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listado de poemas en audio por primeros versos letra s

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65 poemas con la letra "s"

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Neblilúnea de Thelma Nava
Sabías que una muchacha desnuda canta como una botella que se arroja al mar? ¿Lo sabías? Escúchame cantar como a un árbol lacustre en el centro de Neblilúnea. A la orilla de tu sangre, en tu terrestre compañía. Neblilúnea, la ciudad descubierta por nosotros conoce tu pasado...
Salamandra de Octavio Paz
Salamandra (negra armadura viste el fuego) calorífero de combustión lenta entre las fauces de la chimenea -o mármol o ladrillo- tortuga estática o agazapado guerrero japonés y una u otro -el martirio es reposo- impasible en la tortura Salamandra nombre antiguo del fuego ...
Bella dama sin piedad de Rosario Castellanos
Se deslizaba por las galerías. No la vi. Llegué tarde, como todos, y alcancé nada más la lentitud púrpura de la cauda; la atmósfera vibrante de aria recién cantada. Ella no. Y era más que plenitud su ausencia y era más que esponsales y era más que semilla en que madura el tiempo: ...
El peatón de Jaime Sabines
Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta. Le llega la noticia a Jaime...
Nocturno de los ángeles de Xavier Villaurrutia
Se diría que las calles fluyen dulcemente en la noche. Las luces no son tan vivas que logren desvelar el secreto, el secreto que los hombres que van y vienen conocen, porque todos están en el secreto y nada se ganaría con partirlo en mil pedazos si, por el contrario, es tan dulce ...
Se ha vuelto llanto este dolor... de Jaime Sabines
Se ha vuelto llanto este dolor ahora y es bueno que así sea. Bailemos, amemos, Melibea. Flor de este viento dulce que me tiene, rama de mi congoja: desátame, amor mío, hoja por hoja, mécete aquí en mis sueños, te arropo con mi sangre, ésta es tu cuna...
Posesión de Efrén Rebolledo
Se nublaron los cielos de tus ojos, y como una paloma agonizante, abatiste en mi pecho tu semblante que tino el rosicler de los sonrojos. Jardín de nardos y de mirtos rojos era tu seno mórbido y fragante, y al sucumbir, abriste palpitante las puertas de marfil de tus hinojos. ...
El cuervo de Alberto Blanco
Sé que es diciembre en alguna parte y que saltan los astros en las copas blandas de los abetos recién nevados. Sé que hay una especie de cuervo que llega a encender su propia mecha y extiende lentas alas de humo a lo largo del cielo. Una tenue luz -mientras tanto- ...
Sé que no sabes que recuerdo tanto... de Tomás Segovia
Sé que no sabes que recuerdo tanto tu piel untuosa y pálida, amasada con fiebre y luna, y tu boca abrasada, blanda y jugosa y salada de llanto, y tu implorante gesto de quebranto, sobre tu frigidez crucificada y agradecida y tierna aunque insaciada, y mi esfuerzo patético entretanto, ...
Aviso de Jaime Augusto Shelley
Se solicita un patio con macetas rojas y vaho de ladrillo recién regado. Árboles de altura con pájaros silvestres que hagan su ritual de baño y desayuno en una fuente de labra sencilla que enmohezca a ritmo su apacible trazo. Un hogar se solicita. De cancel abierto. De: Patria ...
Rescoldo de Jaime Labastida
Se va hacia atrás el horizonte. La estrella Sirio vuelve hasta su origen (¿cuál, oh dioses, a dónde va con esa prisa oscura?). Otros planetas surcan, en órbitas, mi sangre. El agua ya es tiniebla, el árbol se comprime. ¿Por qué la estrella y la conciencia? ¿Por qué la tempestad, ...
Señalaremos... de Tomás Segovia
Señalaremos, al azar tal vez, días especiales consagrados a celebrar el esplendor de nuestro lecho, lugar donde la guerra se derrota a sí misma, donde tú te abres y yo no me cierro, donde los luchadores saben por fin que luchando se hablan y se pertenecen. Los sexos allí aportan...
