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Eduardo Lizalde

 

Amor

primeros versos

Aman los puercos. No puede haber más excelente prueba de que el amor no es cosa tan extraordinaria. (Selección: Juan Domingo Argüelles)

 

Bellísima

primeros versos

Óigame usted, bellísima, no soporto su amor. Míreme, observe de qué modo su amor daña y destruye. Si fuera usted un poco menos bella, si tuviera un defecto en algún sitio, un dedo mutilado y evidente, alguna cosa ríspida en la voz, una pequeña cicatriz junto a esos labios de fruta en movimiento, ...

 

Del sentido del mundo

primeros versos

 

El amor es otra cosa, señores

primeros versos

Uno se hace a la idea, desde la infancia, de que el amor es cosa favorable puesta en endecasílabos, señores. Pero el amor es todo lo contrario del amor, tiene senos de rana, alas de puerco. Mídese amor por odio. Es legible entre líneas. Mídese por obviedades, ...

 

El juego inventa el juego

primeros versos

¿No será mal negocio este que somos de besos y de piernas y de pieles? A diario hacemos cuentas y balances, a diario negociamos con nuestros cuerpos y con nuestras almas. Inútilmente, a ciegas, sordos. Inútilmente. Inútil. Los dos robamos. Ambos somos venales. Nos vigilamos, ...

 

El perro

primeros versos

Éste es un perro. Una creiatura que se ignora. No sabe que pertenece a una clase -de cosa o bestia-, ignora que la palabra perro no lo designa a él en especial: cree que se llama perro, cree que se llama hombre, cree que se llama ven , cree que se llama muerde .

 

El tigre

primeros versos

Hay un tigre en la casa que desgarra por dentro al que lo mira. Y sólo tiene zarpas para el que lo espía, y sólo puede herir por dentro, y es enorme: más largo y más pesado que otros gatos gordos y carniceros pestíferos de su especie, y pierde la cabeza con facilidad, huele la sangre ...

 

El tigre en celo...

primeros versos

El tigre en celo es como un pozo de semen, como un brazo de río: más de cincuenta veces en un día copula y se descarga largamente en la hembra, como un cielo encendido en éxtasis perpetuo, una tormenta de erecciones. Y la hembra que aúlla o vocaliza con su voz de contralto, ...

 

Entigrecido vuelvo a las cantinas...

primeros versos

Entigrecido vuelvo a las cantinas —el medio día justo hace de fuego el mundo, la tierra en esta jungla, tan lejana del mar—, sediento de cerveza muy fría y sólo como el tigre en esas horas con un cuaderno, un lápiz en la mano. La cantina es neutral, hay tregua en ella de razas y fortunas...

 

Este poeta exprime su riñón...

primeros versos

Este poeta exprime su riñón, aquel nos habla de sus calcetines escaleras arriba y de su nuez de Adán, escaleras abajo —que la hormiga no estorbe la visión del hormiguero ni el hormiguero el bosque de la hormiga—. Pero hay otros, los vándalos atroces de sí mismos, los rascacielos...

 

Grande es el odio (2)

primeros versos

Y el miedo es una cosa grande como el odio. El miedo hace existir a la tarántula, la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores. Qué sería de la tarántula, pobre, flor zoológica y triste, si no pudiera ser ese tremendo surtidor de miedo, ...

 

Grande es el odio (I)

primeros versos

Grande y dorado, amigos, es el odio. Todo lo grande y lo dorado viene del odio. El tiempo es odio. Dicen que Dios se odiaba en acto, que se odiaba con fuerza de los infinitos leones azules del cosmos; que se odiaba para existir. Nacen del odio, mundos, óleos perfectísimos, ...

 

La bala del Centauro

primeros versos

Miro desde la barra la ebanistería pomposa y centenaria y los espejos de azogue soñolientos situados al oriente en el gran bar de La Ópera —en su género, el solo arquitectónico supérstite de nuestro desmedrado Centro Histórico—; y me solazo con el cándido...

 

La bella implora amor

primeros versos

Tengo que agradecerte, Señor -de tal manera todopoderoso, que has logrado construir el más horrendo de los mundos-, tengo que agradecerte que me hayas hecho a mí tan bella en especial. Que hayas construido para mí tales tersuras, tal rostro rutilante y tales ...

 

La mano en libertad

primeros versos

Escribir no es problema. Miren flotar la pluma por cualquier superficie. Pero escribir con ella -Montblanc, Parker o Pelikan-, sin mesa a mano, tinta suficiente o postura correcta, es imposible, y a veces pernicioso. Puedo escribir, señores, con los ojos cubiertos, ...

