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25 poemas aleatorios | |
A través de la ventana (que son mis ojos) veo el desierto del mundo y miro lo que puedo, lo que sé mirar: ¿qué fuera yo si no fuera lo que soy?, ¿qué soy en este desierto sino un cactus, un animal salvaje, un insecto más? ¿Sería acaso el sol enfermizo, ... | |
La grande habitación que el grande espejo agranda más. Sobre la antigua consola, el viejo reloj de bronce bajo el fanal de cristal; y penumbras y friolencias en que la poquedad de mi lámpara, no basta a evaporar el frío de mi soledad. Escenas y efemérides vacías; ... | |
I Con regusto de ciervo entre las fauces el puma tiene sed Su pupila apuñala el corazón del aire Todo futuro es verde Entrar ahí Dejar en las espinas la piel y la memoria Ser sobre el humus sol que se arrastra y trastorna su espina dorsal como los gatos ... | |
Vivir sin tus caricias es mucho desamparo; vivir sin tus palabras es mucha soledad; vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro, es mucha obscuridad... 25 de julio de 1912 De: La amada inmóvil | |
En su oscuridad la que ama no es oscura tiene delante de sus ojos la palabra para nombrar lo santo la alegría mueve sus miembros abreva en su corazón y su corazón bebe de ella adentro de su carne la carne es una sola la raíz y el fruto son un botón radiante que el alba enciende... | |
Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata ... | |
Surges amarga, pensativa, profunda tal un mar amurallado; reposas como imagen hecha hielo en el cristal que te aprisiona y te adivino en duelo, sostenida bajo un mortal cansancio o bajo un sueño en sombra, congelada. En vano te defiendes cuando tus ojos alzas y me miras ... | |
Si volviera sería sólo fantasma aunque hojas de palmera abaniquen mi rostro tu no me veras como en aquellas noches de vigilia en mi rebelión te perdí ahora sólo soy mascaron de proa de un barco que no llegará | |
llueve en la mañana del cielo. la hormiga y la arañita discuten las últimas noticias de mi porvenir. nadie sabe adónde partió el calcetín que rentaba mi buró. adónde mis camisas arrugadas. el aire me borró de tus fotografías. mi paraguas está caído. bajo mi cama el moribundo sol. ... | |
Canta en la punta del pino un pájaro detenido, trémulo, sobre su trino. Se yergue, flecha, en la rama, se desvanece entre alas y en música se derrama. El pájaro es una astilla que canta y se quema viva en una nota amarilla. Alzo los ojos: no hay nada. Silencio sobre la rama, sobre la rama ... | |
Sólo la voz, la piel, la superficie Pulida de las cosas. Basta. No quiere más la oreja, que su cuenco Rebalsaría y la mano ya no alcanza A tocar más allá. Distraída, resbala, acariciando Y lentamente sabe del contorno. Se retira saciada Sin advertir el ulular inútil De la cautividad de las entrañas ... | |
Se rompe en tu regazo la nervadura del sueño, la noche te cerca, se hunde, te da, mujer, la tierra. Hay una ausencia, un hilo gris, se han borrado los azules, las aves han partido y la lluvia ha extraviado las ovejas. A salvo queda una (vi cómo se apartó del rebaño, cómo fue asediada, ... | |
Apagado y rescoldo aroma del profuso jazmín del corredor; siesta cálida en que es pálida la emanación de la flor. Llave del agua que tintinea su gota pertinaz; grifo de cobre, donde a beber la gota de agua disfrazada de monjita se aproxima la torcaz. Siestas dogmáticas de canónigo en el coro; ... | |
Como lánguidas banderas adornan el callejón Teñidas de opaco encubren sus colores secretos de hombre y mujer Sábanas que ella lavó con tanto olvido pequeños trozos de infante No tan lejos unen las casas vecinas cuelgan disimulados cordones La ropa entristece en espera de un mejor sol ... | |
No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos. Yo cantor los elevo, se reparten, se esparcen. Aún cuando las flores se marchitan y amarillecen, serán llevadas allá, al interior de la casa del ave de plumas de oro. | |
Estribillo Al Niño divino que llora en Bélen, ¡déjen-lé, pues llorando mi mal, consigo mi bien! 1.- ¡Déjen-lé, que a lo Criollito yo le cantaré! 2.- ¡Le, le, que le, le le! Coplas 1.- Sed tiene de penas Dios, y es bien le den sus ojos el agua, el barro mi ser: ¡déjen-lé! 2.- Dejen que el Sol llore; ... | |
La tibia luz de la luna la está besando en la sien. No os acerquéis a su cuna, idos yendo, leves auras, una a una; dejadla que duerma bien. Dejad que no más la luna la esté besando en la sien. Que no canten las palomas. Que la cerquen con aromas las manzanas y las pomas de Salen. ... | |
Colección reservada de sonetos votivosII ¿Qué sabes tú, qué sabes tú apartada injustamente en tu cruel pureza; tú sin vicio, sin culpa, sin bajeza, y sólo yo lascivo y sin coartada? Rompe ya esa inocencia enmascarada, no dejes que en mí solo el mal escueza; que responda ... | |
Cuando dormías, Madre elásticas hamacas mecidas por el tiempo , halo de niebla apenas en la blanca serpiente de tu órbita, un diamante de labio transparente cristalizó la sombra de tu cuerpo. Tu corazón fue líquida mirada, juventud sideral enamorada. ... | |
Una Piedra del Sol sobre el cielo de la mañana asoma en lo alto el ancho rostro de basalto a la orilla de un charco de obsidiana y parece que su boca vierte un reguero de sangre humana y zempazúchiles de muerte... Es del trigo del sol la gran piedra molar que hace el pan de los días ... | |
Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío junto a tus hombros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo, de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas, sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia. Si todos estos años que me falta como una planta trepadora ... | |
Amado, ven, asómate al principio del mundo. Somos los mismos, mismos de hace cincuenta mil años. Somos aquellos, estos, los de allá, los de siempre y los que han de seguirnos y los que vendrán luego. Eras solo. Eras entonces solo. En el pecho llevabas un hueco. Las auroras eran amargas ... | |
Sentadito en la sombra -solemne con tu bocio exoftálmico; cruel (en apariencia, al menos, debido a la hinchazón de los párpados); frío, frío de repulsiva sangre fría. Sentadito en la sombra miras arder la lámpara En torno de la luz hablamos y quizá Uno dice tu nombre. (En septiembre. Ha llovido) ... | |
Llevas un impulso irresistible de apagar la noche cerrados los ojos a los recuerdos te ocultas en tu cobija blindada para rayos equis en el escalofrío del malsueño vuelve a encenderse la luna noche a noche de la suma que queda has de continuar en el intento De: Tarde en el tiempo ... | |
Palpitan como alas de pájaros en fuga las velas que sacude la brisa matinal, y el aire, a flor de onda, menudamente arruga la seda azul, tramada de estambres de cristal. De la dorada costa la palidez subyuga, y tiene el viento puro delicadeza tal, que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga ... | |
