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25 poemas aleatorios | |
El pastor su rebaño en el redil encierra y del prado brumoso viene una voz lejana: es aguda en la esquila y grave en la campana. . . Una niebla de ensueño se extiende por la tierra. . . El cobre del ocaso se funde en rojo brillo, y luego es amaranto, es pálido violeta, es sombra y es silencio. . ... | |
Esa mañana de luz encrucijada lo vivido del polen, el ansia en convulsión y un abrazo que parece ser el último, dejaban cristalinas casi transparentes veladuras en el desasosiego del lecho tendido entre las flores. No se mide un instante ni dura en precisión más o más. No existe, tampoco, ... | |
Lily me espera a las 11 en el puente del rey Carlos, al pie de San Juan Nepomuceno, santo de piedra, santo de agua, mudo, ahogado. Lily cree en Dios y yo corro hacia ella y hacia el río y después los dos iremos hacia las colinas, hacia el Castillo, hacia la Catedral, y caminaremos ... | |
Jidé, clamo, y tu forma idolatrada no viene a poner fin a mi agonía; Jidé, imploro, durante la sombría noche y cuando despunta la alborada. Te desea mi carne torturada, Jidé, Jidé, y recuerdo con porfía frescuras de tus brazos de ambrosía y esencias de tu boca de granada. ... | |
Propio camaleón de otros cielos mejores, A cada nueva aurora mudaba de colores. Así es que prefiriera a su rubor primero El tizne que el oficio deja en el carbonero. Quiero decir ( me explico ): la mudanza fue tal, que iba del rojo al negro lo mismo que Stendhal. Luego, un temblor de púrpura... | |
Los frescos de Botticelli arrancados a la Villa de Lemmi, la Victoria de Samotracia, con las alas unidas por alambres y una estaca de acero entre las nalgas: trofeos de guerra, pasto para la codicia de los reyes. El saqueo. Ticiano, el Veronés, el Bosco, el sarcófago asirio, las urnas de granito ... | |
A Álvaro Mutis Edades de fuego y de aire Mocedades de agua Del verde al amarillo Del amarillo al rojo Del sueño a la vigilia Del deseo al acto Sólo había un paso que tú dabas sin esfuerzo Los insectos eran joyas animadas El calor reposaba al borde del estanque La lluvia era un sauce de pelo suelto ... | |
De nada sirve volarrodeado de puro aire Es mejor remontar las alas entre la negra tierra Entre el risco metálico En lo profundo del silencio Volar ahí a brazada molida con lo pétreo Habría que luchar con el polvo desde su origen de polvo con su condición de roca en desgaste ... | |
Diego Verdad es, muy grande, que yo no quisiera, ni hablar, ni dormir ni oír, ni querer. Sentirme encerrada, sin miedo a la sangre, sin tiempo ni magia, dentro de tu mismo miedo y dentro de tu gran angustia, y en el mismo ruido de tu corazón. Toda ésta locura, si te la pidiera, yo sé que... | |
Soy el árbol de tu huerto El árbol del invierno Cuyas desnudas ramas Tienen por fronda El intermitente follaje De las nubes Soy el árbol de tu huerto El árbol sin fruto Que espera paciente La estación propicia El tiempo de la restauración De todas las cosas Soy el árbol de tu huerto ... | |
Algo de orgullo, mucho de eficacia. Por sostener con propiedad la cumbre el cuello toro se alza en reciedumbre y afina los contornos de la gracia. El sol de todos vuelca democracia y en la nuca te da besos de lumbre, mientras la voz naufraga por costumbre en el silencio de tu idiosincrasia. ... | |
Te tomaré descalza en día domingo, te santificaré, te haré feliz. Andaremos rodando por la casa —le pondremos alfombras— y correremos las cortinas para que entre el sol. Tomaremos cerveza y nos bañaremos. A la hora de comer encenderemos el radio y con las noticias... | |
Antes de morir, la vida se te vuelve fácil como cuando en un empleo aprendes la estrategia y a la hora siguiente te despiden. Algunas horas antes de morir te sientes libre. Perdiste ya los brazos entre máquinas. Impregnaste tus penas en los muros antiguos. Te quitaste la capa... | |
Cantemos al dinero con el espíritu de la navidad cristiana. No hay nada más limpio que el dinero, ni más generoso, ni más fuerte. El dinero abre todas las puertas; es la llave de la vida jocunda, la vara del milagro, el instrumento de la resurrección. Te da lo necesario... | |
Los he visto de cerca, solemnes y magníficos, poniéndose su cuerpo cada día mientras les duele el cráneo desvestido. Los he visto en la tierra, azotándose, gusanitos de Dios sin esperanza. Colgados de la vida, con su domingo a cuestas que tarda en regresar una semana. | |
Porque no era válido salir a buscar el fuego del mar detuvimos los pasos frente a la tarde campana llamando golpeando a las puertas de la ciudad abierta que aguardaba nuestra llegada en su vaivén de niebla. El sol deshecho del día atravesaba las palabras del descubrimiento... | |
Cierra los ojos y a oscuras piérdete bajo el follaje rojo de tus párpados. Húndete en esas espirales del sonido que zumba y cae y suena allí, remoto, hacia el sitio del tímpano, como una catarata ensordecida. Hunde tu ser a oscuras, anégate la piel, y más, en tus entrañas; ... | |
El gato no se sube a la mesa, ni menos a las siete de la tarde cuando en julio comienza a oscurecer. Ronda por toda la casa, inquieto, buscando el paso entre el día y la noche, asuntos diferentes de tratar. Ha comido, ha bebido, ha dormido su porción de reposo de las horas de luz... | |
Quiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades. | |
Camino del silencio se ha ido. Va adelante de mí. Lleva su antorcha a salvo ya de la traición del aire. Va musitando el verso que no pudo decir la última tarde. Se perdió su sonrisa, y en sus ojos tiembla el hondo pavor del que ya sabe. Lo llamo, lo persigo. Ya no vuelve el rostro a mí para decirme: ... | |
I La tarde entera se vencía al paso del viento. Como arcos se doblaban los árboles y una flecha imprevista me daba al corazón. Deambulé por aquellas calzadas donde tanta vida cimentaron tus pasos. El viento alzaba tolvaneras en medio de los campos, trastornando a esos pájaros rojos, ... | |
Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo un cuerpo como día derramado y noche devorada; la luz de unos cabellos que no apaciguan nunca la sombra de mi tacto; una garganta, un vientre que amanece como el mar que se enciende cuando toca la frente de la aurora; unos tobillos, puentes ... | |
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida... | |
Esta manera de soñar que tengo. tan a lo vivo, tan sin ley, a mis labios imparte contradicciones y desvíos. El grito se confunde con la más honda tristeza; la tormenta fecunda calmas decisivas. En un mismo papel quedan grabados hijos diversos de diversa... | |
Para escribir poemas, para ser un poeta de vida apasionada y romántica cuyos libros están en las manos de todos y de quien hacen libros y publican retratos los periódicos, es necesario decir las cosas que leo, esas del corazón, de la mujer y del paisaje, del amor fracasado ... | |
