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25 poemas aleatorios | |
donde espumoso el mar sicilianoGóngora Coronado de sí el día extiende sus plumas. ¡Alto grito amarillo, caliente surtidor en el centro de un cielo imparcial y benéfico! Las apariencias son hermosas en esta verdad momentánea. El mar trepa la costa, se afianza entre las peñas, ... | |
un gancho de hierroy se jala, su expansión lo desmiente al subirel agua que lo chorrea lo mueve de loshilos de su salida al escenario en el muelle los curiosos miraban ese bulto donde los ojos de todos esperaban el pasadizo extraviado del cuerpo gota a gota ... | |
Para simplificar pienso en tu sexo | |
Nos bañamos de hielo en el invierno, hace tiempo de polvos otoñales, el verano con frutos estivales y de polen peligro en abril tierno. Este goce de baño tan eterno, este decir los cuerpos tan iguales entre cuernos de signos zodiacales fundidos en lo extraño y en lo interno, lavados... | |
1 Si pusiéramos un espejo debajo de la escalera se prolongaría en otra escalera, o nadaría en su nada. 2 Si cortas una escalera de humo, continuará subiendo. Si rompes una de madera, se hará dos escaleras. Si cavas una de tierra, se meterá en l anoche, o se hará igual al hombre. ... | |
Vuelvo a ti, soledad, agua vacía, agua de mis imágenes, tan muerta, nube de mis palabras, tan desierta, noche de la indecible poesía. Por ti la misma sangre tuya y mía corre al alma de nadie siempre abierta. Por ti la angustia es sombra de la puerta que no se abre de noche ni de día. ... | |
En la palabra del día despierta la noche. Como quien se enfrenta a una serie innumerable de nombres que nada le dicen y todo le confían. Como quien mira su destino desde la escritura renovada del espejo. Como quien resiste en el desierto con una flor de arena entre las manos. ... | |
Así te ves mejor, crucificado. Bien quisieras herir, pero no puedes. Quien acertó a ponerte en ese estado no hizo cosa mejor. Que así te quedes. Dices que quien tal hizo estaba ciego. No lo digas; eso es un desatino. ¿Cómo es que dio con el camino luego, si los ciegos no dan con el camino?... ... | |
En el alma la queja comprimida y henchidos corazón y pensamiento del congojoso tedio de la vida. Así te espero, humano sufrimiento: ¡Ay! ¡ni cedes, ni menguas ni te paras! ¡Alerta siempre y sin cesar hambriento! Pues ni en flaqueza femenil reparas, no vaciles, que altiva y arrogante ... | |
A los poetas André Bretón Benjamín Péret A las diez de la noche en el Café de Inglaterra salvo nosotros tres no había nadie Se oía afuera el paso húmedo del otoño pasos de ciego gigante pasos de bosque llegando a la ciudad Con mil brazos con mil pies de niebla cara de humo hombre sin cara ... | |
Al descifrar el laberinto habrá que reparar el canto de las aves resguardado en los postigos del umbral para encender el fuego de la aurora. De: Tramontana Poema proporcionado por la autora | |
Son cual dos mariposas sus ligeros pies, y arrojando el velo que la escuda, aparece magnífica y desnuda al fulgor de los rojos reverberos. Sobre su oscura tez lucen regueros de extrañas gemas, se abre su menuda boca, y prodigan su fragancia cruda frescas flores y raros pebeteros. ... | |
Tan rubia es la niña que cuando hay sol, no se la ve. Parece que se difunde en el rayo matinal, que con la luz se confunde su silueta de cristal, tinta en rosas, y parece que en la claridad del día se desvanece la niña mía. Si se asoma mi Damiana a la ventana, y colora la aurora... | |
QUÉ DIERA AL mediodía por no ser yo fijarme en otras cosas desentrañar con garfios las íntimas razones de que esta resolana abra cuchillos sobre la plaza pública explicar aquel traje que avanza contra la voluntad obesa de su dueño la risa desmontable del globero la cicatriz humanizando apenas el muslo ... | |
Del niño que respiró en mí alimentado de mi sangre y con mis huesos protegido, de ese solo niño criatura amarga, no sé exactamente si algo de su ser perdure aún, invicto en su catástrofe de miedo. En realidad, me sobrevive su mirada, relámpago furioso partiendo ... | |
Para Jorge Esquinca El poeta no duerme: viaja por la cuerda del tiempo. El poeta está hecho de memoria: por eso lo deshace el olvido. El poeta no descansa: el tiempo lo desgasta para probar que existe. | |
Y sólo sé que no soy yo el durmiente que sueña un cedro Huguiano, lo que sueñas, y pues que he nacido de muerte natural, desesperado, paso ya, frenesí tardío, tardía voz sin ton ni son. Me miro con tus ojos y me veo alejarme, y separar las aguas del Mar Rojo de nuestros cuerpos ... | |
Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera y el grito de la estatua desdoblando la esquina. Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito, querer tocar el grito y sólo hallar el eco, querer asir el eco y encontrar sólo el muro y correr hacia el muro y tocar un espejo... | |
si mis ojos fueran el polen de la noche y en mis palabras se trazara el despertar del alba si el tiempo descansara tan sólo un momento mientras el mar se extiende en sus mareas dejaría todo para teñir el cielo de esmeralda y abriría este corazón de hoy hacia la ... | |
Tú que estabas, estás y vas conmigo por la vuelta inconclusa de las horas cuéntame qué tan hondo vacío el de la cuerda ¡y en la red protectora qué silencio! Que silenciosa urdimbre de arañas cuidadosas que tejen con recuerdos de dolor, salvación. Y qué débil el hilo ... | |
DOLORA Iba llorando la Ausencia Con el semblante abatido Cuando se encontró en presencia Del Olvido, Que al ver su faz marchitada, Le dijo con voz turbada: Sin colores, - Ya no llores niña bella, ya no llores. Que si tu contraria estrella Te oprime incansable y ruda Yo te prometo mi ayuda. ... | |
De tanto saberte mía, muerte, mi muerte sedienta, no hay minuto en que no me sienta tu invasión lenta y sombría. Antes no te conocía o procuraba ignorarte, pero al sentirte y pensarte he podido comprender que vivir es aprender a morir para encontrarte. | |
Definitivamente no, señora mía usted no es la mujer que conviene a su marido. Carece de imaginación utiliza el gastado lenguaje de las mujeres de nuestros abuelos. Alterna las visitas a los supermercados con las telenovelas y espera con la crema puesta la cuota semanaria del amor. ... | |
Tengo miedo a los pordioseros me persiguen hasta mi cuarto hasta la oscuridad de la conciencia Llegan a mí como espectros por la noche con sus ojos que son monedas que son mendrugos escasos que ofrecí Y sin piernas el alma se arrastra demanda atención a esa hambre que no conocemos : ... | |
¡Entrad!... en mi aposento donde sólo se ven sombras, está una mujer muriendo entre insufribles congojas... Y a su cabecera tristes dos niñas bellas que lloran, y que entrelazan sus manos y que gimen y sollozan. Y la infeliz ya no mira ni tiene aliento en la boca, y cuando habla sólo dice con voz hueca ... | |