Una palmera de Rosario Castellanos
Señora de los vientos, garza de la llanura cuando te meces canta tu cintura. Gesto de la oración o preludio del vuelo, en tu copa se vierten uno a uno los cielos. Desde el país oscuro de los hombres he venido, a mirarte, de rodillas. Alta, desnuda, única. Poesía. De: El rescate del ...
En México, donde tu fuego tampoco podrá extinguirse de Thelma Nava
Será porque hoy tu fotografía junto a mí es una lámpara de fuego y ha venido un poeta de España que persigue tus pasos por la calle de Nápoles de la ciudad de México. Será porque duermes entre peces de tierra y no hay una paloma sobre tu pecho y tu espalda se ha quedado en silencio. ...
Los caminos de toda carne de Juan Bañuelos
Si a la mitad del camino de tu vida aparece una mujer joven y se entrega a ti jadeante / y despierta en tus brazos el peso insonoro voluptuoso de tierra de otros cuerpos que sin más resucitan / y después...
Si abro de Fayad Jamís
Si abro esa puerta nada se fugará. Todas las cosas volverán, serán de nuevo ellas en el cuarto encendido; todas las cosas viejas y sucias, revueltas bajo el polvo. La luz trae zumbidos, estremece las tablas, los libros, me hiere a mí que contemplo miedoso. Miedoso, sí. Me asustan ciertas visitas ...
Muerte del hombre de Alí Chumacero
Si acaso el ángel desplegara la sábana final de mi agonía y levantara el sueño que me diste, oh vida, un sueño como ave perdida entre la niebla, igual al pez que no comprende la ola en que navega o el peligro cercano con las redes; si acaso el ángel frente a mi dijera la ultima palabra, ...
Preguntas de Griselda Álvarez Ponce de León
Si cabalga tu empeño por mis bandas y mis cabellos usas como bridas, despiertas en mi espalda alas dormidas y un reino de palomas me desbandas. Voy hasta a donde quieras. Tú me mandas. El rumbo hacia las cosas compartidas: Unas buscadas y otras poseídas, ir y venir...
Frente de Griselda Álvarez Ponce de León
Si detrás de tu frente cristaliza el principio de todo; si a su puerta permanente de par en par abierta un invisible rayo se entroniza, como un oscuro dios tasa y revisa la propia destrucción que lo liberta, porque allí nace, muere y se concierta tu pensamiento esclavo de la prisa. Algo más...
Desayuno de Griselda Álvarez Ponce de León
Si es que me siento sola, no me importa. Con el ego me baño narcisista, ante el espejo me hago una entrevista y escribo lo que el vidrio me reporta: la vejez asomada que soporta un espíritu fuerte y optimista, hay mucho más de risas a la vista porque el dolor la vida nos acorta. ...
Certeza de Octavio Paz
Si es real la luz blanca de esta lámpara, real la mano que escribe, ¿son reales los ojos que miran lo escrito? De una palabra a la otra lo que digo...
Navegantes de Eduardo Langagne
Si la constelación indica el rumbo hay que mirar arriba y atrapar esa estrella en la mirada. Pero a tanta distancia ignorar es la ruta a navegar. Navegar é preciso viver não é preciso El timón no se corrige enderezando el barco. A babor se escribe. A estribor se reposa, pero late furioso...
Y tu retórica de Gilberto Owen
Si lo escribió mi prisa feliz, ¿con qué palabras, cómo dije: palomas cálidas de tu pecho ? En sus picos leería: brasa, guinda, clamor, pero la luz recuerda más duro su contorno y el aire el inflexible número de su arrullo. Y diría: palomas de azúcar de tu pecho , si endulzaban el agua ...
Bajo el oro pequeño de los trigos de Enriqueta Ochoa
Si me voy este otoño entiérrame bajo el oro pequeño de los trigos, en el campo, para seguir cantando a la intemperie. No amortajes mi cuerpo. No me escondas en tumbas de granito. Mi alma ha sido un golpe de tempestad, un grito abierto en canal, un magnífico semental que embarazó ...
Amemos de Amado Nervo
Si nadie sabe ni por qué reímos ni por qué lloramos; si nadie sabe ni por qué vinimos ni por qué nos vamos; si en un mar de tinieblas nos movemos, si todo es noche en derredor...