 

La prosa es bella

primeros versos

 

Lamentación por una perra (2)

primeros versos

La perra más inmunda es noble liro junto a ella. Se vendería por cinco tlacos a un caimán. Es prostitua vil, artera zorra, y ya tenía podrida el alma a los cuatro años. Pero su peor defecto es otro: soy para ella el último de los hombres. (Selección: Juan Domingo ...

 

Lamentación por una perra (3)

primeros versos

Muerde la perra cuando estoy dormido; rasca, rompe, excava haciendo de su hocico una lanza, para destruirme. Pero hallará otra perra dentro que gime y cava hace veinte años. (Selección: Juan Domingo Argüelles)

 

Lamentación por una perra (4)

primeros versos

No se conforma con hincar los dientes en esta mano mansa que ha derramado mieles en su pelo. No le basta ser perra: antes de morder moja las fauces en el retrete. (Selección: Juan Domingo Argüelles)

 

Lamentación por una perra (5)

primeros versos

¡Qué bajos cobres ha de haber tras esa aurífera corona! ¿Qué llagas verdes bajo las pulpas húmedas de su piel esmeralda! ¡Qué despreciable perra puede ser ésta, si de veras me ama! (Selección: Juan Domingo Argüelles)

 

Lamentación por una perra (I. Monelle)

primeros versos

También la pobre puta sueña. La más infame y sucia y rota y necia y torpe, hinchada, renga y sorda puta, sueña. Pero escuchen esto, autores, bardos suicidas del diecinueve atroz, del veinte y de sus asesinos: sólo sabe soñar al tiempo mismo de corromperse. Ésa es la clave. ...

 

No sirve de otro modo

primeros versos

No importa que sea falso: cuando tú quieras verme unos minutos vive conmigo para siempre. Cuando simplemente quieras hacer bien el amor entrégate a mi cuerpo como si fuera el tuyo desde el principio. De otro modo, no sirve: sería como prostituirse el uno con el otro; ...

 

Nombra el poeta...

primeros versos

Nombra el poeta con un silencio ante la cosa oscura, con un grito ante el objeto luminoso. Pero ¿qué cosa dicen de las cosas los nombres? ¿Se conoce al gallo por la cresta guerrera de su nombre, gallo? ¿Dice mi nombre, Eduardo, algo de mí? Cuando nací ya estaba creado el nombre, ...

 

Otras bestias

primeros versos

Otras bestias declinan siempre al oro del alba, al mediodía furioso, nunca en la noche de augurios persistentes y toses de rifleros suicidas. Ostentosas, diurnas, claras bestias vivientes, se quiebran, pierden pie, se apagan o se oxidan y oscurecen. Y alrededor del que las mira, el que...

 

Pobre Desdémona

primeros versos

La espalda de esta luz son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse y que hacen florecer las prímulas y azahares en tus flancos. Y caen del lecho moras de grueso jugo, cuando sueñas; y zarzarrosas crecen bajo el cojín de pluma; y tiernos gansos pican, bajo el tálamo, ...

 

Profilaxis

primeros versos

Los amantes se aman, en la noche, en el día. Dan a los sexos labios y a los labios sexos. Chupan, besan y lamen, cometen con sus cuerpos las indiscreciones de amoroso rigor, mojan, lubrican, enmielan, reconocen. Pero al concluir el asalto, los dos lavan sus dientes con distintos cepillos. ...

 

Prosa y poesía

primeros versos

A Carlos Fuentes La prosa es bella -dicen los lectores-. La poesía es tediosa: no hay en ella argumento, ni sexo, ni aventura, ni paisajes, ni drama, ni humorismo, ni cuadros de la época. Eso quiere decir que los lectores tampoco entienden la prosa. (Selección: Juan Domingo ...

 

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses...

primeros versos

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses; que se pierda tanto increíble amor. Que nada quede, amigos, de esos mares de amor, de estas verduras pobres de las eras que las vacas devoran lamiendo el otro lado del césped, lanzando a nuestros pastos las manadas de hidras y langostas ...

 

Recuerdo que el amor era una blanda furia...

primeros versos

Recuerdo que el amor era una blanda furia no expresable en palabras. Y mismamente recuerdo que el amor era una fiera lentísima: mordía con sus colmillos de azúcar y endulzaba el muñón al desprender el brazo. Eso sí lo recuerdo. Rey de las fieras, jauría de flores carnívoras, ...

 

Revolución, tiendo la mano

primeros versos

Revolución, tiendo la mano y a veces me la muerdes. Soy individualista, pero el mundo no es bello. Sólo el idiota, el loco y el canalla piensan que el mundo es un jardín donde florece una esmeralda con sabor a durazno. Mira, yo estoy contigo, en serio. ¿Cómo han de herirte a ti, ...

 

Todo poema es su propio borrador

primeros versos

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