☰ menú
 



La virgen trajinera

A la Madre luciente,
la virgen alba,
llevo las flores, flores
de mi chinampa.

¡Ay, agua dulce!
¡Ay, agua amarga!

La superficie mece
la frágil gracia
de florecillas, flores
recién cortadas.

¡Ay, agua dulce!
¡Ay, agua amarga!

En mis brazos y ensueños
el niño nada
por agua dulce
por agua amarga.



De: Poemas dispersos


MANUEL PONCE




regresar