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Tu cabellera

Déjame ver tus ojos de paloma
cerca, tan cerca que me mire en ellos;
déjame respirar el blando aroma
que esparcen destrenzados tus cabellos.

Déjame así, sin voz ni pensamiento,
juntas las manos en el néctar de tu aliento,
abrasarme en el fuego de tus ojos.

Pero te inclinas... La cascada entera
cae de tus rizos luengos y espesos...
¡Escóndeme en tu negra cabellera
y déjame morir bajo tus besos!


Selección: Juan Domingo Argüelles.


MANUEL MARÍA FLORES




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