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FRANCISCO A. DE ICAZA


listado de poemas

 
Ahasvero

Toma el bordó, peregrino; como ayer a la alborada, hoy con la noche mediada has de emprender el camino. Ya de las aves el trino no alegrará tu jornada; está la noche cerrada, negro y callado el camino. Si por la senda ignorada al azar de tu destino has de caminar sin tino, ...

Aldea andaluza

De toda tu belleza en mí solo perdura, entre el deslumbramiento de la intensa blancura de la cal luminosa que tus muros enjarra, la queja de una copla que los aires desgarra, y en el calcinamiento de la estéril llanura, aquel rincón de paz, oasis de frescura, perdido en la planicie donde el sol achicharra ...

El encanto del libro

Desperté de mis sueños al dolor de la vida, y hallé de mi pasado todo el derrumbamiento, y vi mis viejos libros como el arma el suicida a quien no quiso detener en su intento. Parte de mi existencia a la suya va unida. Los miro con amor y con remordimiento; ...

En la noche

Los árboles negros, la vereda blanca, un pedazo de luna rojiza con rastros de sangre manchando las aguas. Los dos, cabizbajos, prosiguen la marcha con el mismo paso, en la misma línea, y siempre en silencio y siempre a distancia. Pero en la revuelta de la encrucijada, frente a la taberna, ...

Estancia

Este es el muro, y en la ventana que tiene un marco de enredadera, dejé mis versos una mañana, una mañana de primavera. Dejé mis versos en que decía con frase ingenua cuitas de amores; dejé mis versos que al otro día su blanca mano pagó con flores. Este es el huerto, y en la arboleda, ...

Las horas

¿Para qué contar las horas de la vida que se fue, de lo porvenir que ignoras? ¡Para qué contar las horas! ¡Para qué! ¿Cabe en la justa medida aquel instante de amor que perdura y no se olvida? ¿Cabe en la justa medida del dolor? ¿Vivimos del propio modo en las sombras del dormir y desligados ...

Paisaje de sol

Azul cobalto el cielo, gris la llanura de un blanco tan intenso la carretera, que hiere la retina con la blancura de la plata bruñida que reverbera. Allá lejos, muy lejos, una palmera, tras unas tapias rojas, a grande altura, como el airón flotante de una cimera, levanta su penacho de fronda ...

Preludio

También el alma tiene lejanías; hay en la gradación de lo pasado una línea en que penas y alegrías tocan en el confín de lo soñado: también el alma tiene lejanías. En esos horizontes de olvido la sujeción de la memoria pierdo y no sé dónde empieza lo fingido y acaba lo real de mi recuerdo ...

Reliquia

En la calle silenciosa resonaron mis pisadas; al llegar frente a la reja sentí abrirse la ventana. . . ¿Qué me dijo? ¿Lo sé acaso? Hablamos con el alma. . . como era la última cita, la despedida fue larga. Los besos y los sollozos completaron las palabras que de la boca salían en frases entrecortadas. ...

Sensación de regreso

¡Madre, madre, aquí estoy. Cuando la suerte quiso, como bohemio errante dejé tu paraíso y fui de gente en gente y fui de Corte en Corte; de los soles de Oriente a las brumas del Norte; pero ni el sol ni el hielo de ti me tuvo ausente; el azul de unos ojos me hablaba de tu cielo, lo diáfano de un verso ...

Vesperal

El pastor su rebaño en el redil encierra y del prado brumoso viene una voz lejana: es aguda en la esquila y grave en la campana. . . Una niebla de ensueño se extiende por la tierra. . . El cobre del ocaso se funde en rojo brillo, y luego es amaranto, es pálido violeta, es sombra y es silencio. . ...