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25 poemas aleatorios

 

   Te amo ahí contra el muro destruido

   Homero Aridjis

primeros versos

Te amo ahí contra el muro destruido contra la ciudad y contra el sol y contra el viento contra lo otro que yo amo y se ha quedado como un guerrero entrampado en los recuerdos Te amo contra tus ojos que se apagan y sufren adentro esta superficie vana y sospechan venganzas ...

 

   Ala del sur

   Efraín Bartolomé

primeros versos

La gran selva dormida: gritos bramar de monos crujir de ramas leves y un silencio magnífico después Desde la fronda un billón de ojos miran el estrellado cielo: su reflejo El ancho río fluye como una vena dulce en la espesura La densa noche tropical y su vaho amoroso...

 

   Modesto desahogo

   Tomás Segovia

primeros versos

Estoy más triste que un zapato ahogado estoy más triste que el polvo bajo los petates estoy más triste que el sudor de los enfermos estoy triste como un niño de visita como una puta desmaquillada como el primer autobús al alba como los calzoncillos de los notarios triste triste triste ...

 

   Silencio cerca de una piedra antigua

   Rosario Castellanos

primeros versos

Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras como con una cesta de fruta verde, intactas. Los fragmentos de mil dioses antiguos derribados se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo recomponer su estatua. De las bocas destruidas quiere subir hasta mi boca un canto, ...

 

   Horal

   Jaime Sabines

primeros versos

El mar se mide por olas, el cielo por alas, nosotros por lágrimas. El aire descansa en las hojas, el agua en los ojos, nosotros...

 

   La silla

   Jaime Augusto Shelley

primeros versos

Si tengo que mirar un día la silla como la miro ahora y tengo que callar a los poetas para decir tan sólo es negra (Y una callejuela de árboles suntuosos se detiene sombra y sopla en los follajes) si tengo que mirar de día la silla y estrecharla y sostenerla (como a una ola hueca ...

 

   La caída

   Leticia Luna

primeros versos

No volveremos nunca a ver la caída de la estrella en el charco a caminar los desiertos de luna con el Sueño que nos enlazó el ombligo No se verán más lágrimas en el dolor del cementerio que ve partir a los amigos No más el polvo del eucalipto y el ciprés cubriendo el Tercer Mundo con la estela...

 

   Vértigo cantando

   Samuel Noyola

primeros versos

Es la mujer del hombre lo más buenoLope de Vega Te quiero de golpe, amor, somos el reflejo terrestre de alguna estrella. Para ti la llama espiritual de mis besos y el sol profundo del deseo, déjame a mi la altura y el abismo del corazón, déjame el rascacielos en la sangre. ...

 

   El encanto del libro

   Francisco A. de Icaza

primeros versos

Desperté de mis sueños al dolor de la vida, y hallé de mi pasado todo el derrumbamiento, y vi mis viejos libros como el arma el suicida a quien no quiso detener en su intento. Parte de mi existencia a la suya va unida. Los miro con amor y con remordimiento; ...

 

   El son del ángel de la ciudad

   Carmen Boullosa

primeros versos

No oigo lo que tengo que decirles. La voz que saca de las palabras la chispa del frote, la antesala del fuego, no se presenta. Estoy sorda. Siento en la carne el dardo del llanto de la triste langosta canadiense: chilla cuando han de matarla. El animal ha venido aquí sólo a perseguir...

 

   Era mi corazón piedra de río...

   Carlos Pellicer

primeros versos

Era mi corazón piedra de río que sin saber por qué daba remanso, era el niño del agua, era el descanso de hojas y nubes y brillante frío. Alguien algo movió, y se alzó el río. ¡Lástima de aquel hondo siempre manso! Y la piedra lavada y el remanso liáronse en sombras de esplendor...

 

   Nocturno de San Ildefonso

   Octavio Paz

primeros versos

Inventa la noche en mi ventana otra noche, otro espacio: fiesta convulsa en un metro cuadrado de negrura. Momentáneas confederaciones de fuego, nómadas geometrías, números errantes. Del amarillo al verde...

 

   A México

   Juan de Dios Peza

primeros versos

En las últimas desgracias de España. Allá del revuelto mar Tras los secos arenales, Donde sus limpios cristales Las ondas van a estrellar, Donde en lucha singular Disputando a la Fortuna Las ciudades una a una, De sus guerreros el brío, Mostraron su poderío La cruz y la media luna; ...

