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25 poemas aleatorios | |
Iremos por la vida como dos pajarillos que van en pos de rubias espigas, y hablaremos de sutiles encantos y de goces supremos con ingenuas palabras y diálogos sencillos. Cambiaremos sonrisas con la hermana violeta que atisba tras la verde y oscura celosía, y aplaudiremos ambos ... | |
Quiero vivir arrancando palabras al silencio y que el amor crezca como una enredadera sin amo quiero escuchar la música hasta encontrar mi nombre quiero vivir con un rayo de luz en el corazón en fin, saberme despierta y ardiendo... De: Del mundo y otros cielos. 2004 | |
Hundir la mano y extraer del alibabá cálido dátil; quebrar al escupir su hueso el cascarón de escarcha: nieto de musgo, opta por el fuego, huye del agua fría, lanza desde la calle, por una ventana del palacio Pardiez, el talismán redondo de tu suerte horrible y echa a correr ... | |
Hablar, tal vez hablar en los devoramientos del alba, en las cenizas frías, en las constancias que no habrá de leer nadie; hablar en el mismo espacio de una voz que no llegó hasta estas palabras, que se perdió en el ruido de una frase como ésta; hablar donde respira aquello que ocultamos, ... | |
En un archipiélago del océano pacífico existen paquetes turísticos con tu nombre, paraíso para jugar al golf o al tenis, para iniciar a los recién casados: villas Dafoe, comedor Viernes, curiosidades Crusoe. Ahora sólo eres más viejo, Robinson, no tienes que enseñar hablar a nadie; ... | |
Abre simas en todo lo creado, abre el tiempo la entraña de lo vivo, y en la hondura del pulso fugitivo se precipita el hombre desangrado. Vértigo del minuto consumado! En el abismo de mi ser nativo, en mi nada primera, me desvivo: yo mismo frente a mí, ya devorado. Pierde el alma ... | |
Todo cuanto hasta aquí fue escrito, mentira sorda. No es verdad que haya sido menos dura la mandíbula airada de las horas. Que un pañuelo piedad haya enjugado el sudor de las víctimas. Falso también que días más tarde la vida sea más fácil. L llaga en la conciencia. La espina, atroz, en la memoria. ... | |
Cuentan que en las madrugadas de Barra de Panteones, las gaviotas picotean los ojos cansados de ver el mar. Cuentan que entre las palmeras se escuchan voces que nunca escucharemos. Cuentan que en las manos del enterrador hay una paloma ciega. | |
Tienen algo de pájaros, mas sus espíritus delicados repelen el alpiste. Son la especie más rara en la fauna del cielo. Les dejo en el patio algodones húmedos en leche, hostias de sabores, fruta suave. Los ángeles bajan por la noche. A eces los descubro. La música... | |
Madrid, 1937, en la Plaza del Ángel las mujeres cosían y cantaban con sus hijos, después sonó la alarma y hubo gritos, casas arrodilladas en el polvo, torres hendidas, frentes escupidas y el huracán de los motores, fijo: los dos se desnudaron y se amaron por defender nuestra porción eterna, ... | |
A la casa del día entran gentes y cosas, yerbas de mal olor, caballos desvelados, aires con música, maniquíes iguales a muchachas; entramos tú, Tarumba, y yo, Entra la danza. Entra el sol. Un agente de seguros de vida... | |
Y el reptil era mujer contra la mujer vive en el espejo de mundos donde la que se ve es la misma que se niega su lengua enrosca masculinas formas en adormecida voluntad acecha tras el árbol a otras hembrashasta alejarlas de sus adanes devaluados De: Tarde en el tiempo ... | |
Un salmo cadencioso peina el bosque De raya en medio: la luz solar sobre las hojas y el abrigo de la sombra en un costado. Hay un eco ancestral en la salmodia de los pinzones reales: el otoño tiene sus plumas propias y el color de los corazones que se despiden. ... | |
En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte en esta soledad sin paredes al tiempo que huyeron los ángulos en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre para salir en un momento tan lento en un interminable ... | |
¡Ay muerte más florida! 1 Nos ha traído una lengua lejana a este puro silencio de bosque partido, en el canto de ayer que se delata en nido, en el silente nido que cantará mañana. Callamos por la luz que se rebana, por la hoja que se ha distraído y cae. Yo estoy herido de muerte, ... | |
Todo aquí reside en lavar el otro lado de la estufa y recordar a la abuela rosacruz su baraja española, su afición a Lombsag Rampa y su arte adivinatorio en esta casa llena de noche y sal de ajo. Aquí estoy para limpiar el piso los sábados por la mañana y olvidarme del amanecer. ... | |
Polvo. Detrás de la cortina, entre los equipajes, tosió un Niño de diez años: -Qué tos más desgarradora e incoercible- comentó acto seguido con voz argentina. Remontos aún los pinchos ya candentes de la ciudad Declaró el maestro: -No dudo de que este Niño, ... | |
Jugaré con las casas de Curazao, pondré el mar a la izquierda y haré más puentes movedizos. ¡Lo que diga el poeta! Estamos en Holanda y en América y es una isla de juguetería, con decretos de Reina y ventanas y puertas de alegría. Con las cuerdas de la lira y los pañuelos... | |
Volver a tus dominios, infancia, acercarse es lentamente a la explosiva boca de un volcán y luego ¿para qué volver entonces al origen del desastre donde aún el escombro es el reino de la insanía y una voz de látigo, férrea para el castigo y la zozobra hace cumplir ... | |
He sembrado mi nombre en la tierra dorada donde habitan tus besos y canta la esperanza. Mujer de dulces frutos, caída y levantada una y mil veces más por mi amor sin mañana. He sembrado en tu vientre mi infinita nostalgia, y mis sueños perdidos, para que en tus entrañas sientas ... | |
Todo en ella encantaba, todo en ella atraía su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar... El ingenio de Francia de su boca fluía. Era llena de gracia, como el Avemaría; ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar! Ingenua como el agua, diáfana como el día, rubia y nevada como Margarita... | |
Nunca le pregunté al destino si me tocaba seguirte. Simplemente me fui. Me desnudé y te dije: bajemos. Metámonos más hondo en el infierno. Hagamos ahí dentro en lo obscuro el paraíso del placer. Abre la puerta negra HurgaEntra Desciende el misterioso abismo. Y tu pasión fue mía ... | |
Escribiste en la tabla de mi corazón: desea. Y yo anduve días y días loco y aromado y triste... | |
Abro la puerta, vuelvo a la misericordia de mi casa donde el rumor defiende la penumbra y el hijo que no fue sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo que en ácidos estíos el rostro desvanece. Arcaico reposar de dioses muertos llena las estancias, y bajo el aire aspira la conciencia ... | |
Bajo la luz de la luna, en Beaumont, Texas, los blancos a la derecha, los negros a la izquierda. | |
