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25 poemas aleatorios | |
cómo ato mis ojos a los tuyos. cómo callo la mano que te escribe. mi mano no deja de nombrarte. de noche se levanta. vela tu ser. poda tu cuerpo o mar o cielo muchamente. no te deja descansar. bebe de tu agua todo el existir. deja de nombrarla. mano. le grito. le suplico. ... | |
Desde el 74 autobús parisino quiero no quiero dirigirme a nadie a ningún sitio a menos que se trate de un cementerio donde todos estén muertos menos yo. París, 1981. (Poema proporcionado por la autora) | |
No me duele morir. Tengo hambre de tiempo, costra de las cosas, de destrucción, de lucha; somos la imagen del derrumbe, una montaña contraída de ácidos; bebemos agua serenada y un diamante es el cimiento sobre el cual construimos edificios de espuma. Apenas se puede avanzar ... | |
Inventa la noche en mi ventana otra noche, otro espacio: fiesta convulsa en un metro cuadrado de negrura. Momentáneas confederaciones de fuego, nómadas geometrías, números errantes. Del amarillo al verde... | |
Vine de lejos. Olvidé mi patria. Ya no entiendo el idioma que allá usan de moneda o herramienta. Alcancé la mudez mineral de la estatua. Pues la pereza y el desprecio y algo que no sé discernir me han defendido de este lenguaje, de este terciopelo pesado, recamado de joyas, ... | |
No estamos nunca a solas. Somos tú y yo, intercambiando en nuestras carnes, en nuestros corazones, los secretos signos con que afirma cada uno al otro interrogándolo y en puro ofrecerse está llamándolo, y en que reconoce cada uno de nosotros la respuesta... | |
Bebiera un día la estrella de mi sueño el que seguía Bebiera un día el venado del agua voz herida Bebiera un día el tiempo de lo eterno que ya perdía Bebiera un día las palabras del agua a mediodía | |
La Voz I El viento recorta el perfil de su lomo inclinado El corazón del volcán está encendido fiesta de luces, cuando el sol caprichoso aparece quemándolo todo En el centro de la tierra estallan nubes Piedras y ceniza brota de un corazón de fuego cálida intocada Apenas un mal ... | |
¿Quién lloraque no pueda llorardesde los cuencos secos?José Ángel Valente Ha dicho el oscuro: Todo es fuego Pero no al mismo tiempo Aquí es al mismo tiempo todo fuego Aquí el sonido es fuego, la mácula es fuego los árboles son de fuego, de fuego los hogares y el cielo una gran sombra ... | |
¡Entrad!... en mi aposento donde sólo se ven sombras, está una mujer muriendo entre insufribles congojas... Y a su cabecera tristes dos niñas bellas que lloran, y que entrelazan sus manos y que gimen y sollozan. Y la infeliz ya no mira ni tiene aliento en la boca, y cuando habla sólo dice con voz hueca ... | |
No sé cómo mirar para encontrarte, horizonte de amor en que me excito, distancia sin medida donde habito para matar las ansias de tocarte. No sé cómo gritar para llamarte en medio de mis siglos de infinito donde nace el silencio de mi grito movido por la sangre de buscarte. Mirar ... | |
I Inclinada, en tu orilla, siento como te alejas. Trémula como un sauce contemplo tu corriente formada de cristales transparentes y fríos. Huyen contigo todas las nítidas imágenes, el hondo y alto cielo, los astros inventados, la vehemencia ingrávida del canto. Con un afán inútil mis ramas se despliegan, ... | |
Los perros son esfinges de cemento opaco, figuras congeladas por el silencio raso. Todo calla en el barrio milagrosamente como un hechizo exprés decreto del azar. Porque como nunca la quietud es tan oblonga a punto de abarcar cosas y seres vivos: entes presurizados ... | |
Amo esta forma moviente este universo este cuerpo del cuerpo por su corazón rojo santuario la intensidad no cesa el infinito quema en llama blanca el amor cierra sus ojos y los astros se encienden como ciervos que saben la dirección del viento amo... | |
Vuelve la luz a hacerse luz, plácida claridad en el vaivén de sombras, y la calma otra vez, el remanso donde reposa -como en el sueño el insomne- su paso frenético el corazón. El aire que se respira se hace respirable, y el paisaje a cada mirada recobra el color y la forma. ... | |
Pedirte, señora, quiero de mi silencio perdón, si lo que ha sido atención le hace parecer grosero. Y no me podrás culpar si hasta aquí mi proceder, por ocuparse en querer, se ha olvidado de explicar. Que en mi amorosa pasión no fue descuido, ni mengua, quitar el uso ... | |
A medianoche el centinela alerta grita ¿quién vive? y alguien —yo, sí, yo, no ese mudo de enfrente— debía responder por sí, por otros. Pero apenas despierto y además ignoro el santo y seña de los que hablan. Malhumorada, irónica, levantando los hombros como a quien... | |
Y estando a — Y estando amarrando un gallo Se me re — Se me reventó el cordón Yo no sé Si será mi muerte un rayo... Los mecheros iluminan con su luz roja y vacilante rimeros de frutas, y a contraluz proyectan negras las siluetas... | |
VAS Y VIENES ceñida a tus humores buenos a tus orillas fértiles al agua que te extravía la sangre por mi fiebre esas tardes que forjo y deshilvano tu sombra numerosa en los espejos que a ciegas recorrimosSobre el fuego que improvisa mi lengua te descubro asida al maderamen ... | |
El cielo y yo quedamos frente a frente. Y era como un tropel de informes canes persiguiendo una fuga de titanes las nuebes milagrosas del Poniente. En el fondo de púrpura candente, los forzados y altivos ademanes erguíase en coléricos afanes y vaguedad de sueño... De repente se iluminó ... | |
Voces al doblar la esquina voces entre los dedos del sol sombra y luz casi líquidas Silba el carpintero silba el nevero silban tres fresnos en la plazuela Crece se eleva el invisible follaje de los sonidos Tiempo tendido a secar... | |
Para Gertrude Duby I Aquí la selva Larga la soledad con que nos nutre Hora de lentos pies donde el puñal se hunde Raíz de luna helada sus venenos más fuertes Aquí el árbol anclado en el asombro: lagunas congregadas al silbo de serpientes... | |
El optimista se sentó a la mesa, miró a su alrededor y se sirvió un poco de lo poco que halló. Le dijeron que había demasiado nada (en realidad había pocomucho) pero él devoró su ración sin hacer comentarios, abrió el periódico, se fumó su café y acabó de cenar en paz. Pensó: tengo ... | |
En su oscuridad la que ama no es oscura tiene delante de sus ojos la palabra para nombrar lo santo la alegría mueve sus miembros abreva en su corazón y su corazón bebe de ella adentro de su carne la carne es una sola la raíz y el fruto son un botón radiante que el alba enciende... | |
A José Gorostiza Un mar ondulante y sórdido es llama de un naufragio. Tu fotografía instantánea queda atrás entre el infinito polvo que flota a través de la ventana. En el aire una barca rema hacia la arena de tus versos. Tu costilla se hace costa y tus ojos se vuelven pequeños oasis melancólicos. ... | |
