☰ menú
 


25 poemas aleatorios

 

   Infancia

   Nadia Contreras

primeros versos

Qué terquedad la muerte Los recuerdos ¡Quiero salir! Abrir la puerta a la madrugada Lejos de hospitales Y sábanas blancas No más pastillas para la vida No más agujas Son las cuatro a punto de amanecer Tengo sed La garganta es un nudo Afuera el mundo despierta Y tú eres un niño ...

 

   Pro nobis

   Jorge Valdés Díaz - Vélez

primeros versos

para José Emilio Pacheco De nuevo abrió sus fauces calientes el Averno. Vienen las pesadillas y el terror a morir si el sueño al invadirlo se vuelve flama negra, si al dormir se lo llevan a él, al lujurioso lagar de los demonios. El niño enmudecido contempla su silueta y llora. ...

 

   Desde esta luz

   Coral Bracho

primeros versos

Desde esta luz que incide, con delicada flama, la eternidad. Desde este jardín atento, dede esta sonbra. Abre su umbral el tiempo, y en él se imantan los objetos. Se ahondan en él, y él los sostiene así: claros, rotundos, generosos. Frescos llenos de su alegre volumen, ...

 

   Los ruidos del alba

   Efraín Huerta

primeros versos

Te repito que descubrí el silencio aquella lenta tarde de tu nombre mordido, carbonizado y vivo en la gran llama de oro de tus diecinueve años. Mi amor se desligó de las auroras para entregarse todo a su murmullo, a tu cristal murmullo de madera blanca incendiada. Es una herida...

 

   El proscrito

   Alí Chumacero

primeros versos

Agua reverdecida, la palabra que fue apariencias turba nuevamente: catástrofe encima de la cal, ávida vid que apresurada cae de vuelo a onda a eterna superficie hendiendo el demorado ardor de la quietud. Donde el hastío los naufragios cubre, su exhalación levanta en vendaval...

 

   Autorretrato

   Rosario Castellanos

primeros versos

Yo soy una señora: tratamiento arduo de conseguir, en mi caso, y más útil para alternar con los demás que un título extendido a mi nombre en cualquier academia. Así, pues, luzco mi trofeo y repito: yo soy una señora. Gorda o flaca según las posiciones de los astros, ...

 

   No es bonito el lenguaje...

   Román Luján

primeros versos

NO ES BONITO el lenguaje, es tortuoso en su diafanidad de niebla, alondra en el pináculo del miedo, a la vista de todos. No es bonito aunque inspire la mar o la dorada certidumbre en los cabellos de Laura o de Breatrice. Animal de imprevistos, no sabe lo que mira. ...

 

   El sueño de Adán

   Alí Chumacero

primeros versos

Ligera fue tu voz, mas tu palabra dura con vuelo de paloma sin más peso que su inmóvil cruzar el mar del viento; y persistes como un sonido bajo el agua, desde mi piel al aire levantada, ligera como fuiste, como esa ala que olvidada del mundo se recrea, convertida en ausencia y en olvido. ...

 

   Agua

   Carmen Boullosa

primeros versos

Los dos lejanos, los separados, van hacia el agua a que su sed los guía. Ésta es agua trastocada. Sus moléculas espejo cargan el peso de los cuerpos distanciados, el ojo caliente del filo que troncha, agua cercenada en su constitución. Agua rota, mochada. Agua mintiendo el gozo líquido...

 

   La forma de tu ausencia

   Homero Aridjis

primeros versos

Ni un momento he dejado de ver en este cuerpo la forma de tu ausencia, como una esfera que ya no te contiene. Pero dos cosas constantes te revelan, te tienen de cuerpo entero en el instante, y son la cama y la mesa de madera, hechas a la medida del amor y del hambre ...

 

   Te quiero porque tienes...

   Jaime Sabines

primeros versos

Te quiero porque tienes las partes de la mujer en el lugar preciso y estás completa. No te falta ni un pétalo, ni un olor, ni una sombra. Colocada en tu alma, dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo, leche de luna en las oscuras hojas. Quizás me ves, tal vez...

 

   Amor

   Rosario Castellanos

primeros versos

Sólo la voz, la piel, la superficie Pulida de las cosas. Basta. No quiere más la oreja, que su cuenco Rebalsaría y la mano ya no alcanza A tocar más allá. Distraída, resbala, acariciando Y lentamente sabe del contorno. Se retira saciada Sin advertir el ulular inútil De la cautividad de las entrañas ...

