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listado de poemas por primeros versos letra d

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136 poemas con la letra "d"

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Epitafio de Efraín Bartolomé
Del repecho más alto del acantilado que fue se despeñó hasta el fondo de sí mismo. Tardó toda su vida cayendo. Ya llegó...
Sandía de José Juan Tablada
Del verano, roja y fría carcajada, rebanada de sandía.
Primer día (Soneto III) de Octavio Paz
Del verdecido júbilo del cielo luces recobras que la luna pierde porque la luz de sí misma recuerde relámpagos y otoños en tu pelo. El viento bebe viento en su revuelo, mueve las hojas y su lluvia verde moja tus hombros, tus espaldas muerde y te denuda y quema y vuelve yelo. . ...
El éxtasis del silencio de Enrique González Martínez
Del viejo parque en el rincón lejano, echo para el amor tibio y discreto, aspiraba el secreto de la muda caricia de tu mano... Todo callaba en torno solamente en alas del ambiente, un concierto de aromas ascendía alrededor de tu alma y de la mía, callaban brisas, pájaros y fuentes... ...
Dentro de poco vas a ofrecer... de Jaime Sabines
Dentro de poco vas a ofrecer estas páginas a los desconocidos como si extendieras en la mano un manojo de hierbas que tú cortaste. Ufano y acongojado de tu proeza, regresarás a echarte al rincón preferido. Dices que eres poeta...
Un despertar de Octavio Paz
Dentro de un sueño estaba emparedado. Sus muros no tenían consistencia ni peso: su vacío era tu peso. Los muros eran horas y las horas fija y acumulada pesadumbre. El tiempo de esas horas no era tiempo. Salté por una brecha: eran las cuatro en este mundo. el cuarto era mi...
Perversidad de la separación de Juan Bañuelos
Desautorizomi ternura / vuélvansemis ojos turbulencia / pido castigo ejemplar a mis palabras. al alba quito la escalera para que ninguna luz suba a las ventanas / que sea irreflexivacomo un perromi bondad que en los charcos sean glorificados mis instintos que la vida tropiece ...
Fondo de agua de Juan Bañuelos
Descendemos. Debajo de mi piel tú cantas y en la última curva de mis venas con un tropel de polen te despides. Un día estás en mis ojos bajo un ruido de llamas, otro día duermes como la niebla junto a mi sombra agazapada. Si supieras que llegas y en tu mano está a punto...
Nazareth de Rosario Castellanos
Descendiendo a la cueva en que el Arcángel hizo su anuncio, pienso en María, ese vaso de elección. Como todos los vasos, quebradizo. Como todos los vasos, demasiado pequeño para el destino que se vierte en él. De: Poesía no eres tú
Mis enlutadas de Manuel Gutiérrez Nájera
Descienden taciturnas las tristezas al fondo de mi alma, y entumecidas, haraposas, brujas, con uñas negrasmi vida escarban. De sangre es el color de sus pupilas, de nieve son las lágrimas, hondo pavor me infunden..., Yo las amo por ser las solas que me acompañan. Aguárdolas ansioso, si el trabajo ...
Desconcertado es el tiempo... de Víctor Sandoval
Desconcertado es el tiempo porque sus atardeceres caen en esta laguna donde las garzas vuelan. Otras aves desgarrarán el pecho de la aurora. Una mujer se viste y se desviste con sus ropas de verano. Pariente de sí misma en el espejo, enemiga del frío, húmeda cicatriz donde me hundo, ...
Cicatriz de aire de Efraín Bartolomé
Descorro las cortinas de la noche y entra el rumor de Tuxtla hasta el cuarto de hotel donde como una cicatriz del aire arde el recuerdo de tu cuerpo La limpieza perfecta del espejo me devuelve una imagen incompleta borrosa...
