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Muchacha en Banao

La terre n′aime pas le sang ni les ordures.
Agrippa D′Aubigné


El ómnibus se detuvo. Los viajeros bajaron uno
          a uno.
Tú estabas entre la multitud de muchachas que
          trabajan esa tierra
y el sol de mediodía. Los viajeros se asomaron a
          los surcos,
a los rostros; interrogaron y sudaron, y luego volvían
          al ómnibus
cuando tú te me acercaste y empezaste a hablarme,
          y, mientras
sonreías, me respondiste: "Retrátame, retrátame".
          Comprendí
que debía fotografiarte con mi cámara vacía, recoger
          tus ojos
en la tierra de tu cara, porque tú querías que ese
          fantasma tuyo
viviera en las manos de un desconocido. Y aunque
          realmente
he olvidado cómo eres, ahora me he puesto a hacer
          con letras
tu retrato: aquí están la luz sudorosa de Banao
y las manchas de tus ojos en el rostro de
          la multitud.


FAYAD JAMÍS




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