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Horóscopo envidiable

Por el vértigo y para el vértigo se quiebran las tejas de las casas,
los retoños apenas nacidos, los cementerios de veletas.
Se despedazan después fachadas suntuarias,
el huracán arrasa botones de camisa,
nidos, ventisqueros,
plácidas esteras navales que la marea también deshoja.
No obstante, flotaron sin merma edades de las que nadie se acordaba
y yo, nómada entre poblaciones sin peso,
gocé de los momentos en que la esposa del amor
tiene para los hombres una intención profunda y dulce;
amé las suntuosas exequias que Dios depara a su universo,
la hora presta a resurgir, a caer
por una espiral de águilas soberbias
y a detenerse en los altos y muelles tazones de los nidos,
donde hemos de beber algo más que lo mejor del vino.



De: Delante de la luz cantan los pájaros


MARCO ANTONIO MONTES DE OCA




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