Cimetière de Montmartre de Marisa Trejo Sirvent
Desde el 74 autobús parisino quiero no quiero dirigirme a nadie a ningún sitio a menos que se trate de un cementerio donde todos estén muertos menos yo. París, 1981. (Poema proporcionado por la autora)
Brazo de Griselda Álvarez Ponce de León
Desde el apoyo que fundó tu brazo, desde tu fuerza que midió el paisaje cuando entero de abrigo y hospedaje te enredaste cabal en mi regazo, vas lloviendo semillas paso a paso en la fiesta del surco. Tu ramaje edifica inquietudes en el viaje por los alrededores del abrazo. Tanto tienes...
Dudas del astronauta de Enzia Verduchi
Desde el balcón del universo el astronauta acaricia en la pantalla su virtual Oklahoma. ¿Qué hace un vaquero en la exosfera exhibiendo sus debilidades y virtudes por circuito cerrado en Cabo Cañaveral? No es tiempo de ermitaños en busca de la dentadura postiza entre la presión ...
Malinche de Rosario Castellanos
Desde el sillón del mando mi madre dijo: Ha muerto . Y se dejó caer, como abatida, en los brazos del otro, usurpador, padrastro que la sostuvo no con el respeto que el siervo da a la majestad de reina sino con ese abajamiento mutuo en que se humillan ambos, los amantes, los cómplices. ...
Veinticinco de abril, temprano de Tomás Segovia
Desde el umbral de mi jornada Miro el limpio tamaño de las horas Frescas y ociosas Dispuestas y en espera de su huésped Y el amor ya está allí Siempre lo miro desplegarse Tan adelante de mi centro Siempre sigo su onda apresurándome Pisando sólo el borde...
Desde esta luz de Coral Bracho
Desde esta luz que incide, con delicada flama, la eternidad. Desde este jardín atento, dede esta sonbra. Abre su umbral el tiempo, y en él se imantan los objetos. Se ahondan en él, y él los sostiene así: claros, rotundos, generosos. Frescos llenos de su alegre volumen, ...
Carta a Jesús Arellano de Enriqueta Ochoa
Desde hace años, Jesús, el corazón me rebota loco entre las sienes y ando por los rincones escondiendo al sollozo. Estreno una sonrisa cada mañana y pido limosna en todas las esquinas, porque ¿quién va a prestarme su vida, su amor, o su Dios? Tengo que comprármelos yo misma, ...
De sus ojos ornados de arenas vítreas de Coral Bracho
Desde la exhalación de estos peces de mármol; desde la suavidad sedosa de sus cantos, de sus ojos ornados de arenas vítreas, la quietud de los templos y los jardines (en sus sombras de acanto, en las piedras que tocan y reblandecen) han abierto sus lechos, han fundado sus cauces bajo ...
Antífona de la verdad de Raquel Huerta - Nava
Desde la fuente de la palabra el agua viva fluye sin cesar las puertas se han abierto rotos están los sellos el universo entero se desata ante ti: la escala luminosa espera tu paso incierto de tus triunfos y tropiezos de tus lágrimas y heridas de tus besos y fracasos derrotas y esperanzas ...
El insurgente de Guillermo Prieto
Desde la hermosa ribera se mira incierta bogar una barquilla ligera, que desafía altanera los horrores de la mar. Dentro se mira sentado un orgulloso guerrero: el casco despedazado, el vestido ensangrentado y a su derecha el acero. A su hijo tierno, inocente lleva entre sus fuertes brazos: ...
Aguja en el pajar de Jaime Labastida
Desde la pluma brotas, súbita llama tensa que se prende aun a la madera húmeda y la quema y la guarda. Entonces tu jadeo (reiterado, sonámbulo sonido que atraviesa las destruidas, de amor, paredes de mi cráneo y pronuncia sin decirlo mi solo nombre oscuro y dibuja mi rostro), ...
Guía de la Ciudad de México de Jaime Augusto Shelley
Desde las Lomas Heights, donde aún habitan, gozosos, los políticos enriquecidos, los antiguos banqueros, con su blanca (o verde) faz atónita y una numerosa flotilla de grandes capitanes de la industria y el comercio (que siguen nadando en la corriente, antes de que Neza los devore) ...
Mea Culpa de Salvador Novo
Desde su gestación en la grávida tierra yo pude contemplar, maravillado, iniciar, reanudarse una vida a la mía confiada, el milagroso germinar de la semilla, la nueva luz en ojos que en mi se abrieron a absorber el mundo oscurecido mil veces antes, sobre los que cerró una muerte...
