☰ menú
 



No estamos nunca a solas...

No estamos nunca a solas. Somos tú y yo, intercambiando en nuestras carnes, en nuestros corazones, los secretos signos con que afirma cada uno al otro interrogándolo y en puro ofrecerse está llamándolo, y en que reconoce cada uno de nosotros la respuesta en que es reconocido...

Y además el dios, oscuro, mudo como una oreja, recinto intacto como el hueco de un pecho vacío y resonante, sólo habitado por las plegarias que le damos, lugar donde nuestro coloquio puede ser espiado, donde se hace escuchable lo que es entre nosotros escuchado sin razón, y que así mirado desde la alta urna donde vive esta plegaria, puede alzar su mirada más allá de la locura.



10 de la serie: Algunas piedras de un collar del dios


TOMÁS SEGOVIA




regresar