 

   Criaturas para la recién casada (Malagua)

   Jorge Esquinca

primeros versos

Náufraga flor, exiliada víscera, Malagua a merced del oleaje, blando cristal que el mar expulsa como a un cáncer. En la espuma de su sueño revolcada, bajo el ciclo de azoro que los niños sostienen al contemplarla con un temblor sagrado. Tal un beso de muchacha núbil, ...

 

   Huir del olvido

   Sonia Silva Rosas

primeros versos

Para Alí Chumacero Más allá de la primera imagen de la mirada que arrojó Dios Padre sobre estas piedras del mármol que revienta las cuencas de los muertos de las palabras y sílabas y nombres que faltan por nombrar de las sombras aún ocultas en el vacío y los últimos pellizcos de luz , ...

 

   Los sapos

   José Juan Tablada

primeros versos

Trozos de barro, por la senda en penumbra saltan los sapos

 

   El tigre

   Eduardo Lizalde

primeros versos

Hay un tigre en la casa que desgarra por dentro al que lo mira. Y sólo tiene zarpas para el que lo espía, y sólo puede herir por dentro, y es enorme: más largo y más pesado que otros gatos gordos y carniceros pestíferos de su especie, y pierde la cabeza con facilidad, huele la sangre ...

 

   En blanco

   Carmen Alardín

primeros versos

No la noche. Ni el telegrama urgente. Ni las ojeras grises. Ni las plazas en llamas. El amor es un lirio y es un poco de espuma. Es un silencio blanco enmedio de unos clavos que tratan de fijarlo sobre la eternidad. De: Entreacto

 

   Pierna

   Griselda Álvarez Ponce de León

primeros versos

Con rango de columna se levanta por cimentar mejor la arquitectura. Estípite de carne. Vestidura hasta donde termina su ágil planta. Tendido puente donde se quebranta la fortaleza en dos. Puente de altura a lo largo de la musculatura que al subir por los muslos se agiganta. Flexible...

 

   Paso de sombras

   Víctor Sandoval

primeros versos

Montes de orégano en la noche crecen y se diluyen en la madrugada. Un árbol es la torre de la iglesia. Voltear la carga y aromar el aire. En silencio los pájaros escuchan. Andar como sonámbulos entre cerros; despuntar de mañana: Es la estrella en el polvo erizada de espinas. ...

 

   La esponja

   Fabio Morábito

primeros versos

Si en un plano colocamos un cierto número de pasillos y galerías que se crujan y se comunican, obtenemos un laberinto. Si a este laberinto le conectamos por todas partes, arriba, abajo y a los lados, otros laberintos, es decir otros planos de pasillos y galerías, obtenemos una esponja. ...

 

   Silvia en el prado

   Anastasio de Ochoa

primeros versos

Cuando Silvia al prado sale a divertir, el campo se alegra al verla salir. Jilguerillo hermoso, bello Colorín, dulce Filomena, desde un alhelí le cantan la salva con pico sutil, juzgándola Aurora al verla salir. El prado se cubre de hermoso matiz, sus cálices abren florecillas mil, ...

 

   Me marcharé

   Amado Nervo

primeros versos

Me marcharé, Señor, alegre o triste, mas resignado, cuando al fin me hieras. Si vine al mundo por que tú quisiste ¿no he de partir sumiso cuando quieras? Un torcedor tan sólo me acongoja, y es haber preguntado el pensamiento, sus porqués a la vida... ¡mas la hoja quiere saber dónde la lleva ...

 

   Estoy triste

   Nezahualcóyotl

primeros versos

Estoy triste, me aflijo, yo, el señor Nezahualcóyotl. Con flores y con cantos recuerdo a los príncipes, a los que se fueron, a Tezozomoctzin, a Quaquauhtzin. En verdad viven allá en donde de algún modo se existe. ¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes, llevarles nuestras flores! ¡Si pudiera ...

 

   Colibrí 50

   Thelma Nava

primeros versos

No transcurre el tiempo cuando la soledad del hombre está desierta los actos cotidianos nos sitian estrellas como estatuas apagadas velan nuestro silencio Acaso el roce de la música suscita un movimiento un gesto un pequeño...

 

   De cómo Robert Schumann fue vencido por los demonios (XIX)

   Francisco Hernández

primeros versos

Eras dos, Robert Schumann, dos gemelos distintos en un solo cerebro verdadero. Uno quería que tu corazón se enterrara dentro de un violín y el otro que se sembrara en una maceta. Uno quería que tu mano derecha se sepultara dentro de un clavicordio y el otro que se guardara ...