Me perdí en la magia de su ser;
Así cayendo poco a poco en un abismo
Lleno de emociones que no podía deshacer
Y que no me dejaban ser el mismo.
Fui invadiendo abruptamente su templo,
Su templo de su éxtasis y de su pasión
Que habitaba en su cuerpo, que es vivo ejemplo
De una diosa con un dorado corazón
Me aferraba a su mundo con maña;
Sin temor a caer en un vacío,
Sin preocuparme si existía un mañana,
Sin ver donde terminaba el río
Me estremecían sus besos tóxicos
Llenos de veneno vivo y apasionado.
Fui seducido con sus ojos hipnóticos
Y viví un sentimiento que nunca había imaginado
Su melena bailaba sobre mi cara,
Dándole más énfasis a su sonrisa.
No veo la santa hora que llegara
Para beber de su afecto sin prisa
No puedo olvidarla por más que trato.
No quiero pensar que lo nuestro nunca pasó.
Quisiera aunque sea con ella estar un rato
Para decirle que entre los dos no debió entrar el ocaso
|