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Al llegar el último día

Si hoy fuera el último
día señalado para no asombrarnos
le pediría prestado a mi enemigo
su pañuelo de seda, su corbata de sombra.
Ataría con ellos las palabras rotas
y las que nunca dije.

¿A quién llamaría amiga, antigua compañera de linaje,
hermana de mi estirpe?
A ella, la que no puede ahora mirar las luces
a la que nunca duerme o apenas cree que sueña.

El día último, el anterior, sería como si los caballos
se pusieran a bailar
                    con locura

                              La otra cara de la luna es morada

Hay que bajar la voz
                              alguien llama a la puerta
y yo no voy a abrir
                              y yo no voy a abrir.



De: Verano en la ciudad


THELMA NAVA




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