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listado de poemas en audio por primeros versos letra e

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191 poemas con la letra "e"

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El regreso de Robinson Crusoe de Enzia Verduchi
En un archipiélago del océano pacífico existen paquetes turísticos con tu nombre, paraíso para jugar al golf o al tenis, para iniciar a los recién casados: villas Dafoe, comedor Viernes, curiosidades Crusoe. Ahora sólo eres más viejo, Robinson, no tienes que enseñar hablar a nadie; ...
Distancia del amigo de Rosario Castellanos
En una tierra antigua de olivos y cipreses ha fechado mi amigo su más reciente carta. Lo imagino escribiendo, sentado en una roca a la orilla del mar, tirando piedrecitas sobre el lomo verduzco de las olas. (Si estuviera en un parque tiraría migas a los gorriones, si en un estanque, ...
Alfa y omega de Marco Antonio Montes de Oca
Encadenado a mi sangre libre Con grilletes de campanas Entro a mi siglo Por la puerta palpitante de mí mismo Y camino descalzo Por un archipiélago de almohadas Hacia la radiante oscurana del origen. Atrasa la lluvia sus relojes Y la dínamo salvaje retatúa su eje la pura...
Discurso del paralítico de Gilberto Owen
Encadenado al cielo, en paz y orden, mutilado de todo lo imperfecto, en esta soledad desmemoriada paisaje horizontal de arena o hielo nada se mueve y ya nada se muere en la pureza estéril de mi cuerpo. Solo la ausencia. Sólo las ausencias. A la luz que me ofusca, en el silencio del aire ...
Dos dudas en qué escoger tengo... de Sor Juana Inés de la Cruz
Enseña modo con que la hermosura, solicitada de amor importuno, pueda quedarse fuera de él con entereza tan cortés, que haga bienquisto hasta el mismo desaire... Dos dudas en qué escoger tengo, y no sé a cual prefiera: pues vos sentís que no quiera, y yo sintiera querer. ...
Entiendo de Eduardo Zambrano
Entiendo que este día nadie va a llamar. Ni los más caros deseos, ni esas fantasías que me han acompañado todo este tiempo. Sencillamente estaré solo y está bien. Entiendo que ya no tendrá sentido fingir. (De:Reincidencias)
El puente de Octavio Paz
Entre ahora y ahora entre yo soy y tú eres la palabra puente. Entras en ti misma al entrar en ella: como un anillo el mundo se cierra. De una orilla a otra siempre se tiende...
Atención de Eduardo Langagne
Entre la multitud puedes reconocerme, amor: yo soy el que va cantando.
Entre la noche y el día de Alejandro Aura
Entre la noche y el día ¡qué misterio, carajo, qué misterio! Urna cerrada de la luz, ábreme las compuertas. Vengo del huracán, hollado por los escombros: partes de coche, conservas, esqueletos tranquilos, ramas, callejones oscuros para que dos se presenten...
Niña de Octavio Paz
Entre la tarde que se obstina y la noche que se acumula hay la mirada de una niña. Deja el cuaderno y la escritura todo su ser dos ojos fijos. En la pared la luz se anula. ¿Mira su fin o su principio? Ella dirá que no ve nada. Es transparente el infinito. Nunca sabrá que lo miraba. ...
Las amigas misteriosas de Eduardo Langagne
Entre las perlas negras que el poeta reunió en su juventud encuentro algunas que ahora pulo, engasto y renuevo en el collar de mis libros de diciembre. Mis amigas misteriosas han enviado mensajes hacia el final del año y al inicio del nuevo. No son exactamente...
Del árbol de Eduardo Langagne
Entre las ramas del árbol veo un pobre gorrión perdido que tiembla bajo la lluvia si arrecia el frío. Tiembla cuando el viento exige, porque no hay hembra y no hay nido. Tiemblan de viento...
Entre los tibios muslos te palpita... de Tomás Segovia
Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita. ...
Entre los tibios muslos te palpita... de Tomás Segovia
Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito...