 

   El mar sigue adelante

   José Emilio Pacheco

primeros versos

Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el mar en dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñe a la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizar no le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca...

 

   Un escéptico Noé

   Alberto Blanco

primeros versos

Las voces, oigo las voces cantando en medio del diluvio canciones dulces con el crujir de las vigas que se mecen. Es la lluvia que da sueño, la alabanza del mar cuya paciencia levanta barcos. El canto es bello, pero la violencia que el oro y las ricas maderas suscitan ...

 

   Llama el Invierno, tímido...

   Salvador Novo

primeros versos

Llama el Invierno, tímido si puro, muda voz de cristal, lágrima dura, y hace temblar la llama que perdura visible apenas en el monte oscuro. Abrámosle la puerta. Halle el seguro tibio recinto, dulce en la ventura de la mano tendida en que madura la semilla del Tiempo...

 

   Ábrese el fuego...

   Rubén Bonifaz Nuño

primeros versos

Ábrese el fuego, y salta la burbuja metálica de un pez; barre los ojos una flor instantánea; doble salto mortal, ensaya el corazón. Amigos, algo mejor gocemos que un lamento. Ya, para no caerme, estoy colgado de tu clavo, alegría; de tu absorto badajo, de tu azúcar infalible...

 

   Oídos con el alma...

   Octavio Paz

primeros versos

Oídos con el alma, pasos mentales más que sombras, sombras del pensamiento más que pasos, por el camino de ecos que la memoria inventa y borra: sin caminar caminan sobre este ahora, puente tendido entre una letra y otra. Como llovizna sobre brasas dentro de mí ...

 

   Para el corpiño

   Manuel Gutiérrez Nájera

primeros versos

Las campánulas hermosas, ¿sabes tú qué significan? Son campanas que repican en las nupcias de las rosas. Las campánulas hermosas son campanas que repican. ¿Ves qué rojas son las fresas? Y más rojas si las besas... ¿Por qué es rojo su color? Esas fresas tan suaves ...

 

   Restauración

   Fernando Ruiz Granados

primeros versos

Soy el árbol de tu huerto El árbol del invierno Cuyas desnudas ramas Tienen por fronda El intermitente follaje De las nubes Soy el árbol de tu huerto El árbol sin fruto Que espera paciente La estación propicia El tiempo de la restauración De todas las cosas Soy el árbol de tu huerto ...

 

   Horas de junio

   Carlos Pellicer

primeros versos

Vuelvo a ti, soledad, agua vacía, agua de mis imágenes, tan muerta, nube de mis palabras, tan desierta, noche de la indecible poesía. Por ti la misma sangre tuya y mía corre al alma de nadie siempre abierta. Por ti la angustia es sombra de la puerta que no se abre de noche ni de día. ...

 

   El fuego

   José Emilio Pacheco

primeros versos

En la madera que se resuelve en chispa y llamarada luego en silencio y humo que se pierde miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida Y te preguntas si habrá dado calor si conoció alguna de las formas del fuego si llegó a a rder e iluminar con su llama ...

 

   Vencidos

   Alí Chumacero

primeros versos

Igual que roca o rosa, renacemos y somos como aroma o sueño tumultuoso en incesante amor por nuestro duelo; fugitivos sin fin que el rostro guardan, mudos cadáveres precipitados a una impasible tempestad; y morimos en nuestras propias manos, sin saber de agonías, ...

 

   y estas ansias...

   Rogelio Guedea

primeros versos

¿y estas ansias que levantan a oscuras mi esqueleto y hacen cielos como alas o maderas que no paran de crujir? ¿y estas ansias llovidas por ajenas lluvias? ¿y este dolor despertado en el meritito amanecer? ¿qué son a estas horas? ¿qué anuncian estos mares o veredas que nacieron ...

 

   Jornadas

   Jaime Augusto Shelley

primeros versos

Es el tiempo inaplazable, nuestro tiempo, avejentado mirador hombro atrás que mira tras de sí. Sin palabras, sin sucesos. Dejando atrás paradójicamente la mirada. Rugosa piel interminable humedecida entre jornadas. Es el sol y es el agua. Hay desplomes salobres de la vista y avidez. ...