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25 poemas aleatorios en video | |
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Huye de mí todo el salvaje goce de sufrir... (fragmento)
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Pedro Piccatto Por Gustavo Wojciechowski | |
Huye de mí todo el salvaje goce de sufrir. En mi órbita de lirio ah! qué calma infinita. Una calma muy blanca que me separa de lo incierto del hombre y de su nébula. Estoy como cercado de vaporosas gasas. La tierra es una fuga que yo no he comprendido... | |
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Cuando regrese a la casa que habitó tu hermosura...
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Saúl Ibargoyen Por Héctor Rosales | |
Cuando regrese a la casa que habitó tu hermosura, antes que yo mis castigados pies querrán llegar, y peinaré los cabellos no segados por el tiempo y quitaré de mis ropas las lluvias que el viento secó. Las mismas letras formarán el nombre de esta calle... | |
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Mis muertos siguen sufriendo...
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Antonio Porchia Por Darío Grandinetti | |
Mis muertos siguen sufriendo el dolor de la vida en mí... | |
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Julito (2)
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Mamá, tengo la barriga llena de hambre, dice. Y la mamá ríe y le trae la leche. Al rato, ya dormido, se sobresalta y mueve los brazos y las piernas. La mano de la madre le acaricia la espalda, se queda quieto. En su plácido rostro el corazón descansa. Vienen las estrellas en aviones... | |
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Llagas de amor
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Federico García Lorca Por Cecilia Salerno | |
Esta luz, este fuego que devora. Este paisaje gris que me rodea. Este dolor por una sola idea. Esta angustia de cielo, mundo y hora. Este llanto de sangre que decora lira sin pulso ya, lúbrica tea. Este peso del mar que me golpea. Este alacrán que por mi pecho mora... | |
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Borges y yo
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Jorge Luis Borges Por Jorge Luis Borges | |
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico... | |
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Espantapájaros 1 (fragmento)
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Oliverio Girondo Por Darío Grandinetti | |
No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de... | |
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Historia del asedio
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André Cruchaga Por André Cruchaga | |
Hay jardines que mis ojos no ven. Ningún pie cabe en el lugar Donde guardo las colillas que las manos tiran a cucharadas. Ningún día me habla con sombreros impermeables, con tazas De café o con el corazón abierto de los niños. En la pizarra Del grito hay furias, y hasta rostros de infatigable ceniza... | |
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Sé todos los cuentos, Contádme un sueño y Oíd (fragmentos)
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León Felipe Por Leonor Manso | |
Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... | |
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Suele suceder que el tiempo...
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Luis Raúl Calvo Por Luis Raúl Calvo | |
Suele suceder que el tiempo transforme los recuerdos en otros recuerdos las miradas en otras miradas las sospechas en otras sospechas. Cada familia celebra sus ritos cotidianos, crea de la nada sus propios fantasmas, inventa por las noches monstruos clandestinos... | |
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El miedo, padre
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Alfredo Fressia Por Alfredo Fressia | |
Padre, yo me espanto de estar preso en mi cuerpo, el condenado umbral, perfecto, este retorno, padre, eternamente en viaje y muerto, por las cuatro estaciones y la suerte echada de los hombres, los hijos obedientes de la especie, padre, los muertos venideros... | |
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Era un día de visitas...