Entre mis manos... de Alí Chumacero
Entre mis manos vives en confusión de nacimiento y corazón herido, como desvanecerse o contemplar un alto simulacro de ruinas; sobre mis dedos mueres, materia pensativa que se abate bajo el murmullo de mi tacto, y eres tristeza en mí, suave como la forma de la nieve, ...
Pequeña crónica de Rosario Castellanos
Entre nosotros hubo lo que hay entre dos cuando se aman: sangre del himen roto. (¿Te das cuenta? Virgen a los treinta años ¡y poetisa! Lagarto.) La hemorragia mensual o sea en la que un niño dice que sí, dice que no a la vida. Y la vena mía o de otra ¿qué más da? en que el tajo suicida ...
El mar sigue adelante de José Emilio Pacheco
Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el mar en dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñe a la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizar no le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca...
El mar sigue adelante de José Emilio Pacheco
Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el maren dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizarno le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia ...
Discurso por las flores de Carlos Pellicer
Entre todas las flores, señoras y señores, es el lirio morado la que mas me alucina. Andando una mañana solo por Palestina, algo de mi conciencia con morados colores tomó forma de flor y careció de espinas. El aire con un pétalo tocaba las colinas que inaugura la piedra...
Epitafio sobre ninguna piedra... de Octavio Paz
Epitafio sobre ninguna piedra: Mixcoac fue mi pueblo: tres sílabas nocturnas, un antifaz de sombra sobre un rostro solar. Vino Nuestra Señora, la...
Soneto III de Carlos Pellicer
Era mi corazón piedra de río que sin saber por qué daba remanso, era el niño del agua, era el descanso de hojas y nubes y brillante frío. Alguien algo movió, y se alzó el río. ¡Lástima de aquel hondo siempre manso! Y la piedra lavada y el remanso liáronse en sombras de esplendor sombrío. ...
Era mi corazón piedra de río... de Carlos Pellicer
Era mi corazón piedra de río que sin saber por qué daba remanso, era el niño del agua, era el descanso de hojas y nubes y brillante frío. Alguien algo movió, y se alzó el río. ¡Lástima de aquel hondo siempre manso! Y la piedra lavada y el remanso liáronse en sombras de esplendor...
Plátanos en el Main de Enzia Verduchi
Era otoño en Francfort y la primera visión del río fue un cuerpo ahogado en su sed. Juraste que los árboles aledaños al Main se llamaban plátanos y eran sus hojas las que se arremolinaban en ese cuerpo. Y a espaldas de esa premonición recorrimos los adoquines del Römer insensibles ...
Era también de fuego... de Rubén Bonifaz Nuño
Era también de fuego: sobre el tizón, hirientes, casi diáfanas violetas duras a los ojos, coronadas de oro. De esto era, de esto se construía bajo el humo. También como de alas en asalto; pluviales hojas enjambradas, arboladuras de reloj a vela. Y en vela yo, sumiso y vigilante...
Todo se deja, así (fragmentos) de Carmen Alardín
Era todo tan leve como el punto más liviano del sol cuando amanece. Era todo tan suave como el higo picoteado de pájaros con sueño. Era luz que se quiebra en tu sonrisa suspendiendo sus frutos en la sombra. Era todo tan tenue que cabía en un adiós o en una bienvenida. Era todo tan tuyo ...
El caballo rojo de Efraín Huerta
Era un caballo rojo galopando sobre el inmenso río. Era un caballo rojo, colorado, colorado como la sangre que corre cuando matan a un venado . Era un caballo rojo con las patas manchadas de angustioso cobalto. Agonizó en el río a los pocos minutos. Murió en el río. La noche fue su tumba. ...
Poesía de Xavier Villaurrutia
Eres la compañía con quien hablo de pronto, a solas. Te forman las palabras que salen del silencio y del tanque de sueño en que me ahogo libre hasta despertar. Tu mano metálica endurece la prisa de mi mano y conduce la pluma que traza en el papel su litoral. Tu voz, ...
