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Juego

Mi pequeño Pablo
sonríe con el niño del espejo
al descubrirlo.

Agita los brazos
y grita
ante la perfecta copia de su imagen.

No sabe nada del reflejo,
no adivina que el pequeño a quien sonríe
pudiera ser él mismo.

Por su parte,
el Pablo reflejado en el espejo
se mira en los ojos del Pablo que lo mira
               y se refleja en los ojos
del que se refleja en los ojos
del que se refleja.

¿Pero cuál de todos estos niños
               es el mío?
¿Quién es mi Pablo de entre los innumerables
               reflejados?

A veces la pupila indica
con un brillo peculiar
quién es el verdadero.

Al observar detenidamente
comienzo yo también a repetirme.

Hasta que ambos existimos solamente en el espejo
y los de afuera se sorprenden
de su exacto parecido con nosotros.



De: Navegar es preciso


EDUARDO LANGAGNE




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