Desdoblo las esquinas... de Lucero Alanís de Gurrola
Desdoblo las esquinas quiero borrar esas marcas de papel que la oscuridad pierda tus palabras con las calles de cada renglón circulan por mis ojos adioses y regresos formando nudos en las arterias todos los mañanas están presentes sus esquinas dobladas en mi espera ...
Kristiansand de José Emilio Pacheco
Desembarcamos al atardecer. Diluviaba. Nunca estuvo tan gris el Mar del Norte. Pero obstinada en recobrar la sal, la lluvia, a grandes...
Cézanne de Xavier Villaurrutia
Deshace julio en vapor los cristales de las ventanas del agua y del aire. En el blanco azul tornasol del mantel los frutos toman posturas eternas para el ojo y para el pincel. Junto a las naranjas de abiertos poros las manzanas se pintan demasiado, y a los duraznos, por su piel de quince años, ...
Deshojamiento el aire respirado de Ricardo Yáñez
Deshojamiento el aire respirado lengua dolida luz el pensamiento y llave de ceniza el pedimento de que el fuego nos diga iluminado Rebalse de luciérnagas el vado vaharadas de ámbar y el aliento arborescencias habla soy y siento en murmurio aquel tiemblo abandonado Coruscación ...
Amatorio de Carmen Villoro
Desnuda me miro en el espejo perturbable. No tengo rostro mi signo del zodiaco es el desorden. Sola estoy cuando podría ser otra vez el lento obstinado presagio de tus dedos. Este es sólo el exordio del placer. Después vendrá la imagen de tu boca atravesando un claro en la arboleda. . ...
Mi amante de Alí Chumacero
Desnuda, mi funesta amante de piel vencida y casta como deshabitada, sacudes sobre el lecho voces y ternuras contrarias a mis manos, y un crepúsculo escucho entre tu cuerpo cuando al caer en ti agonizo en un nacer marchito, sin el duelo comparable al temor de tu agonía. ...
Cantata a solas (37-Cantado) Canción de otoño de Tomás Segovia
Desperdigados pájaros ociosos A pie por la lodosa hierba En la que día gris Deposita en silencio Un leve sedimiento de luz turbia Tan tenue dicha interminablemente Ahora que no nos mira el mudo cielo Y sólo ahora lo sabemos Por un rato apeados del estruendo A estirar nuestros miembros ...
El encanto del libro de Francisco A. de Icaza
Desperté de mis sueños al dolor de la vida, y hallé de mi pasado todo el derrumbamiento, y vi mis viejos libros como el arma el suicida a quien no quiso detener en su intento. Parte de mi existencia a la suya va unida. Los miro con amor y con remordimiento; ...
Onírico de Tomás Segovia
Despierto:con su anzuelo imantado me pesca el día desde el fondo de las corrientes perdidas donde estaba viviendo (había un bosque submarino mecido por oscuras marejadas en su rincón más sombrío había una gruta en la gruta había una mujer en la mujer había una gruta...) ...
La manzana de Fernando Ruiz Granados
Desprender el fruto La roja manzana del Paraíso El perfecto fruto que pendió De la rama más alta del jardín Morderla No para gustar de su sabor Que contenta los sentidos Probar del fruto para alcanzar Su ardiente centro Su ignorada esencia Para vislumbrar el umbral del Comienzo ...
Orígenes de Eduardo Langagne
Desprenderse del humus, evaporarse. Subir, vapor de agua, hasta la nube indómita. Esperar el momento de volver a la tierra. Precipitarse hacia el nuevo territorio del agua. Penetrar a la tierra. Alcanzar...
Magnífica confusión de Lucero Alanís de Gurrola
Después de las doce aún está mi noche de ahora también el ayer Hablo a dos tiempos de planes y recuerdos con mi reloj personal el que se aleja de la reglamentaria medición y escribe poemas en mi almohada La confusión magnífica transforma cuentos reales ...