Bajo la tórrida ceremonia sin eclipse de Marco Antonio Montes de Oca
Eres la estrella de mar sembrada en el cielo raso El invisible metal cuyo único peso es su nombre La ola en hombros del trigo El agua plural y antepasada El astro lapislázuli El astro verde veronés El astro amarillo iluminado El astro que al encenderse pierde los colores Y la alcoba...
Intimo espejo de Carmen Alardín
Eres sólo el reflejo del reflejo de otro espejo que está dentro de ti. Y el más oculto de tus espejos, viene a ser esa lágrima que el tiempo congeló para mí. De: Entreacto
Para quien pretenda conocer a un poeta de Thelma Nava
Es difícil conocer el corazón de un poeta. A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad, ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas líneas suyas. Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada, hablar de ciudades irreales, adivinar su amor y sus costumbres, su vida...
Romance apócrifo de Manuel Ponce
Es el lirio nazareno, lo difícil de la hora, reyes sin fruto, el inútil degüello de la paloma. Paisajes de Mediodía, barnices de dura goma izan brocales antiguos, frescos tópicos de sombra. Hojas de plata caían sonando por la memoria del apóstol mineral cargado con las alforjas. Pero Jesús...
Jornadas de Jaime Augusto Shelley
Es el tiempo inaplazable, nuestro tiempo, avejentado mirador hombro atrás que mira tras de sí. Sin palabras, sin sucesos. Dejando atrás paradójicamente la mirada. Rugosa piel interminable humedecida entre jornadas. Es el sol y es el agua. Hay desplomes salobres de la vista y avidez. ...
Apelación al solitario de Rosario Castellanos
Es necesario, a veces, encontrar compañía. Amigo, no es posible ni nacer ni morir sino con otro. Es bueno que la amistad le quite al trabajo esa cara de castigo y a la alegría ese aire ilícito de robo. ¿Cómo podrás estar solo a la hora completa, en que las cosas y tú hablan y hablan, ...
El oficio del río de Eduardo Langagne
Es oficio del río descifrar el secreto del agua. A los hombres del mundo, las mujeres, los niños, corresponde también descifrar el oficio del río. Como un río nacemos, sorteamos peligros, nuestro cauce se ensancha. Otras aguas nos hacen crecer: manantiales y lluvias, hilos de agua, nos nutren...
Nuevo día de Carmen Alardín
Es que alguna mañana despertamos, y ya no padecemos por lo que tanto ha muerto. Nos vamos poco a poco cubriendo en polvo de oro y abotonando el cuerpo. Como si aquella muerte también nos sostuviera, nos vemos hacia adentro desmoronados, pálidos, y no sabiendo cómo darle vuelta al anillo ...
No le habléis de amor de Amado Nervo
Es su faz un trasunto de ideal, tan completo! ¡Son sus ojos azules de tan raro fulgor! Sella todos sus actos un divino secreto… ¡No le habléis de amor! ¡Es tan noble el prestigio de sus manos sutiles! ¡Es tan pálido el rosa de sus labios en flor! Hay en ella el misterio de los viejo...
Es tan blanca, tu piel, como la nieve... de Fernando del Paso
Es tan blanca, tu piel, como la nieve. La nieve quiere al sol por lo brillante. Y el sol, que se enamora en un instante, se acuesta con la nieve y se la bebe. El sol, aunque es muy grande, no se atreve a hacerse olvidadizo y arrogante: se acuerda de su novia fulgurante y se pone a llorar, ...
Tinta china de Xavier Villaurrutia
Es una inmensa hoja de biombo de cielo y no hay luna en el parque, se ha borrado el tenaz colorido de mi prado que hermana su negror al desconsuelo. En esta noche el musgo es terciopelo y es tan grande el silencio y tan helado que los búhos han olvidado y tienen miedo de lanzarse al vuelo ...
