Ojo de jaguar Editora del videograma: AV digital por Efraín Bartolomé
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de Palabra Virtual
Yo llevo el nombre...
Yo llevo el nombre de John Lloyd Stephens
Caminante y banquero Conocí estas tierras paso a paso
a la mitad del siglo XIX
Me quemaron igual dolor y maravilla
Yo soy Frederick Catherwood:
dibujante de las constelaciones palencanas:
de mis dedos salen universos incomprensibles
La soberbia montaña y su verde esplendor
Los follajes magníficos donde las aves pulen su primor encendido
y los monos aúllan y braman y reinan a cien metros del suelo
donde jaguares beben en aguas transparentes
y los diez mil arroyos van conformando el río
y los cien ríos forman ahora el Río:
que va de los cincuenta a los cien a los quinientos
al kilómetro y medio de anchura luminosa hasta arrojarse al mar
Ahí va don Juan Ballinas navegando en el tiempo:
el tiempo es un jaguar que nada sobre el río
a favor de la corriente:
se hunde y emerge:
se sumerge y brota el estrellado cielo de su piel
Se vuelve a sumergir:
su cabeza magnífica
con los dos ojos como dos astros locos
hiere la verde transparencia:
en su lomo
va montado don Juan
Yo soy Manuel José Martínez
y de mi finca Tecojá voy por el río que don Juan exploró
En un encajonado del Jataté el río nos revuelca
nos estrella en las rocas parte nuestro cayuco de madera soberbia
cobra su tributo de sangre: los muertos se pudrieron en el fondo del río
Yo soy Cornelio Colorado ingeniero
Yo iba en esa expedición
Exploraba territorios para la Casa Bulnes
que sacaría madera en tiempos de creciente
si es que la vía fluvial de estas montañas
salía al Usumacinta y luego al mar
como decía Ballinas
Así fueron las cosas aunque ya no lo vi:
el Jataté y el río de Ocosingo fueron el mismo río
después llamado Lacantún
Los restos del cayuco en que morí
llegaron a Tabasco por el Usumacinta: el río de monos
nombre que toma cuando al gran Lacantún se le junta el Pasión
En el encajonado traicionero dejé mi sangre y mi vida
y mi nombre
Yo soy Canuto Bulnes y he formado una estirpe de hombres
acostumbrados al trabajo mayor
Nos metimos sin miedo al Desierto de la Soledad
y sacamos caoba cedro palo de tinte
y oro del corazón de la montaña:
de Tenosique a El Real con base en San Quintín
todo el Jataté central fue nuestro
Nosotros somos Manuel y Román Romano asturianos de Oviedo:
hermanos abarroteros comerciantes transportistas navieros:
monteros al final de la jornada
A través de la selva y el pantano hicimos un camino de cincuenta leguas
desde nuestra finca en Tenosique
hasta la confluencia del Tzendales con el Arroyo Negro
donde fundamos la Central de San Román:
construímos todo un pueblo para la explotación de la madera
y ese pueblo fue atendido por hombres:
tumbadores labradores boyeros gañanes callejoneros
bogas y herreros carpinteros tenderos vaqueros y mecánicos:
monteros todos capitaneados por un hombre más recio
y tan talludo como los demás
Yo soy Fernando Mijares
Administré la Central de San Román con la mano más firme:
prohibí el juego y el trago mantuve el orden y el trabajo
hasta que la Revolución me lo impidió
Me detuvieron: compré mi libertad
Después ya en San Juan Bautista aquella Villahermosa
me encarcelaron me vejaron mancharon mi memoria
Por orden del tirano Garrido los presos me arrojaron excremento y orines
Me mató la vergüenza
Yo soy B. Traven Ret Marut Traven Torsvan Hal Croves:
mi nombre es lo de menos: ojo y corazón del siglo que acabó:
una brizna de polvo enamorado de esta selva doliente:
de ella escribí lo que vi y lo que me contaron
Yo soy un patrón ejercitando el derecho de pernada
Soy la muchacha sobre la cual el patrón ejercita su derecho
Soy el novio de la muchacha sobre la cual el patrón...
y esto que brilla en mis ojos semejante a una lágrima
es el filo de mi machete
El siglo XX trae turbio polvo del norte: caballo grande: arroyo nuevo
Nosotros somos Alberto Pineda Víctor Victoria José Trujillo:
rancheros en armas: caballo criollo contra los carranclanes
No estamos solos: acá Porfirio Navarro Manuel Sobrino
Calixto Rabasa Humberto Solórzano Alfredo Zepeda
Agustín Gordillo Galación Parada Mucio Torres:
afluentes del gran río
Yo soy un peón de finca que lucha junto a su patrón
para sacar de nuestra tierra
a los que vienen a revolver las cosas
Yo soy un niño montado en su caballito de palo
Quiero jugar a pinedistas y federales
pero no se puede jugar:
todos quieren ser pinedistas
Aquí Presente! Chester Castellanos coronel
He muerto a manos del ejército rebelde
Amé a doña Angélica Ballinas mujer sabia
Ella llora mi muerte
Yo soy José Emigdio Rodríguez poeta
Enciendo el aire con un ramillete azul
mientras el asesino me espera en la espesura
Somos Gertrude Duby y Pancho Blom
Sensibles al cielo a la tierra y al agua
Un poco bejucos
Un poco orquídea y árbol
Algo de quetzal y rama
Aquí don Cuauhtémoc Ballinas:
médico del valle y guardián de El Paraíso
Más acá José Tárano: no hacendado: finquero asentado en El Real
Mi nombre es Pedro Vega: hijo de la montaña
Yo soy Vicente Bor: caribe
Y yo Chan Kin: en mi memoria suena el canto del tigre
Me llamo Carlos Frey
Mi vida es la aventura
Aquí aprendí a ser buen cazador
Puedo nadar en el crecido Jataté
que me acepta como hijo
Oigo las fuentes desde el despeñadero
Trepado en la gran piedra miro los troncos humeantes
al día siguiente de la quema
a casi un año de la roza
a varios meses de la tumba
Miro un claro de selva lleno de astillas olorosas
donde un hombre camina como sobre una alfombra delicada
De: Audiencia de los confines (fragmento)
Del libro OJO DE JAGUAR
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