plebeya, ... | |
(Homenaje a Chuang Tzu) Anoche te soñé. Llevabas una gabardina de piel, y abajo nada. Era otoño y estabas empapada de lluvia; caminabas en alguna estación de Madrid hacia ninguna parte. Detenías tus pasos, cada tanto, para sentir azafranada tu piel resplandecer ante la luna ... | |
Lo mejor del amor es la distancia y el encuentro otra vez, cuando ya nada tengo que decirte y los dos recordamos aquellos años que se han ido, aquel tiempo feroz que temblaba en tus manos y esa imagen de ayer (recordarla es vivirla) marcada para siempre en la memoria, ... | |
Échame un vistazo al menos de arriba abajo mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado tengo enamorados los ojos y tengo la boca enamorada y tengo el pie izquierdo enamorado y mucho más el pie derecho tengo también enamoradas las espumosas ingles... | |
Mis pasos en esta calle Resuenan en otra calle donde oigo mis pasos... | |
El fin es el lugar del que partimosT.S. Eliot De la mano de un dios asistimos a nuestro propio parto en la cuna luminosa del sepulcro Por el azul las aves ofrendarán los cirios en permuta de carroña y desde el coro de plañideras el bautismo del sobreviviente Tan pocas sombras ... | |
Hablar, tal vez hablar en los devoramientos del alba, en las cenizas frías, en las constancias que no habrá de leer nadie; hablar en el mismo espacio de una voz que no llegó hasta estas palabras, que se perdió en el ruido de una frase como ésta; hablar donde respira aquello que ocultamos, ... | |
Me pregunto y no entiendo tendrías que ser tú quien lo explicara me pregunto por qué a veces esta piedra en la dentadura que no deja salir a gusto mis palabras cuando se disponen confiadas a brotar hacia ti a correr más frescas que las cascadas de agua tan frescas... | |
Si te dicen que voy envejeciendo porque me da fatiga la lectura o me cansa la pluma, o tengo hartura de las filosofías que no entiendo; si otro juzga que cobro el dividendo del tesoro invertido, y asegura que vivo de mi propia sinecura y sólo de mis hábitos dependo... | |
Ha alzado una mano el dios y cae entre el hombre y la mujer su sombra. Se altera de sabor secretamente el halo en que yacías. Y viene, se nos echa ya encima, creciendo y sin llenar nunca del todo su tamaño una inminencia que quiere ya llamarse dicha. Como algo... | |
Palpitan como alas de pájaros en fuga las velas que sacude la brisa matinal, y el aire, a flor de onda, menudamente arruga la seda azul, tramada de estambres de cristal. De la dorada costa la palidez subyuga, y tiene el viento puro delicadeza tal, que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga ... | |
¿Hay palabras verdaderas en la tierra? ¿Acaso hablamos algo verdadero aquí, dador de la vida? Sólo soñamos, sólo nos levantamos del sueño. Sólo es como un sueño... Nadie habla aquí de verdad...¿Acaso son verdaderos los hombres? Si no, ya no es verdadero nuestro canto. ¿Qué está por ventura ... | |
Mi madre algo tiene de maga y de palmera Se arrodilla ante mí Me unge los párpados Entre los senos Asoma su amuleto Gotas de púrpura Deslíe Por un doble desfiladero Hacia el fragante valle Con su fuente de espíritus Su corza herida Y su lecho de malva Entre dos sauces ... | |
Hermosas arenas blancas: la ceniza cubre tu cuerpo, te trasciende y antecede. Toma tus armas y plegarias la guerra no ha terminado todavía es verano y la lluvia dificulta el paso buscas el vado para que tu pequeño ejército siga la ruta trazada por la sangre. ... | |
Iba por las calles viendo el esplendoroso andar de las mujeres bellas, compungido por mi azarosa consistencia de venado; a través de la campana de humo, que tarde o temprano tañerá por nuestra retirada, hendía el prepotente sol y nos tocaba con indiferencia las fibras... | |
La luz de ocaso moribunda toca del pinar los follajes tembladores, suspiran en el bosque los rumores y las tórtolas gimen en la roca. Es el instante que el amor invoca; ven junto a mí; te sostendré con flores mientras roban volando los Amores el dulce beso de tu dulce boca . ... | |
Jidé, clamo, y tu forma idolatrada no viene a poner fin a mi agonía; Jidé, imploro, durante la sombría noche y cuando despunta la alborada. Te desea mi carne torturada, Jidé, Jidé, y recuerdo con porfía frescuras de tus brazos de ambrosía y esencias de tu boca de granada. ... | |
Cierra los ojos y a oscuras piérdete bajo el follaje rojo de tus párpados. Húndete en esas espirales del sonido que zumba y cae y suena allí, remoto, hacia el sitio del tímpano, como una catarata ensordecida. Hunde tu ser a oscuras, anégate la piel, y más, en tus entrañas; ... | |
Los amantes fueron un día adolescentes se arrancaron con furia el cordón umbilical para entrar en algún cálido lugar de la mañana Se cubrieron con sábanas oscuras dolorosas y limpias y empezaron a odiar quiero decirse amaron | |
Humanidad pigmea, tu que proclamas la verdad y el Cristo, mintiendo caridad en cada idea: tu que, de orgullo el corazón beodo, por mirar a la altura te olvidas de que marchas sobre lodo: tu que diciendo hermano, escupes al gintano y al mendigo porque son un mendigo y un gitano: Ahí está ... | |
Roto, casi ciego, rabioso, aniquilado, hueco como un tambor al que golpea la vida, sin nadie pero solo, respondiendo las mismas palabras para las mismas cosas siempre, muriendo absurdamente, llorando como niña, asqueado. He aquí éste que queda... | |
Como abandonados huérfanos, habitantes del olvido, mis viejos zapatos repasan todavía su historia desde el recinto de las añoranzas y lo inservible. ¿Cuántas aún lágrimas tendrán por decir? Oh tan míos mis sufridos zapatos ejemplos de mi sinamor. Muchas veces huir quise ... | |
No me detengas, Amor, la mano cuando a la espina de tu rosa acerca su torpeza impoluta. Es que quiere sangrar con tu color. Es que quiere herir de tu esperanza. Amor, no por su daño temas, se lo busca. Amor, no la detengas, que es su vida. | |