Mejor es levantarse de Fayad Jamís
Si no puedes dormir levántate y navega. Si aún no sabes morir sigue aprendiendo a amar. La madrugada no cierra tu mundo: afuera hay estrellas, hospitales, enormes maquinarias que no duermen. Afuera están tu sopa, el almacén que nutre tus sentidos el viento de tu ciudad. Levántate y enciende ...
Mural cómico de Carmen Alardín
Si no vienes hoy te sacaré de tu sombrero cordobés, como si fueras un palomo de alas níveas. Si no vienes hoy arrojaré tus cartas en un álamo hueco, para mirarlos destrozadas por la humedad o por los pájaros. Si hoy no regresas te diré que has muerto, que estás soñando que de mí te salvas, ...
Se dice del amor de Fernando Sánchez Mayans
Si sólo fuera amor una palabra una nocturna frase dicha de momento nada más. Y que en aéreo misterioso viaje nos dijera aquí estoy. Y así sencillamente desapareciera dejando intacto al corazón. El pulso acompasado. Si le fuera bastante una voz o una mirada...
La nostalgia de Rosario Castellanos
Si te digo que fui feliz, no es cierto. No creas lo que yo creo cuando me engaño. El recuerdo embellece lo que toca: te quita la jaqueca que tuviste, el sopor de la siesta lo transfigura en éxtasis y, en cuanto a ese zapato que apretaba tanto que te impidió bailar el primer baile, no hubo zapato. ...
Pausa de Alejandro Aura
Si te he de perder un día que no sea entre semana ni en domingo ni en sábado ni en nada. VIII Ah mi pequeño capulín, qué manera de hablar tiene tus ojo; me platican historias de amor que no conozco, me platican la rosa entera de los vientos; en el puro silencio...
Si te revuelca la ola.. de Fabio Morábito
Si te revuelca la ola procura que sea joven, esbelta, ardiente, te dejará molido el cuerpo y el corazón más grande; cuídate de las olas retóricas y viejas, de las olas con prisa, y la peor de todas, de la ola asesina, la ola que regresa.
La silla de Jaime Augusto Shelley
Si tengo que mirar un día la silla como la miro ahora y tengo que callar a los poetas para decir tan sólo es negra (Y una callejuela de árboles suntuosos se detiene sombra y sopla en los follajes) si tengo que mirar de día la silla y estrecharla y sostenerla (como a una ola hueca ...
La mano abierta de Alejandro Aura
Si tuviera un riachuelo te lo daba si tuviera una cascada mansa te la diera también si tuviera un estanque igual te lo daría...
Búsquedas de Eduardo Langagne
si un hombre busca su corazón en una calle donde todos pasan y se camina como si el mundo fuera otro es que lo habrá perdido ahí o no recuerda si fue en un terremoto o en aquella mujer que volvió negro el corazón del hombre si un hombre busca su corazón en la batalla ...
Contrafuga de la muerte de Juan Bañuelos
Si vamos a tender un cable de exorcismo, si vamos a alquilar los versos para bodas, primeras comuniones, funerales y bautizos, recojo mis papeles. Y me voy. Si vamos a leer como leemos, palabras al amado fantasma y otros espejismos, entonces me retiro. Nosotros esperamos el tren que...
Mi villa de Ramón López Velarde
Si yo jamás hubiera salido de mi villa, con una santa esposa tendría el refrigerio de conocer el mundo por un solo hemisferio. Tendría, entre corceles y aperos de labranza, a Ella, como octava bienaventuranza. Quizá tuviera dos hijos, y los tendría sin un remordimiento ni una cobardía. ...
Otra carta de Jaime Sabines
Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco. Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste untado con el bálsamo para la tristeza como para morirme apareces distante, intocable, junto a mí. Me miras como a un niño y se me olvida todo y ya sólo te quiero alegre...
Siempre ha sido mérito del poeta... de Rubén Bonifaz Nuño
Siempre ha sido mérito del poeta comprender las cosas; sacar las cosas, como por milagro, de la impura corriente en que pasan confundidas, y hacerlas insignes, irrebatibles frente a la ceguera de los que miran. Por ejemplo: todos nos sentimos mordidos por...