Marianne de Enriqueta Ochoa
Después de leer tantas cosas eruditas estoy cansada, hija, por no tener los pies más fuertes y más duro el riñón para andar los caminos que me faltan. Perdona este reniego pasajero al no encontrar mi ubicación precisa y pasarme el insomnio acodada en la ventana cuando la lluvia cae, ...
Sombras de Jaime Augusto Shelley
Después de los cuerpos van las sombras Átomos dispersos que se encajan en los pisos las paredes que estallan en los bordes dilatándose vuelven y se quedan en el mediodía Van las sombras como cuerpos Los cuerpos como viento De: Horas ciegas, 1988
Crónica de Indias de José Emilio Pacheco
Después de mucho navegar por el oscuro océano amenazante encontramos tierras bullentes en metales, ciudades que la imaginación nunca ha descrito, riquezas, hombres sin arcabuces ni caballos. Con objeto de propagar la fe y quitarlos de su inhumana vida...
Adios de Manuel Acuña
Después de que el destino me ha hundido en las congojas del árbol que se muere crujiendo de dolor, truncando una por una las flores y las hojas que al beso de los cielos brotaron de mi amor. Después de que mis ramas se han roto bajo el peso de tanta y tanta nieve cayendo sin cesar, y que mi ardiente ...
Después de todo... de Jaime Sabines
Después de todo pero después de todo sólo se trata de acostarnos juntos, se trata de la carne, de los cuerpos desnudos, lámpara de la muerte en el mundo. Gloria degollada, sobreviviente del tiempo sordomudo mezquina paga de los que mueren juntos...
Detente sombra de Sor Juana Inés de la Cruz
Detente, sombra de mi bien esquivo, imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo. Si al imán de tus gracias, atractivo, sirve mi pecho de obediente acero, ¿para qué me enamoras lisonjero si has de burlarme luego ...
Los búhos de Alberto Blanco
Detrás de cada nube, de cada monte de cada copa, de cada rama hay búhos en la noche. Se esconden en el humo de las pipas. Se alimentan de malentendidos y estrellas de neón. En la oscuridad se pueden confundir lo mismo con esas cenizas que con sus sombras. ...
Detrás del muro blanco de los días... de Salvador Novo
Detrás del muro blanco de los días calla el Misterio. Pródigas, las horas nos llevan de la mano a las auroras de sus sorpresas y sus alegrías. Días, horas, auroras y alegrías llenen de dicha, pródigas, las horas de un Año Nuevo tal, que sus auroras renueven la ventura de sus días. Cuente...
Ofertorio de Amado Nervo
Deus dedit, Deus abstulit Dios mío, yo te ofrezco mi dolor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte! Tú me diste un gran amor, un solo amor, ¡un gran amor! Me lo robó la muerte... Y no me queda más que mi dolor. Acéptalo, Señor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!... De: La amada ...
Día del esplendor y la abundancia... de Rosario Castellanos
Día del esplendor y la abundancia. La cosecha me pesa sobre la falda. Abrid puertas, amigos, y ventanas convidando las gentes a mi casa. Dad a todos el pan, la posada. No ahuyentéis las palomas si bajan.
Julito (1) de Jaime Sabines
Dice Julito que este soldadito de plomo que tiene en la mano recibió un balazo en la nuca y cuando estaba en el suelo vino una serpiente y le mordió la pierna. Éste ya no sirve, dice, y lo coloca bocabajo y le echa unos trapos sucios encima...
Nieve en la terraza de Enzia Verduchi
Dicen que conocí la nieve en una terraza, pero jamás la he tocado, su blandura o su dureza desconozco. En cambio recuerdo esa terraza por un pino enorme en una maceta, por mis padres bailando Lady day en voz de Sinatra, por la felicidad que ofrecía mirar hacia todos lados. ...
Fósiles (IV) de Jair Cortés
Dicen que las alas son un instante, una mueca gris, tardía, y son quizá el destino vegetal de la libélula, los brazos de una nave antigua, los remos de la barca perdida en el fallido cálculo de su destino. Yo digo que las alas en algún tiempo fueron campanas, volaron alto y descendieron ...