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Marosa Di Giorgio Por Marosa Di Giorgio Lectura en francés Christophe Rouxel | |
Era un día de visitas. La niña trajo en la cabeza un moño de organdí blanco, que al caer de la tarde se fue poniendo celeste, para recuperar en la noche su deslumbrante blancura. La niña no decía nada; estaba fija; sólo si y no , de vez en cuando; las tazas y las copas también estaban tiesas... | |
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Qué es el canto de los pájaros
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Qué es el canto de los pájaros, Adán? Son los pájaros mismos que se hacen aire. Cantar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar. Entonces los pájaros están maduros y se les cae la garganta en hojas, y sus hojas son suaves, penetrantes, a veces rápidas. ¿Por qué?... | |
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A Pablo Neruda, en el corazón
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Rafael Alberti Por Jesús Quintero | |
No dormireis, malditos de la espada, cuervos nocturnos de sangrientas uñas, tristes cobardes de las sombras tristes, violadores de muertos. No dormireis. Su noble canto, su pasión abierta, su estatura más alta que las cumbres, con el cántico libre de su pueblo... | |
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Canto a la derrota de Arturo Godoy
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Floridor Pérez Por Floridor Pérez | |
La noche en que peleó Arturo Godoy ¿te acuerdas? Izquierda Godoy-derecha de Joe con la oreja pegada al receptor: izquierda-derecha ¡pégale carajo! las cuatro radios del pueblo amanecieron encendidas esa noche. Golpe al mentón ¡eso es! nunca se ha arriado la bandera (agáchate Godoy)… | |
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Verano
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Eliseo Diego Por Eliseo Diego | |
Ésta es la plenitud, el tiempo entero, el sellado esplendor del mediodía. En ráfagas de luz el sol envía el oro eterno al aire pasajero. Bien dibujando el árbol, bien ligero el trazo de las hojas en el día. Más honda en cambio y más y más umbría la huella del trabajo en el sendero... | |
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Sorbos venecianos (selección)
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Juana Rosa Pita Por Lourdes Pita | |
No hay ruido alguno: cada noche se escucha la sonata para voz, agua y remo. Juega a los escondidos la música, fugándose por calles, ríos y placitas. El cielo es imposible de resistir cuando nos llama asomándose al agua. Quizás en el futuro alguien se apiade del planeta... | |
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Palomas
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Jorge Meretta Por Jorge Meretta | |
Convenzo a un traje negro por el deudo dispongo un crucifijo a los testigos para la cremación de todas las palomas cada mañana cuando el párroco enloquece con su cuerda las campanas espantándole a Dios todos sus muertos... | |
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Recuerdo que el amor era una blanda furia... (fragmento)
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Eduardo Lizalde Por Eduardo Lizalde | |
Recuerdo que el amor era una blanda furia no expresable en palabras. Y mismamente recuerdo que el amor era una fiera lentísima: mordía con sus colmillos de azúcar y endulzaba el muñón al desprender el brazo. Eso sí lo recuerdo. Rey de las fieras, jauría de flores carnívoras... | |
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La luna
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía Un pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama... | |
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El hombre imaginario
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Nicanor Parra Por Nicanor Parra | |
El hombre imaginario vive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario De los muros que son imaginarios penden antiguos cuadros imaginarios irreparables grietas imaginarias que representan hechos imaginarios ocurridos en mundos imaginarios... | |
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El grito
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Nuria Parés Por Nuria Parés | |
Nadie eligió su herencia. Ni tú ni yo. Nosotros no elegimos. Fue un desigual reparto. Fue un trallazo, un tajo doloroso y dolorido, un cuchillo de sombras, una herida derramada en hondura y sin alivio... Y aquí estoy, aquí estamos con nuestra herencia en alto... | |
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Fuego azul
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Carmen Boullosa Por Betsy Pecanins | |
Cuando se queman las velas se vuelven humo poco de cera y de ceniza es el fuego quien las quema cuando se incendian las casas se vuelven humo recuerdos y cenizas es el fuego quien las quema es el fuego quien quema mi cuerpo yo soy un poco de cera enamorada me he vuelto fuego azul... | |
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Reencarnación de los carniceros
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Oscar Hahn Por Oscar Hahn | |
Y vi que los carniceros al tercer día, al tercer día de la tercera noche, comenzaban a florecer en los cementerios como brumosos lirios o como líquenes. Y vi que los carniceros al tercer día, llenos de tordos que eran ellos mismos, volaban persiguiéndose... | |
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Manifiesto (fragmento)
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Nicanor Parra Por Alberto Blanco | |
Señoras y señores ésta es nuestra última palabra nuestra primera y última palabra . Los poetas bajaron del Olimpo. Para nuestros mayores la poesía fue un objeto de lujo pero para nosotros es un artículo de primera necesidad: no podemos vivir sin poesía... | |