Mujeres de Julio Torri
Siempre me descubro reverente al paso de las mujeres elefantas, maternales, castísimas, perfectas. Sé del sortilegio de las mujeres reptiles —los labios fríos, los ojos zarcos— que nos miran sin curiosidad ni comprensión desde otra especie zoológica. Convulso, no recuerdo...
Tratado de la desesperación: los peces de José Emilio Pacheco
Siempre medita el agua del acuario Piensa en el pez salobre y en su vuelo reptante breves alas de silencio el entrañado en penetrables líquidos pasadizos de azogue en donde hiende su sentencia de tigre su condena...
Sigue el mundo su paso... de Jaime Sabines
Sigue el mundo su paso, rueda el tiempo y van y vienen máscaras. Amanece el dolor un día tras otro, nos rodeamos de amigos y fantasmas, parece a veces que un alambre estira la sangre, que una flor estalla, que el corazón da frutas, y el cansancio canta. Embrocados, bebiendo...
Sitio de amor... de Jaime Sabines
Sitio de amor, lugar en que he vivido de lejos, tú, ignorada, amada que he callado, mirada que no he visto, mentira que me dije y no he creído: en esta hora en que los dos, sin ambos, a llanto y odio y muerte nos quisimos, estoy, no sé si estoy, ¡si yo estuviera!...
Alabanza secreta de Alí Chumacero
Sobre el azar alzaba su cabello súbito resplandor, y en avaricia alucinante hendía el porvenir como regresa el héroe, después de la batalla, dando al escudo sones de cansancio. Órbita del asombro, su mirar ornaba el viento fervoroso del “sí” antes de ser, en el venal recinto...
Pequeña crónica de la fundación de una ciudad de Juan Domingo Argüelles
Sobre esta piedra, junto a este árbol retorcido ya harto de la vida ellos fundaron la ciudad. Tal vez vinieron, ellos, tras las cosas; tras las casas vendrían otros, los postreros. Luego vendrían los amores y los primeros nombres de la vida, tenues apenas, inseguros, ...
Bajo la pesada losa del mundo de Jaime Labastida
Sobre la Tierra, estamos enterrados. Todo su peso cárdeno se vuelca sobre mis pies antiguos. Toda la tierra me avienta sobre el cielo, me sujeta en mi raíz y me hunde entre sus manos. Despedazado estoy. Mis ojos van allá por el impulso, mas presos en órbitas se quedan, asidos a su fin ...
Los ojos en blanco de José Juan Tablada
Sobre la yerba estrujada, bajo la fronda sombría, te recliné desmayada cuando la tarde moría. Miré tu faz sonrosada que pálida se volvía, y sentí tu boca helada bajo el ardor de la mía... Y antes de que agonizante quedara sobre tu flanco clavado el viril anhelo, ¡miré en el supremo instante ...
Solamente él de Nezahualcóyotl
Solamente él, el dador de la vida. Vana sabiduría tenía yo, ¿acaso alguien no lo sabía? ¿acaso alguien? No tenía yo contento al lado de la gente. Realidades preciosas haces llover, de ti proviene tu felicidad, ¡dador de la vida!, olorosas flores, flores preciosas, con ansia yo las deseaba, ...
En la ola más alta de Juan Domingo Argüelles
Solamente la música, la melodía que viene y va como mi boca, ávida, de pezón en pezón, de un monte a la otra cima; solamente la música, tu música, me hace dormir, feliz, mece mi corazón y lo estremece y después lo serena y lo detiene, y lo quema y lo apaga, lo hace ceniza, ...
Soledad tardía de Enrique González Martínez
Soledad, bien te busqué mientras tuve compañía... Soledad, soledad mía, viniste cuando se fue... De tus brazos me escapé cuando en sus brazos dormía; estar a solas quería sin adivinar por qué. Toda la noche vagué, por verte, soledad mía; regresé rayando el día, y dormida la encontré. ...
Los ojos verdes de Alí Chumacero
Solemnidad de tigre incierto, ahí en sus ojos vaga la tentación y un náufrago se duerme sobre jades pretéritos que aguardan el día inesperado del asombro en épocas holladas por las caballerías. Ira del rostro, la violencia es río que despeña en la quietud el valle, azoro donde el tiempo...