Mariposa azul emprende vuelo de Jaime Augusto Shelley
Esa mañana de luz encrucijada lo vivido del polen, el ansia en convulsión y un abrazo que parece ser el último, dejaban cristalinas casi transparentes veladuras en el desasosiego del lecho tendido entre las flores. No se mide un instante ni dura en precisión más o más. No existe, tampoco, ...
Rincón del extranjero de Jaime García Terrés
Esconde la plegaria salvaje de tus ojos, tentaciones en flor. Mas di, muchacha, ¿dónde puedo morar en esta tierra? De blandas latitudes vengo; mi país desconoce los suelos calcinados, el ávido prestigio sobre cada tumba. Por mi cuerpo resbala savia diferente. ¿Amar aquí? ¿Sembrar...
Anacusia de Jaime Augusto Shelley
Escribía sobre el amor, ¡Como si no tuviera otras que decir, más importantes! Sobre cosas que pasan, sobre miasmas de siempre, acerca de pólipos y amibas, y eso sobre el amor . Caía sobre de ello, sobre de ellas tres, hembras de mi alquimia. Escribía sobre ti, yo mismo y otra. ...
Escribo sobre la mesa crepuscular... de Octavio Paz
Escribo sobre la mesa crepuscular, apoyando fuerte la pluma sobre su pecho casi vivo, que gime y recuerda al bosque natal. La tinta negra abre sus grandes alas. La lámpara estalla y cubre mis palabras una capa de cristales rotos. Un fragmento afilado de luz me corta la mano...
Aceleración de la historia de José Emilio Pacheco
Escribo unas palabras y al minuto ya dicen otra cosa significan una intención distinta son ya dóciles al Carbono 14 Criptogramas de un pueblo remotísimo que busca la escritura...
Aurora de mañana de Tomás Segovia
Escuchas morador? No cesó nunca este rumor de astros Dentro de ti grandes sombras lo escuchan Son dos silencios desiguales La noche de tu oído Es violenta y cerrada y sin estrellas En ella la mudez escucha Pero no has muerto si no muere todo El amor te deshace...
Mural barroco de Carmen Alardín
Escucho a Bach consciente de que esa piel que te envuelve es la misma que ahora me circunda que me llena de lirios navegantes, porque no somos dos sino algo que se cumple solemnemente en una flor. Somos una cadencia, un aria triste, un aire que se empapa con los mares del sur, ...
Ulises de Thelma Nava
Ese color le sienta a tu estatura a tu forma de hablar y de mirarme. Navega un barco en la acera de enfrente. El tiempo detiene sus velas y tu llegas náufrago a mis brazos. Solemos pasar el tiempo contando las...
Ese Cristo... de Guadalupe (Pita) Amor
Ese Cristo de tápalo encarnado, de terciopelo recamado de oro me causa espanto, compasión, azoro y lo llevo en mis ojos reflejado. Ese Cristo en su cruz crucificado me mira tenazmente y sin decoro Él sabe que al mirarlo siempre lloro y me pide por mi ser desclavado. ...
Nocturno llanto de Elías Nandino
Ese llanto invencible que brota a media noche, cuando nadie nos ve ni nuestros propios ojos pueden atestiguarlo, porque es llanto reseco, privado de su sal, desvestido de linfa, con aridez de fiebre y amargo como el humo de los remordimientos. ...
Diluvio de Salvador Novo
Espaciosa sala de baile alma y cerebro dos orquestas, dos, baile de trajes las palabras iban entrando las vocales daban el brazo a las consonantes. Señoritas acompañadas de caballeros y tenían trajes de la Edad Media y de muchísimo antes y ladrillos cuneiformes papiros, tablas, ...
Asesinado por la lluvia de Carmen Alardín
Esperaba rastreando por la tierra, seduciendo a las rocas con su ensueño mortal. Esperaba pintar de otro color su reja enamorada, pensando ya que nadie más lo esperaría del lado opuesto a su esperanza. Esperaba ver brotar otro arbusto de su semilla calcinada. Combatiendo...